La
libertad que pintes en tu imaginación como deseo se cumplirá. Ese
es el mensaje que Dulcinea le deja a Sanchica Panza. Cualquier cosa
que imagines podrás llevarlo a cabo. Aunque seas mujer.
Coincidiendo
con el 400 aniversario de la muerte de Cervantes que se cumple el 23
de abril, el Teatro Español ha puesto en escena una obrita -el diminutivo es por su ligereza y optimismo- con texto
de Ainhoa Amestoy en la que dos juglaresas – Las Marías de
Lavapiés- recuerdan ante los espectadores la intervención de las
mujeres en la más famosa novela de don Miguel: El Quijote.
En Quijote. Femenino. Plural Sanchica,
empujada por Teresa Panza, su madre, que desconfía de la cordura de
Alonso Quijano, y de la sensatez de Sancho, va siguiendo a ambos en
sus correrías sin que ellos se percate. En el pueblo deja a Lope
Tocho, un mozo rollizo y sano, del que está enamorada. Y en el
camino va tropezando con otras mujeres: Luscinda, Marcela,
Maritornes, Quiteria, Claudia Jerónima, la Duquesa, que le irán
aconsejando sobre diversas materias. Pero será Dulcinea quien se le
aparezca en sueños -un pasaje escrito por Fanny Rubio- y le
descubrirá un mundo más allá de las convenciones.
En
este viaje iniciático, Sanchica no sólo descubrirá el mar sino que aprenderá el significado de la libertad y el
valor de la elección personal. Y los espectadores redescubrirán la
vigencia universal e intemporal del Quijote y la valentía de
Cervantes.
Todo
ello en un tono divertido, alegre, “un canto a la libertad cargado
de un mensaje solidario, revelador y optimista, que hace que nos
congraciemos con la vida”, en palabras de Amestoy.
Un
espectáculo del que se sale con ganas de sumergirte en el mundo de don Quijote y seguir sus pasos, ahora en compañía de estas mujeres, tan libres, alegres y decididas.
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