lunes, 7 de diciembre de 2015

Del viva la Pepa al vivan las caenas

Fue don Antonio Machado quien dejó escrito lo de las dos Españas, una de las cuales ha de helarte el corazón, pero esa dualidad tan hispana de defender algo y su contrario viene de antiguo. Y así, tan español es el catedrático y político don José Antonio Labordeta como el registrador y político don Mariano Rajoy, tan distintos entre sí.
En 1812, las Cortes de Cádiz aprobaron una Constitución liberal, progresista para su época en el sentido de que contemplaba derechos que ya se disfrutaban más allá de los Pirineos. Como se aprobó el 19 de marzo, fiesta de San José, la sal gaditana la bautizó como la Pepa. El viva la Pepa se convirtió en una profesión de fe democrática ciudadana.
Desde 1808 los reyes y su prole permanecían en Francia bajo la tutela de Napoleón, en una actitud de sumisión que habla bastante del carácter de Carlos IV y de su hijo Fernando VII.
En 1813, Fernando VII volvió a España como el rey Deseado. Antes de llegar a palacio, un grupo de españoles -que habían sido abandonados a su suerte por los monarcas a la entrada del ejército francés en 1808- desató los caballos que arrastraban la carroza y ellos mismos tiraron de ella al grito de “vivan las caenas”.
El rey restauró el absolutismo, derogó la Constitución y comenzó la persecución de los liberales. En 1820 se produjo un pronunciamiento militar que dio paso al trienio liberal en el que se restableció la Constitución gaditana. Pero el rey, mientras parecía acatar la Constitución, conspiraba para volver al absolutismo, lo que consiguió en 1823 mediante la intervención de la expedición armada francesa conocida como los Cien Mil Hijos de San Luis. Los absolutistas popularizaron la proclama “vivan las caenas y mueran los negros”, en la que los negros eran los liberales.
Nos enfrentamos este mes a una elección decisiva, como todas las que han de seleccionar a quienes deben gobernar durante los cuatro próximos años un país que está desangrándose en su juventud -obligada a aceptar unas condiciones laborales de explotación o a exiliarse-, y en sus mayores, muchos de ellos obligados a sostener a los hijos y nietos en paro y sin subsidios. Un país que ve amenazados los servicios sociales que no han sido desmantelados, como los relativos a la dependencia, y, que en los últimos años ha vivido un retroceso en las leyes que protegían la libertad ciudadana, caso de la ley mordaza.
No han sido buenos los últimos cuatro años para la mayoría de los ciudadanos. No lo han sido para los trabajadores, que han perdido el empleo o el poder adquisitivo de sus salarios o ambos; no lo han sido para los pensionistas, que han visto cómo sus pensiones se rebajaban de facto al suspenderse el Pacto de Toledo y al introducirse el copago farmacéutico; no lo han sido para los estudiantes, que han visto reducidas sus becas. No lo han sido para la gente decente, que han visto cómo prosperaban la corrupción y los corruptos.
En verdad, la legislatura que acaba solo ha sido buena para quienes se dedican a la ingeniería financiera, para quienes presiden las grandes corporaciones y para Bárcenas, que ha salido de la cárcel con todos sus dineros y nadie sabe cuándo será juzgado.
Así y todo, las encuestas apuntan a un nuevo triunfo del partido que ha causado un roto considerable en millones de españoles y que aún alardea de su destreza. Ni la desfachatez con que tiró por la borda su programa para hacer lo contrario de lo que había prometido, ni su indiferencia al dolor de las miles de familias desalojadas de su trabajo y de sus viviendas, ni su desfachatez ante la corrupción parecen importarles a esos millones de personas que se disponen a votarlos en vez de botarlos.
Es el eco de ese “vivan las caenas” cíclico, tan español. Ese eco tan desalentador para quienes creemos que la política es el mecanismo para cambiar el mundo.



4 comentarios:

  1. No soy muy optimista para que se caigan las cadenas. Saludos

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  2. yo es que veo las encuestas y de verdad que no sé que pensar... tú lo has dicho todo, así que te doy las gracias, como siempre, y espero de verdad que de aquí al día veinte los españoles y españolas piensen un poquito lo que van a votar, porque cuatro años mas de lo mismo, me vienen fatal...
    besos!!

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  3. Un recordatorio muy oportuno y ¡ay! ¡Cómo echamos de menos a Labordeta! ¡Aquellos años!

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  4. Realmente parece que ni siquiera conocer la historia nos sirve para no repetirla, quiero pensar que algo hemos aprendido, que el abuelo no se equivoca y alguna vez podemos ganar, no encuentro consuelo en que será.
    Un beso

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