Madrid es una ciudad abierta donde los naturales son minoría y donde
cualquier recién llegado se siente como en casa. (Habría que hacer alguna
excepción sobre determinados colectivos inmigrantes pero hoy no quiero meterme
en honduras)
Hoy he estado en el Rastro. A tope de gente. Será que la crisis empuja a
buscar precios bajos, me digo. En el camino descubro un edificio rehabilitado
en 1985 que rememora una antigua corrala y en la que han pintado un reloj de
sol. Va puntual, ya ves.
Tras comprar la pieza que andábamos buscando seguimos camino hacia la
Plaza Mayor. Caminamos por el Madrid galdosiano. En el cruce entre las calles
de Toledo y Segovia, con la colegiata de San Isidro a la espalda, si miras a la
derecha tienes a la vista el palacio de Santa Cruz, sede del Ministerio de
Asuntos Exteriores; a la izquierda, la iglesia de San Miguel, la nunciatura y,
más cerca, Casa Paco, que es un templo a su manera. De frente, los arcos de la
Plaza Mayor.
Las calles bullen de gente. En las terrazas de la zona peatonal próxima a
la Plaza Mayor y en la misma Plaza, ni una mesa libre.
En las casetas de
artículos navideños niños y mayores se agolpan buscando figuritas del belén o
adornos para el árbol. Los pintores muestran su obra.
Hoy, domingo, abre el comercio local pero no se ven muchas bolsas de
compra. ¿La crisis? Ah, ¿de qué hablábamos cuando no había crisis?
Madrid, que padece la crisis como cualquier otra ciudad, ofrece, en
cambio, un clima amable y hoy un cielo azul. La gente se ha echado a la calle. Es
lo único gratis.
Me han venido a la memoria los años que viví en Madrid.
ResponderEliminarAquellos domingos que empezaban por MISA OBLIGATORIA y seguía por visita al rastro. Comprar, no comprábamos nada. Los estudiantes de los ´60 no teníamos ni pa tabaco pero pasábamos la mañana rebuscando por los mantones.
Dos pesetas el viaje en metro.
Por aquellos años yo iba poco al Rastro. Me he aficionado más tarde porque hay cosas que sólo encuentras allí: llaves antiguas, por ejemplo.
ResponderEliminarEn cuanto a misas obligatorias, tengo para dar y tomar. En mi cole la misa obligatoria era diaria. Y el rosario también. Así, siete años, ve sumando.
Eso te iba a decir yo, que de qué hablábamos cuando no había crisis...
ResponderEliminarLa cuestión es no quedarse encerrado en casa, aunque se lleven los bolsillos vacios ;
ResponderEliminarAins que ganas de pasear por la capi !