España en mitad del Atlántico
¿Cómo explicas a alguien que la
Seguridad Social es armador de dos barcos? Pues lo es. La Seguridad Social
tiene dos buques-hospital que prestan asistencia hospitalaria a los
trabajadores del mar cuando faenan en aguas del Cantábrico –en el caso del Juan de la Cosa- y en el banco
canario-sahariano el Esperanza del Mar.
En puridad, el propietario real
es el Instituto Social de la Marina –órgano gestor del Régimen Especial del
Mar- pero como el ISM es una entidad gestora de la Seguridad Social, por
extensión es a ésta a quien corresponde la responsabilidad de su gestión y
mantenimiento.
El primer Esperanza se hizo a la
mar en 1982 para asistir a la numerosa flota española que había quedado desprovista
de asistencia médica cercana cuando España abandonó el Sáhara. La apertura de
un centro médico del ISM en Nouadhibou había venido a ofrecer servicio a los
barcos que operaban en la zona de Cabo Blanco pero el grueso de la flota
pesquera faenaba entonces más al norte, a la altura de Dakla –la antigua Villa
Cisneros- y el Cabo Leven.
Aquel primer Esperanza del Mar
era en realidad un carguero portacontenedores habilitado como buque asistencial.
En 2001 fue botado un nuevo barco-hospital, éste sí diseñado como tal y con los
últimos avances técnico asistenciales. Se hacía a la mar el 10 de septiembre de
2001 –la víspera del ataque a las Torres Gemelas de Nueva York- y tiene su
puerto base en Las Palmas, donde recala el último día de cada mes y de donde
parte cinco días después hacia el sur del banco canario-sahariano, en el área
comprendida entre Mauritania, Senegal y Cabo Verde.
La vida de los trabajadores del
mar es de las más duras en las que puede emplearse cualquier persona.
Aunque las
condiciones de habitabilidad de los barcos han mejorado radicalmente en las
últimas décadas, el alejamiento del entorno familiar, la monotonía de la vida a
bordo,
las largas y duras jornadas laborales hacen del trabajo en el mar uno de
los más penosos y de mayor riesgo.
Anzuelos que se clavan, herramientas que
cortan, maniobras que provocan caídas, cortes, fracturas, son frecuentes en los
barcos pesqueros. Sin contar los percances sanitarios que pueden darse en
cualquier grupo humano: infartos, apendicitis, etc.
Cuando esto sucede en un barco
pesquero o mercante –todos ellos con botiquín a bordo por obligación legal- que
navega en el área del Esperanza del Mar el capitán llama al barco-hospital y la
llamada es atendida por el equipo sanitario desde donde se valora la
información proporcionada y, si así lo requiere el caso, se traslada al barco
de donde proceda la llamada. En ocasiones, la incidencia pueda ser resuelta en
el propio barco –una enfermedad, una herida leve-;
si el enfermo o herido
precisa una asistencia hospitalaria, será trasladado al Esperanza del Mar.
Una vez curado, el enfermo es devuelto a su barco
Cuando
requiera de una asistencia especializada,
será evacuado a uno de los centros
asistenciales que el ISM tiene en la costa o, si la urgencia lo requiere, será
evacuado por vía aérea al hospital más próximo, por lo común en Las Palmas, que
es donde radica el hospital de referencia del buque-hospital.
Aunque la asistencia sanitaria
es su objetivo principal, el buque asistencial está habilitado para remolcar a
los barcos que lo requieran o para apagar incendios; además,
su equipo de buzos
librará de las redes que se enredan en las hélices.
En casos de naufragio o zozobra con riesgo para la tripulación, el Esperanza del Mar recogerá a los náufragos, los atenderá y los devolverá a puerto.
La foto con la que cumplo el
cuarto de los retos impuestos por Laura-Peripecia corresponde a una asistencia
del Esperanza del Mar en alta mar. Una de las lanchas rápidas en las que el equipo
médico del buque-hospital se aproxima al barco que ha demandado ayuda.
Es un trabajo
de riesgo, como todo el que se realiza en alta mar, porque el océano no se anda
con contemplaciones. Pero, en mitad del Atlántico, es lo más parecido a la
asistencia sanitaria de la que se benefician el resto de los trabajadores
españoles en tierra firme.
Lo sabia, aunque no lo recordaba, de todos modos esto tenía sentido cuando España era la primera flota del mundo y los primeros en comer pescado, hoy en un mundo global, donde compramos a los sudafricanos, a chilenos o traemos pescado, a veces contaminado de China, tengo mis dudas de esa necesidad de tener barcos hospital.
ResponderEliminarSaludos