Que
venga bien. Ese es el deseo de toda madre que espera un hijo. Que venga bien significa que nazca sano, que esté completo: el primer gesto de toda madre
es contar los dedos del recién nacido. Que venga bien.
Pero
a veces ocurre que las cosas se tuercen de fábrica y la criatura viene al mundo
con una enfermedad que, por lo común, los médicos se apresuran a diagnosticar y
a tratar, que no en balde España tiene –o tenía- una de las mejores asistencias
sanitarias públicas, universales y gratuitas. Y a veces también sucede que la
criatura nace con una enfermedad rara. Rara se llama a una enfermedad poco
frecuente, con una incidencia de menos de 5 por cada 10.000 habitantes. Y en
esos casos, los médicos a veces diagnostican pronto y otras no, pero difícilmente
tratan. No porque los médicos no sean capaces sino porque no hay tratamiento o
lo hay pero es muy caro.
Conviene
no perder de vista que los medicamentos, por lo general, se fabrican en los
laboratorios propiedad de empresas privadas y que las empresas
privadas tienen como finalidad obtener beneficio económico, no hacer caridad,
como se encargan de repetir tantas veces como se presenta ocasión. Los medicamentos
se obtienen, tras larga y frecuentemente costosa investigación, con el objetivo
de obtener un rendimiento. De una enfermedad de baja incidencia, rara, no cabe
esperar mucho beneficio, ergo, tampoco mucha investigación.
Pero
no es sólo medicina lo que se requiere en muchas de estas enfermedades infrecuentes,
también asistencia especializada, cuidados personales, atención
individualizada. Y ahí están las familias, solas, obligadas a buscar solución
por su cuenta. La sanidad pública cubre un porcentaje mínimo de estos
tratamientos atípicos y menos en tiempos de recortes.
La
Organización Mundial de la Salud calcula que existen alrededor de 7.000
enfermedades raras, que afectan al 7% de la población mundial. En España, unos
tres millones de personas sufren enfermedades poco frecuentes. Y, si bien no
hay edad adecuada para el sufrimiento, parece que éste es doblemente injusto cuando
afecta a los niños.
La piel de mariposa (epidermólisis bullosa) es
una enfermedad genética de la piel que afecta a bebés. Hasta el momento es
incurable y de por vida. Son los niños de
cristal o niños mariposa. En España hay un millar de familias que afrontan
cada día los mil problemas que comporta tener un hijo enfermo de este mal. Con ayudas
mínimas y, en todo caso, insuficientes. Para paliar en lo posible estas
carencias se constituyó en 1993 la Asociación Piel de Mariposa Debra.
La
he descubierto recientemente de manera muy casual. Bajábamos por la calle
Embajadores un domingo de Rastro y nos encontramos a un joven que plantaba
pequeñas plantas en los alcorques de los árboles de esta calle. Como cerca hay una
floristería pensamos que era una forma de publicidad pero resultó que no. El chico
nos explicó que una vecina le había dado unas plantitas que le sobraban y pensó
que estaría bien utilizarlas para mejorar el entorno; con esas y con otras que
compró apañó unos alcorques y luego le fueron dando más. Él había acondicionado
la tierra y ahí estaba, ampliando el radio de acción.
¿Es
nieta suya esa niña?, nos preguntó, señalando a una niña que miraba, cerca de
nosotros. No lo era pero daba igual. La invitamos a acercarse y a colaborar en
la plantación. Y así nos fuimos juntando un pequeño grupo. ¿Y tú por qué haces
esto?, le pregunté. No, yo estoy en la tienda de La piel de mariposa, dijo, señalando un local próximo, y creo que
todos deberíamos colaborar para adecentar un poco esto.
Total,
que nos acercamos a la tienda pensando aún que se trataba de un comercio de
ropa y complementos, tal es lo que parecía el escaparate. Nos sorprendieron los
precios, inusualmente baratos. Y es que todo lo que allí se vende ha sido
donado, a veces nuevo y otras de segunda mano, y lo que se obtiene se destina a ayudar a las familias de niños de cristal. Libros, ropa, adornos, bufandas, bisutería, hay de todo.
La
tienda está en el número 37 de la calle Embajadores pero no es la única, si clicas aquí encontrarás más información. El 28 de febrero es el Día de las
Enfermedades Raras. No estamos libres de padecer alguna vez un mal de estos y,
en todo caso, es una oportunidad de ser solidarios con quienes sí lo padecen.
De paso, no es mal día para pensar por qué este gobierno ha cortado
radicalmente los fondos dedicados a investigación que, sobre ser una actividad
de mayor valor añadido, podría contribuir a rebajar los costes de los
tratamientos y a descubrir otros nuevos.
Es triste que las enfermedades se puedan currar en función de la rentabilidad, es decir, del número de enfermos que hay y si su estudio es rentable o no, hay farmacéuticas tan sinverguenzas que tienen la capacidad de jugar con la vida de las personas, mientras tantos los llamados países democráticos y capitalistas callan o solo manifiestan que son empresas privadas y que su misión en ganar dinero, lo que no dicen es que ganan dinero con la vida de las personas.
ResponderEliminarSaludos
Qué hermosa historia de esperanza, me quedo con lo bueno, hoy cruzan las grullas Zaragoza y siempre son como un guiño a la esperanza.
ResponderEliminarUn beso
Qué bonita iniciativa, La de la tienda, la de los alcorques, la de tu post.
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