Gamonal como
síntoma. Todas las miradas están puestas en este barrio burgalés como el médico
pone el fonendo en la espalda del enfermo. Tosa, dice el galeno, y el paciente
tose. Ahora, diga 33. A la búsqueda de síntomas que identifiquen un diagnóstico
acertado.
El paciente –pocas
veces el vocablo será tan atinadamente justo- aquí es la población de Gamonal –unas
60.000 personas, el tercio de la población de Burgos- pero en ella están
representados los españoles. No todos los españoles, sólo aquellos que están
sufriendo las consecuencias del crack financiero –también llamado crisis-,
quienes han perdido el trabajo, o han visto reducido su salario al límite de la
miseria, quienes no pueden pagar el piso que compraron cuando sus ingresos se
lo permitían, quienes tienen que hacer cuentas todos los días para poner un
plato en la mesa, quienes pasan frío porque no pueden pagar la calefacción –y frío
es en este Burgos un concepto agresivo- quienes han perdido todo cuanto habían
conseguido después de tanto esfuerzo.
Todas las miradas
están puestas en Gamonal. ¿Qué va a pasar? Las cúpulas de los partidos,
los sociólogos desmenuzan las imágenes, las declaraciones de los vecinos. ¡Qué
bien hablan estas gentes! ¡Qué justo el verbo y el calificativo! ¡Qué dignidad
en su talante! No queremos el bulevar, insisten. Queremos que se nos escuche. Pero
hoy ha habido pleno municipal y el grupo popular, que tiene mayoría absoluta, ha
votado la continuación de las obras. El resto de los partidos con
representación en el Ayuntamiento de Burgos –PSOE, UPyD e IU- han pedido el
abandono definitivo del proyecto pero el alcalde ha asegurado que no dará su
brazo a torcer.
El alcalde lleva
una semana alimentándose exclusivamente de sapos. Todos los dedos señalan sus
limitaciones, sus carencias, sus compromisos inconfesables. Lo más suave que le
han llamado ha sido cobarde. El viernes, cuando empezó el conflicto, ya sabía
que le señalaban como corrupto. Hoy, Nacho Escolar, publicaba en Eldiario.es
una información que explica cómo se gestó el proyecto del bulevar. Teledirigido.
El corolario de la información es que en Burgos hay un grupo de empresas que se
reparten el pastel –cualquier pastel que se ponga a su alcance- y el poder
político se afana en quitar los obstáculos de su camino. Por supuesto, todo con
luz y taquígrafos. Total, ¿para qué andar con disimulo? De toda la vida es sabido que, aquí y en
cualquier parte, el que paga, manda.
La Cuatro ha entrevistado al alcalde para preguntarle por lo que está ocurriendo en la
ciudad. Es posible que la entrevista no pase a los anales como un modelo de
periodismo pero el vídeo, que se ha distribuido profusamente a través de las
redes, produce vergüenza. Sin paliativos. ¿En manos de quiénes estamos dejando
la res publica?
El paciente
permite que el fonendo se pasee por su piel. Esta mañana, grupos de vecinos se
han concentrado en la Plaza Mayor frente al Ayuntamiento, mientras se celebraba
el pleno. Muchas personas de edad, curtidos en cien batallas; muchos jóvenes,
con la ilusión de la aventura brillándoles en los ojos. Todos, con el peso de
una ciudad que arrastra una mala fama de población conservadora.
Se dice por aquí
que el PP ganaría incluso si no presentara candidatos. A la vista de lo que
está aconteciendo, parece que eso ocurrió ya en las últimas elecciones
municipales. Pero no hay que engañarse. El PP gana porque hay una población que
sintoniza con sus planteamientos políticos y sociales. Esta mañana, dos mujeres
de mediana edad, de aspecto pulcro, con esa pulcritud que confiere el no haber
pasado nunca hambre ni frío ni cualquier otra penalidad, se dirigía desde la
calle de la Paloma hacia el Espolón. “Vamos a pasar entre esta mugre”, anima
una a la otra. Esta mugre eran sus convecinos de Gamonal.
A media tarde, el
alcalde comunica que la obra del bulevar no se llevará a cabo. Sus palabras
casi se cruzan con su promesa de no dar el brazo a torcer. ¡Ay, esos brazos enhiestos
de tan infausta memoria!
Ahora, el médico, ordenará hacer radiografías. No para confirmar diagnóstico, sino para descartar males mayores.
ResponderEliminarNo pasa nada. Cuarenta días de escayola y a otra cosa.
El paciente y yo estamos en observación.
EliminarDesgraciadamente se escucha demasiado eso de "mugre", ¡¡ojala!! esa mugre se extienda por el país.
ResponderEliminarSaludos
En estas tierras, mugre es tanto un adjetivo despectivo como un término que engloba aquello que no es propio. Lo ajeno, lo ignorado, lo desconocido. El otro.
EliminarYo soy de esas tierras y mugre significa mugre, lo mismo que en el resto de España.
Eliminarprimero que nada, decirte que me ha encantado el post...
ResponderEliminarsegundo, paradas las obras, no puedo evitar preguntarme: y ahora qué?...
aquí anoche ardieron contenedores, hubo carreras y sirenas y demás...
y aquí también ganaría el pp aunque no presentase candidato...
pero... y ahora qué?...
esta claro que si ganan es porque alguien les vota, y si les votan es que están de acuerdo con los planteamientos, o principios (aunque me cueste darles ese nombre) que tiene el partido...
pero también es cierto que una mayoría no es la totalidad de la sociedad, y que son muchos los que en estos últimos dos años han visto como además de la seguridad y el dinero se les iban perdiendo otras muchas cosas...
ya se han paralizado las obras... y ahora qué?...
porque algo habrá que hacer...
muchos besos!!!
Esa es la cuestión. ¿Ahora qué? ¿Qué hacemos con los millones de parados, con los niños que no comen, con la gente que enferma de frío, con los corruptos que se pasean delante de nuestras narices, con los políticos que han olvidado su función? ¿Qué hacemos ahora con todo eso? Porque, como bien dices, algo habrá que hacer...
EliminarBesos.
Siempre seremos mugrientos, y de los otros. Lo que importa es que tengan claro que nos pueden tomar el pelo...y que somos más.
ResponderEliminarBesos
Tita, siempre hemos sido más y nos hemos dejado tomarmelnpe
Eliminarque no nos pueden tomar el pelo, quise decir..
ResponderEliminarSiempre hemos sido mas y nos hemos dejado tomar el pelo
ResponderEliminarPues ahora toca cambiar las cosas, ¿os parece poco?
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