Burgos
tiene unas salas de exposiciones tan peculiares y extraordinarias que en
ocasiones no se sabe si admirar antes el continente o el contenido. A ver cuántas
ciudades pueden competir con una Casa del Cordón, un Monasterio de San Juan y
un Arco de Santa María, todo junto.
En
el Arco de Santa María expone hasta el 12 de abril Delso. Miguel Ángel
(Martínez) Delso ha traído a Burgos una pequeña colección, su obra de los
últimos años, alguna de gran formato, que ha titulado A través de la ventana. Según
veo en su web el año pasado ocupó el claustro de San Juan con piezas de
formato similar en compañía de Enrique del Rivero, fotógrafo. Siento habérmela perdido porque las imágenes
son espectaculares.
La
que ahora se puede ver en el Arco es más íntima pero igual de espectacular. Acudimos
una mañana de martes y en la sala hay varias personas que pasean entre las
obras y se detienen ante alguna con aire de sorpresa o admiración.
No
puedo resistir la tentación de acariciar alguna pieza, es un tacto suave, a
pesar de la rugosidad de su aspecto, cálido, que proporciona una sensación de
familiaridad y de calma. Me detengo ante una de sus “ventanas” y paso mi mano por
ella con fruición. Uno de los visitantes me dirige una mirada de reprobación,
le devuelvo una sonrisa.
Quisiera
señalarle, como Julián Valle afirma en el catálogo de la exposición, que esas
piezas “nos hablan del espacio que habitamos y también del territorio que
acariciamos con la mirada, en el que nos reconocemos”. Porque Delso nos muestra
un territorio conocido. Son obras de madurez y de sazón, de seguridad y de
riesgo, de quien avanza porque sabe el terreno que pisa, después de haberlo
transitado mucho.
Delso
eligió vivir en Aranda de Duero (30.000 habitantes, al sur de la provincia de
Burgos) y allí enseña la alquimia de la cerámica, los secretos de la tierra, el
agua y el fuego, en la Escuela de Cerámica que él mismo dirige. Cientos de
alumnos han pasado por esas aulas en las que han aprendido a crear, a elaborar belleza.
Las
noticias de hoy hablan de que la Agencia Tributaria ha dado una larga cambiada
al juez Ruz a propósito de las donaciones opacas que recibió el PP, afirmando
que el partido no estaba obligado a declarar lo que recibía en negro. La realidad
cotidiana está alcanzando un grado de degradación, de miseria y corrupción tal
que sólo la belleza es capaz de aportar algo de bálsamo al espíritu.
Suerte
que aún queden Delsos, que nos permitan mirar a través de sus ventanas.
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