lunes, 13 de junio de 2016

Anónima testigo protegida

España es constitucionalmente un país aconfesional. Eso es una verdad a medias porque la iglesia católica sigue metiendo el cucharón en todas las salsas legislativas aunque su influencia sea cada vez menor. Así que en este país con ínfulas de modernidad la verdadera religión es el fútbol. No hay gobierno que se atreva a meter mano en ese mundo. Por no atreverse, ni siquiera osa cerrar un campo, o embargarlo, cuando un club no paga impuestos o tiene un descubierto millonario con la Seguridad Social. Que los hay.

No hay gobierno ni intelectual con redaños suficientes para plantar cara a un dirigente futbolero. Por las dudas, acuérdate de Gil y Gil. O del Pérez actual. O del Núñez de antes. Los hay a montones y en cualquier tiempo con un nexo común: todos se relacionan bien con el poder y todos han hecho mangas y capirotes sin que nadie levantara la voz.

Esos capos del fútbol son los que amparan sucesivas camadas de "chicos del balón de oro", mozos con no necesariamente muchas luces pero hábiles a la hora de hacer filigrana con la pelota y llevarla a gol, a los que han convertido en los nuevos ídolos. Rara es la familia donde haya un niño cuyo padre no haya soñado alguna vez con verlo convertido en un messi, un ronaldo o un neymar

Son chicos con escasa formación, salvo honrosas pero muy escasas excepciones, que alcanzan la fama muy jóvenes y con la fama, dinero, coches, halagos, gloria... y mujeres guapas. Así, en plural. No hay revista que se resista al binomio futbolista+modelo como no hay representante o directivo que se resista a los caprichos de estos ídolos, los modelos que se ofrecen a la juventud actual. 

¿Y qué piden los chicos del balón, además de una novia modelo? Una ficha multimillonaria, un buen contrato publicitario, un casoplón, un coche.., y no pagar impuestos. Pues no hay más que hablar. Si es necesario, se hace una ley especial para que puedan tributar la mitad de lo que deberían pagar. No hay capricho que se les resista ni gobierno que se oponga. Y cuando, pese a todo, se descubre que estos supermillonarios ni siquiera pagan lo que les corresponde y se dedican a defraudar al fisco, ahí están sus admiradores, que a lo peor están en paro y no tienen ni para volver a casa en el autobús, para jalearles a la puerta de los juzgados. 

Aunque no es la primera vez que estos mocetones dan la nota en alguna concentración llevándose mujeres en plural y sin permiso, estos días ha saltado la noticia que vincula a algunos futbolistas con un empresario acusado de pornografía infantil, trata de mujeres y blanqueo de capitales. Según esta información, el empresario proporcionaba prostitutas para los jolgorios de los deportistas. Una de estas jóvenes ha decidido colaborar con la policía como testigo protegida para testificar contra el empresario y ha dado los nombres de los futbolistas, uno de ellos concentrado con la selección nacional. Y se ha armado la mundial. No por la actuación de los chicos, ninguno de los cuales llega a los 30 años, ni porque las chicas hubieran sido maltratadas y obligadas a mantener relaciones contra su voluntad, sino por el daño que se hace a la selección. 

La casualidad ha querido que el escándalo saltara a las puertas de la Eurocopa, un campeonato futbolero que se disputa en Francia y que, al parecer, tiene a los europeos en ascuas pero que, de momento, está ofreciendo imágenes de grupos violentos y borrachos que destrozan los lugares por donde pasan. El ministro del Interior de España, que es también responsable de la protección de las mujeres maltratadas, se ha apresurado a decir que espera que esta denuncia no afecte a los chicos de la selección.     

Me pregunto cómo se sentirá la anónima testigo. Me pregunto cómo habrá llegado a la situación en que se encuentra, a cuántos futbolistas -y empresarios y políticos y periodistas, quizá- habrá tenido que soportar, en qué momento y por qué razón se decidió a colaborar con la policía y empezar a contar lo que sabía arriesgando su seguridad y su futuro. Me pregunto qué pensará de esta sociedad que se compadece del explotador y no de la persona explotada. Me pregunto cuántos miles de mujeres, miles, sí, están siendo explotadas sexual y laboralmente en régimen de esclavitud aquí, a nuestro lado, sin que nadie mueva un dedo para evitarlo. Me pregunto quién se beneficia de esa permisividad, quién paga y quién cobra, adonde van esos ingresos.  

Y me pregunto también cómo se sentirán tantas mujeres maltratadas que en estos momentos dudan si denunciar o no a su maltratador cuando escuchan al ministro del Interior tan preocupado por los futbolistas que no le queda tiempo ni compasión para pensar en la testigo protegida. ¿Protegida? Protegidos, ellos. Bien protegidos.     

jueves, 9 de junio de 2016

El Bosco en el Prado

Información para los "pradoadictos" y "boscoadictos". La exposición que el Museo del Prado ha montado al Bosco es excelente. Muy buena y muy bien montada. Pero va camino de convertirse en una edición corregida y aumentada de la de Velazquez, hace más de un cuarto de siglo. Colas de dar la vuelta al edificio de Villanueva. Nada de llegar y besar al santo, hay que pedir hora.

A los que venís de fuera, ni se os ocurra llegar sin reserva porque podéis volveros con las ganas. Incluso si tenéis entrada, la visita resulta un poco agobiante. Mucho personal indígena y mucho guiri, unos y otros se apalancan delante de cada obra y ahí se quedan leyendo el folleto que el museo proporciona, como si la exposición fuera para ellos solos o se amontonan frente a las obras que desde hace décadas se pueden ver sin problemas en el mismo Museo.

El personal del Prado nos ha informado que las horas buenas para verla son las que van entre las 2 y las 4. Así que a comer pronto.