Ayer se cumplían 40 años de la aparición de El País, un periódico que en aquel momento venía a anunciar una manera distinta de informar, de hacer periodismo. Pero aquel primer número salió con grandes dificultades y eso hizo que no llegará a muchos lugares de la periferia, a lo que entonces se conocía como provincias.
A Aranda, en la provincia de Burgos, llegó al día siguiente, el 5 de mayo. En esa misma fecha se daba por concluida la huelga en la factoría Michelin, que se había prolongado durante 90 largos, eternos días. Mientras el número 2 de El País llegaba a los quioscos los trabajadores de la fábrica de neumáticos volvían al trabajo.
No todos. Como ya he contado, 37 de ellos fueron despedidos y la empresa se negó en redondo a su readmisión. Se inició para ellos y para sus familias una vida mucho más difícil de lo que había sido hasta entonces. La mayoría habían sido tentados con suculentas mejoras si rompían la huelga pero se negaron a ser desleales con sus compañeros. Algunos abandonaron la ciudad y nunca volvieron. Otros permanecieron buscando un trabajo que siempre se les regateó, sospechosos de unas acusaciones nunca formuladas.
Han pasado 40 años y así que pasen otros 40 más, los trabajadores que desde entonces gozaron/gozamos de unos derechos por los que ellos lucharon estaremos en deuda con Marcos, Moncho, Ricardo, Eliseo, Ciríaco, los Jesuses, Pedro, José Luis, Carlos, Paco, Victor, José Manuel y el resto de los despedidos.
Porque cuando se homenajea a quien explota y se olvida a quien ayuda se está eligiendo un modo de vida.
A Aranda, en la provincia de Burgos, llegó al día siguiente, el 5 de mayo. En esa misma fecha se daba por concluida la huelga en la factoría Michelin, que se había prolongado durante 90 largos, eternos días. Mientras el número 2 de El País llegaba a los quioscos los trabajadores de la fábrica de neumáticos volvían al trabajo.
No todos. Como ya he contado, 37 de ellos fueron despedidos y la empresa se negó en redondo a su readmisión. Se inició para ellos y para sus familias una vida mucho más difícil de lo que había sido hasta entonces. La mayoría habían sido tentados con suculentas mejoras si rompían la huelga pero se negaron a ser desleales con sus compañeros. Algunos abandonaron la ciudad y nunca volvieron. Otros permanecieron buscando un trabajo que siempre se les regateó, sospechosos de unas acusaciones nunca formuladas.
Han pasado 40 años y así que pasen otros 40 más, los trabajadores que desde entonces gozaron/gozamos de unos derechos por los que ellos lucharon estaremos en deuda con Marcos, Moncho, Ricardo, Eliseo, Ciríaco, los Jesuses, Pedro, José Luis, Carlos, Paco, Victor, José Manuel y el resto de los despedidos.
Porque cuando se homenajea a quien explota y se olvida a quien ayuda se está eligiendo un modo de vida.
Cierto, el país ha ido envejeciendo cada vez peor. Tu última frase podría ser el logo de ese diario.
ResponderEliminarSaludos
tienes toda la razón... se está eligiendo...
ResponderEliminarclaro que nosotros, en base a eso, también podemos elegir...
besotes!!
Se olvida, se maquilla, se disfraza, se cuenta de otro modo o no se cuenta y el tiempo pasa y la semilla de la cobardía nunca se queda seca.
ResponderEliminarLástima de El País, lástima de país.
Un beso