Iba a escribir que se ha pasado como un suspiro pero no es verdad. Este ha sido un largo quinquenio negro. El tiempo transcurrido desde el 15 de mayo de 2011 y el de 2016 es uno de los periodos más duros y dramáticos de nuestra historia reciente. Un tiempo, gestionado políticamente por el Partido Popular, durante el que tres millones de personas han sido expulsados de esa franja más o menos confortable que es o era la clase media. Una clase media que gozaba de trabajo con el que ganaba un sueldo, no muy alto pero que le permitía algunos caprichos: unas pequeñas vacaciones, comer fuera de casa de vez en cuando, ir al teatro... Tres millones de personas han pasado directamente a la clase baja o han sido excluidos del sistema. Entretanto, una minoría se ha enriquecido hasta extremos vergonzosos con el beneplácito de todas las instituciones creadas para llevar a cabo una distribución equitativa.
Eso sin contar con los cuatro millones de parados, la mayoría sin cobertura social, los recortes en sanidad, en educación, el desmantelamiento del sistema de dependencia, a lo que hay que añadir el recorte en los derechos que parecían consolidados: derechos laborales, de expresión... Un quinquenio negro.
Pese a las expectativas y la ilusión que suscitó el movimiento 15-M, la realidad ha sido obstinada. Las elecciones celebradas unos días después consagraron la mayoría absoluta del PP y abrieron una brecha en la izquierda que no se va a cerrar ni pronto ni fácilmente.
Un quinquenio negro pero no inútil. El 15-M supuso una aldabonazo, un grito común de protesta, un diagnóstico de los males que aquejaban al país. Pero no solo. Fue también una llamada para elaborar propuestas que nos sacaran del atolladero. Una generación, marginada por la crisis, se ha lanzado a imaginar nuevos formatos de gestión, nuevas soluciones para problemas endémicos. Aún no sabemos si nos sacarán del atolladero pero resultan esperanzadores y suponen un primer paso.
En lo político, en este tiempo le ha salido un competidor al PP en Ciudadanos, que pretende ser una derecha civilizada y está por ver si lo consigue. Y ha surgido un movimiento nuevo, Podemos, que se reclama heredero del movimiento 15-M, ni de izquierdas ni de derechas, con vocación y aspiración de gobierno. Podemos se ha presentado como la renovación pero, hasta el momento, ha presentado un programa socialdemócrata y ha seguido las pautas de los viejos partidos. Lo que viene a demostrar hasta qué punto es difícil transformar las prédicas y las ilusiones en realidades.
No ha sido un quinquenio fácil para nadie, excepto para esos privilegiados que residen en el paraíso, ajenos a contingencias. En este país del primer mundo hay miles de niños que pasan hambre todos los días, jóvenes que no encuentran trabajo ni lo van a encontrar, jóvenes que han tenido que abandonar el país para poder vivir, familias sin ningún ingreso, familias que tienen trabajo pero no llegan a fin de mes, jubilados que sostienen a sus hijos y nietos, pensionistas que ven cómo se deprecian sus ingresos, dependientes abandonados a su suerte.
Hoy he pasado por Sol. Aparentemente, la única diferencia es que el nuevo ayuntamiento ha quitado los obstáculos que impedían sentarse en los bordes de las fuentes. Sin embargo, nada será igual después del 15-M . Nada podrá ser igual.
El 16 de mayo de 2011 escribí este post. Luego, seguí con emoción la acampada de Sol y los movimientos de aquellos días. Pero tres días antes, había escrito también:
"Una ola de conservadurismo nos invade con más eficacia que el tsunami que se extendió por las costas japonesas tras el terremoto. Se diría que la izquierda ha desaparecido. Nada queda del comunismo, ni del socialismo, tal como cuando éramos jóvenes pensamos que construiría la sociedad. Apenas queda nada del centrismo progresista que soñamos en los años de la transición. ¿Qué ha ocurrido? ¿Por qué no somos capaces de elaborar una alternativa válida? ¿Por qué no somos capaces de reaccionar? No tengo respuestas. Sólo preguntas". Y me parece que sigue en vigor como hace cinco años.
El 16 de mayo de 2011 escribí este post. Luego, seguí con emoción la acampada de Sol y los movimientos de aquellos días. Pero tres días antes, había escrito también:
Tras ver como en el 2011 un presidente socialista dio prioridad al pago de la deuda modificando el artículo 135 de la Constitución (siempre han dicho que había que votar los cambios), ya no me creo a nadie ni a la teórica izquierda moderada y aún menos de la derecha, sus mentiras han corrido como ríos, ¿en quien confiar? ¿en Unidos Podemos?, a estos, en el caso de que ganara, que está por ver, no les dejarán dar ni un paso.
ResponderEliminarSaludos
La experiencia reciente demuestra que la izquierda "unida" y pura siempre favorece a la derecha. Anguita el puro fue el inventor de la pinza, que tantas alegrías proporcionó al Aznar.
Eliminara veces pienso que con los términos como izquierda, o rojo, o comunista o socialista, está pasando algo parecido que con el término feminista...
ResponderEliminarsiempre he dicho que uno de los grandes logros del patriarcado ha sido dotar de una serie de significados negativos, un término que no lo es... estigmatizar una palabra, denostarla, vaciarla de su verdadero significado y resignificarla para que diga cosas que en realidad no dice para que la gente no quiera que la adjetiven con ella... y creo que la derecha (mediática y no mediática) está haciendo lo mismo con los términos que tengan algo que ver con las ideologías de izquierdas... y les está saliendo bien...
a mí, como las palabras no me dan miedo, me da igual, soy una feminista de izquierdas, eso es así, y no me da miedo decirlo... pero me preocupa el miedo que algunas palabras generan en la gente que me rodea...
en fin... ya ves que tonterías te suelto al hilo de tu post de hoy...
post, que por cierto, me ha encantado... porque sí, han sido cinco años muy oscuros y muy largos, y porque tienes toda la razón, tus palabras siguen en vigor...
besotes!!! y perdón por el rollo que te he soltado...
Si alguna vez deja de gobernar el PP habrá que editar un nuevo diccionario para recuperar los conceptos perdidos.
EliminarUna alegría verte por aquí.
¡Y tan duros! En el 2011 había una esperanza, una salida. Hoy todos los caminos se estrechan, cuando no se cierran.
ResponderEliminarLo has descrito tal como lo pienso
EliminarEsperaba esta crónica, así como el recuerdo de los "directos".
ResponderEliminarLas preguntas siguen ahí y las respuestas se ven confusas, pero creo que algo ha cambiado: son más los que se preguntan, son más los que opinan, son más los que tienen los ojos abiertos, así que ojalá seamos capaces de asumir riesgos y dar un paso adelante.
Un beso cronista
Ya me gustaría compartir esos ojalás.
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