Las
Médulas es una especie de Cañón del Colorado pero en pequeño.
Situado en la comarca del Bierzo, a unos kilómetros de Ponferrada,
el paisaje es el resultado de las maniobras realizadas por los
romanos para extraer el oro adherido a estas tierras. Los restos del
fracking romano. Extraído el oro mediante la inyección de agua
traída de los ríos Sil y Cabo mediante canalización, los romanos
abandonaron la extracción cuando dejaron de considerarla rentable. Y
ahí se quedaron los surcos, las heridas en la tierra rojiza: la
mayor mina de oro a cielo abierto del imperio. Pináculos de formas
caprichosas que parecen sostenerse de milagro y que se levantan entre
montes castaños y robles.
El
conjunto es un parque, declarado Bien de Interés Cultural en 1996,
Patrimonio de la Humanidad en 1997 y Monumento Natural en 2002.
Vamos, que no puedes perdértelo.
Los
viajeros estuvieron por aquí hace años, de vuelta de un viaje a
Galicia en el que coincidieron con la caída de un meteorito que
atravesó la Península Ibérica, de cuyo paso dio cuenta la prensa
de todos los colores. Llegados al mirador de Orellán, al que entonces se llegaba en coche y ahora hay que ir andando, hicieron una
parada para reponerse del sobresalto de ver cómo una bola de fuego
se había paseado por encima de sus cabezas y he aquí que la
Naturaleza les tenía preparada una nueva sorpresa. En el mirador
lucía un sol espléndido pero por debajo de ese nivel se habían
asentado unas nubes algodonosas que impedían ver el valle de entre
las que emergían unos picos rojizos que brillaban al sol mañanero.
Los viajeros, solos en el lugar a una hora temprana, llegaron a
pensar si estarían en un paisaje extraterrestre y guardan del lugar
y del momento un recuerdo imborrable.
Luego
bajaron a tierra, al lugar de Las Médulas, y tuvieron que moverse
entre brumas, en medio de una niebla húmeda y densa que no levantó
en las horas que permanecieron allí. Se fueron, pues, con la
intención de volver en otro momento para conocer el lugar con sol.
Hemos
vuelto la semana pasada, aprovechando el veranillo de San Martín,
ese santo que ajusta cuentas con todo cerdo vivo. Llegamos desde Astorga a Ponferrada por la carretera LE-142 que sigue el
Camino de Santiago francés. Al llegar a Ponferrada pusimos el GPS,
aplicación útil sin duda, excepto cuando decide pensar por su
cuenta. El GPS estaba inspirado ese día, se puso creativo y nos
condujo poco menos que campo a través, a través en todo caso de
caminos casi impracticables. En consecuencia, llegamos a Orellán
cuando ya caía el sol y las siluetas de Las Médulas asemejaban
fantasmas entre sombras. La noche está tan agradable y templada que
recorremos tranquilamente el camino entre el Mirador y el pueblo
disfrutando los olores del monte en otoño y posponiendo las fotos
para el día siguiente, ya con sol.
Nos
alojamos en el mismo Orellán, poblado de tradición metalúrgica ya
en la época romana, en un hotel rural donde nos cuidan como si
fuéramos de la familia: mantienen el calor de la chimenea, nos ofrecen variedad de opciones para cenar, nos miman con verdadera hospitalidad. Al amanecer, desde la balconada de la habitación se contempla
el valle por donde se posan nubes dispersas aquí y allá en un
silencio solo interrumpido por el canto de los gallos y el ladrido de
los perros.
Isabel, la propietaria del hotelito, se interesa por nuestros gustos
y apetencias para el desayuno, nos ofrece unas excelentes mermeladas
de fabricación casera y nos obsequia con unas manzanas de la tierra
que huelen a lo que son: frutas recién cogidas del árbol.
Mientras Isabel explica al colega la peculiaridad de la techumbre en las casas del Bierzo, de madera y pizarra, yo echo un vistazo a las noticias del día. La prensa habla de la propuesta de ruptura con España del nuevo Parlamento catalán, de la elaboración de las listas electorales del PP, de las encuestas del CIS... Todo ello, visto desde la paz berciana, suena a chapucilla, a engañifa, a timo de la estampita, frente a la diligencia y la profesionalidad de tantas personas anónimas que cada día se levantan para hacer su trabajo y hacerlo bien.
Mientras Isabel explica al colega la peculiaridad de la techumbre en las casas del Bierzo, de madera y pizarra, yo echo un vistazo a las noticias del día. La prensa habla de la propuesta de ruptura con España del nuevo Parlamento catalán, de la elaboración de las listas electorales del PP, de las encuestas del CIS... Todo ello, visto desde la paz berciana, suena a chapucilla, a engañifa, a timo de la estampita, frente a la diligencia y la profesionalidad de tantas personas anónimas que cada día se levantan para hacer su trabajo y hacerlo bien.
Pero
no hay dicha completa. El día se va tornando lluvioso y nublado, una
capa de niebla lentamente se apodera del pueblo, primero, y de toda
la comarca, después. Los viajeros recorren Las Médulas, que en
estos años se ha convertido en un auténtico parque temático, con
restaurantes por doquier y remedos de tabernas romanas. En el pueblo
está prohibida la circulación rodada de vehículos foráneos pero
en los aparcamientos próximos se alinean turismos y autobuses cuyos
ocupantes se extienden por las calles como en procesión. La mayoría
de establecimientos están cerrados, sea por la lluvia, sea por
tratarse de un día entre semana.
Volvemos
a Orellán y recorremos una vez más el camino hasta el Mirador,
ahora bajo la lluvia. Es raro que llueva y haga niebla a la vez, nos
dicen los jóvenes que atienden el acceso a las galerías subterráneos. Será raro pero ese día nos hizo una demostración. Recorremos las
galerías excavadas por los romanos y nos asomamos al balcón sobre
el valle, ahora oculto por la niebla.
Para
volver a Ponferrada dejamos el GPS tranquilo y en Carucedo, donde
subsiste el lago formado por los desagües de las galerías abiertas
por los romanos, tomamos la N-536 y luego la A-6. Ahora que nos
sabemos el camino tenemos que volver a contemplar los resultados del
fracking romano. A ver si sale el sol de una vez.
Me encanta colarme en tu maleta, con permiso del colega.
ResponderEliminarBesos a ambos, (me apunto el viaje)