Madrid invita a salir de casa y los madrileños, sean de cuna o de adopción, estamos siempre prestos a aceptar la invitación. Entre una ración de gimnasio y un paseo por el callejero madrileño, para mi gusto no hay color.
Así que puedes
empezar por donde más te guste y ponerte a andar. Por Callao, por ejemplo, y
seguir la calle Preciados hasta el final. Así te percatarás de que las losetas
del suelo están levantadas una sí y otra también. Si conocieras al encargado de
revisar el estado del firme se lo dirías pero, como por aquí parece que no pasa
nadie del ayuntamiento, sigues tu camino.
En la Cuesta de
Santo Domingo te percatas de que han cerrado “La huerta de Lleida”. Lástima,
porque hacían unos caracoles a la llauna que te chupabas los dedos. Ahora hay
una cervecería.
Enfilas hacia
Ópera y cruzas por la calle Campomanes. Te acuerdas de cuando estaba aquí la
sede del PCE, el histórico, donde Carrillo dio la rueda de prensa aún en la
clandestinidad, antes de la legalización del Sábado Santo. Acabas de leer
Miseria y Grandeza del Partido Comunista de España, de Gregorio Morán, y no
quieres enredarte en recuerdos de personas queridas para no perder el ánimo así
que aprietas el paso hacia la calle Arrieta.
Es ésta una calle
señorial, próxima al Teatro y al Palacio Real. En el número 12 se alza la Real Academia Nacional de Medicina con fachada neoclásica y una imponente portada
flanqueada por dos atlantes. De la fachada colindante cuelgan varias placas:
aquí nació, vivió y murió la filóloga y escritora Carmen Bravo Villasante; aquí
vivió y de aquí salió el cortejo fúnebre de José Gómez “Joselito”, muerto en
Talavera de la Reina en la plenitud de su fama.
La casa hace
esquina con la Plaza de la Encarnación, frente al Real Monasterio del mismo
nombre, fundado por Margarita de Austria, esposa de Felipe III. El convento
guarda obras notables y dos relicarios famosos: uno contiene sangre de San
Genaro y otra de San Pantaléon. Se cuenta que la sangre de este santo se licúa
en su fiesta, cada 27 de julio, y si no ocurre es anuncio de todos los males. Confieso
humildemente que en mi ya lejana juventud, una tarde de verano hice cola para
ver el prodigio y no sólo atisbé una cosa oscura dentro de algo parecido a una
custodia pero no sería capaz de afirmar ni negar si era sólido, líquido o
gaseoso.
Siguiendo la
fachada del monasterio en su vertiente de la calle Encarnación llegas a la
Plaza de la Marina Española, sede del Senado. Frente a la puerta del edificio
antiguo se alza un monumento a don Antonio Cánovas del Castillo, el político
conservador del bipartidismo decimonónico.
El Senado tiene
un ala moderna con acceso a la calle Bailén. Un cartel con la leyenda “Completo”
impide el paso. Será por eso que el senador Francisco Granado ha dimitido esta
misma mañana. O porque le han pillado con una cuenta en Suiza de millón y medio
de euros de vellón.
Me da por
filosofar acerca de lo fácil que hacen millones algunos y lo difícil que tienen
otros pagar casa, agua y luz pero noto cómo me voy recalentando así que vuelvo
al paseo. En un balcón alguien ha colocado varios carteles: "Pro vida
oprimida, NO" y "Los vientres libres harán hombres libres", rezan,
justo al lado de la plaza que indica “Calle de la Encarnación”. En el mismo edificio pero en la vuelta a Marina
Española permanece Caripén, tablao flamenco que fue de Lola Flores, ahora convertido
en un bistrot.
La Plaza de
Oriente luce esplendorosa en esta soleada mañana que anuncia la primavera. En
el jardín más próximo a la Encarnación se levanta un monumento al soldado Luis
Noval, el cabo Noval, “iniciado por mujeres españolas”. En el mismo jardín hace
ejercicio un grupo de personas y un poco más allá, un colegio en pleno desfila frente
al Teatro Real.
Saliendo hacia la
calle Vergara, esquina con la de Unión, una placa recuerda que aquí estuvo “La
Puerta de Valnadú demolida en 1567. Acceso a la muralla medieval de la Villa”.
Bajo ella un grupo de turistas se desliza sobre ese raro patinete de dos ruedas. Me imagino sobre uno de esos artefactos e, instintivamente, me llevo
las manos a las gafas.
Atravieso la
Plaza de Ópera, en realidad de Isabel II, en honor a la rechoncha reina que
mira lo que ocurre desde la altura de su pedestal, y toma la calle Arenal. Como
siempre, está llena de paseantes, unos guiris de fuera, otros guiris de dentro,
y algunos locales.
En el Joy Eslava
se anuncia el espectáculo “Monólogas”, unos monólogos de mujeres para mujeres. Lo
curioso es que lo patrocina una marca de mayonesa baja en calorías. Será para combatir
estereotipos, me digo.
En la Puerta del
Sol, la manifestación nuestra de cada día. En esta ocasión, los trabajadores de
Coca-Cola reparten publicidad entre los paseantes pidiendo que no se compre la
bebida de la marca. “Reforma laboral, muerte social”, corean. Enfrente, para
proteger el acceso a la sede de la Comunidad, forman muralla varias lecheras de
la policía. Fuera, varios policías montan guardia. No los cuento pero deben
tocar a uno y medio por manifestante.
En la Plaza Benavente
un grupo numeroso de jóvenes hace cola para entrar al viejo Teatro Calderón. Me
los encontré hace semanas y pensé que se trataría de fans de Justin Bieber, Miley
Cyrus o similar pero, para mi sorpresa, me explicaron que estaban esperando
para entrar a un desayuno filosófico con Fernando Savater. Hoy he preguntado
directamente por el conferenciante y me han dicho que Eduardo Mendoza.
- La Infanta “no sabe” o “no recuerda” nada de Aizoon y lo fía todo a “la honradez de mi marido”.
- Denuncian que
200.000 dependientes severos no reciben ningún tipo de ayuda.
- Montoro propone rescatar a Sacyr para evitar un agujero de 3.450 millones al Estado.
A mi la clase de pilates me cunde menos nena, claro que sin cámara para hacer esas fotos... gracias por el paseo y sobre el artista callejero, no lo dudes la tienen.
ResponderEliminarBesos
Con ese paseo seguro que te ha salido una úlcera.
ResponderEliminarBesos
Qué excelente paseo! Además de bonito, variado y ameno. Cuando vuelvo a Madrid, es difícil que deje de pasear por esas mismas calles.
ResponderEliminarSaludos!
que maravilla de paseo!!!
ResponderEliminarestuve en Madrid la semana pasada (pero como solo iba para un día me limité al Thyssen, prado y la calle de las huertas...) y mejor tu paseo que el mío...
sobre la pintada: me pasa como a ti... lo mismo tiene razón...
besos!!!