En los años que pasé en el internado coincidí con una compañera que era
excesiva en todo. Si se enamoraba, aseguraba que sentía los éxtasis de los
místicos. Si rompía la relación, se ponía a morir. Si tenía jaqueca, se
escondía de la luz y de las voces. En una ocasión, cayó por las escaleras y se dio
un golpe soberano en el hueso de la risa. Lo que viene conociéndose como una buena
culada. Se pasó un mes quejándose de lo que le dolía la coxígena. Logró que recordáramos
de por vida el nombre de ese hueso donde la espalda pierde su digno nombre.
Fue, como en ella era habitual, tan reiterativa que cada vez que alguien
se queja de un dolor agudo pienso en la coxígena de mi amiga.
Desde verano combino en mis lecturas dos tipos de libros: novela sin
mayores pretensiones y ensayos sobre asuntos económicos o sociales. Así, por mi
ebook han pasado, entre otros, Adiós, Heminway de Leonardo Padura; Acceso no autorizado, de Belén Gopegui; La vida después, Marta Rivera de la Cruz; Los fantasmas de Roma, de Paloma Gómez
Borrero o Pequeñasinfamias, de Carmen Posadas (estos dos últimos perfectamente prescindibles).
Pero también ha caído Indignaos, ese opúsculo salido del magín de
Stéphane Hessel, un viejecito venerable con arrestos para cantar las cuarenta a
las generaciones. Una especie de cosquillejas en la planta de los pies. No es que
duela, pero incomoda.
Luego me eché al coleto Reacciona, libro colectivo y desigual. Me gustaron
las aportaciones de José Luis Sampedro, de Federico Mayor Zaragoza, de Rosa
María Artal y de Nacho Escolar. Y el libro me dejó un poso de desasosiego.
Ya lanzada, me estoy leyendo Hay alternativas, un libro que viene avalado
por Attac. Me parece que es tan ilustrativo, tan lúcido y transparente que
viene a ser como una bofetada en los morros. Eso nos pasa por tontos y por dóciles, viene a
decir.
Empero, el más contundente de ellos me parece que ha sido El declive delos dioses, de Mariano Guindal.
Mariano es un periodista que empezó su carrera en la transición y se ha
especializado en información económica. Pero es, sobre todas las cosas, una
buena persona. Se puede estar de acuerdo o no con su manera de ver las cosas
pero lo que es seguro es que no hará sangre. No conozco a nadie que hable mal
de él. Personalmente, le tengo mucho aprecio.
El libro hace un repaso a las entretelas de la economía española desde
los estertores del franquismo al momento actual. Con la bonhomía que le es
propia, sin mala baba. Se diría que ha puesto una grabadora ante el lector y ha
dado al play. El resultado es absolutamente demoledor. Y descorazonador.
Cuando acabé de leer las 510 páginas de nuestra historia reciente me
acordé de mi amiga. Me ha dejado dolorida la coxígena del alma. Y creo que me
va a doler por mucho tiempo.
Y es que se nos olvida que el saber, aunque ocupe poco ahora, sobre todo duele, porque la impotencia aprisiona el alma, y miras a tu alrrededor buscando a quien contarle lo que sabes, con quien compartir y con quien idear el modo de cambiarlo, pero, de repente, estas sola en mitad de una ciudad que solo corre.
ResponderEliminar(hemos coincidido en bastantes)
Bufffff, pues cualquiera se expone a esta "culada" sabiendo el resultado!
ResponderEliminarMe lo apunto...para cuando me despeje
Besitos
No me gusta dar consejos (que cada cual sabe equivocarse solo) pero el libro de Mariano y el de Hay alternativas creo que son de los imprescindibles para entender qué está pasando. Aunque duela
ResponderEliminarSi no fuera porque mi mujer nunca ha estado en uninternado, diria que conozco a tu amiga de toda la vida.
ResponderEliminarSepas que el dolor de la coxigena perdura cuarenta annos despues (maldito teclado ingles (acento en la e)) y que a veces rediviva con ganas.
"El declive de los dioses", me lo apunto.
Un besino.