miércoles, 28 de enero de 2015

La mitad del cielo y de la tierra, ya (A Syriza & Co.)

El domingo, mientras se decidían las elecciones griegas, visitamos una exposición que ese día se clausuraba en la Biblioteca Nacional: una galería de retratos de los escritores que han recibido el Premio Cervantes, máximo galardón de las letras hispanas.
El premio se creó en 1976, se da a conocer a finales de cada año y lo entrega el rey con toda pompa y boato el 23 de abril. Hasta la fecha se han concedido cuarenta premios porque en 1979 el jurado decidió otorgarlo ex aequo a los escritores Jorge Luis Borges y Gerardo Diego. Cuarenta. ¿Y sabéis a cuántas mujeres? A cuatro. María Zambrano (1988), Dulce María Loynaz (1992), Ana María Matute (2010) y Elena Poniatowska (2013). Cuatro. Una de cada diez.
Hasta la Pubilla nota la escasez de mujeres entre tanto retrato varonil. ¿No te parece raro que haya tan pocas mujeres premiadas siendo que hay muchas escritoras para elegir?, le pregunto. Es que a las chicas nos lo ponen todo más difícil, responde ella con resignación.
Nos paramos con especial deleite ante los retratos de nuestros escritores favoritos y admiramos la prestancia que emana del cuadro de Poniatowska. Aprovecho la coyuntura para darla la charla sobre la diferencia entre derecha e izquierda a la hora de promover la igualdad. La igualdad, la solidaridad y la justicia son señas de identidad de la izquierda, le explico. ¿Podemos es de izquierda?, quiere saber ella. No sabría decirte, le contesto, a veces parece que sí y otras que vete a saber.
Pues bien, ese mismo domingo en Grecia ganó las elecciones un partido que se dice de izquierda y acaba de formar un gobierno a base de testosterona. Ni una mujer en el gabinete. Las han reservado para los segundos puestos, que es tanto como decir: a ellas el trabajo y a ellos los laureles. La historia de siempre.


Como cabía esperar, tamaña omisión ha conseguido soliviantar los ánimos de la mitad de los europeos, la mitad que corresponde a las mujeres. Porque llueve sobre mojado. Las grandes empresas –esas que cotizan en los mercados que tanto nos sobresaltan luego- se resisten numantinamente a aumentar la presencia de mujeres en sus equipos directivos. Las mujeres que consiguen trabajo lo hacen a costa de cobrar una media del 25% menos que sus colegas con atributos masculinos. El tiempo de ocio de ellos sigue siendo a costa del de ellas, que cargan con los llamados trabajos domésticos en una proporción mucho mayor que ellos. Y así sucesivamente. Podemos considera que la Ley del Aborto no es un asunto prioritario y el feminismo no consigue votos suficientes para ser tenido en cuenta entre sus círculos.
Ahora llega Syriza y empieza el reparto exclusivamente entre machos. Es como volver a empezar. Las mujeres, en términos generales, estamos cansadas de tanta tontería, de tanta pamplina, de tanta filosofía barata para justificar lo injustificable por parte de quienes se dicen de izquierda. Las mujeres tenemos derecho a la mitad: la mitad del cielo y la mitad de la tierra. Ya.

6 comentarios:

  1. Y también la mitad del infierno. Es verdad que, sin la mujer que es algo más de la mitad de la humanidad, esto no funciona, el problema es que el sistema está organizado para que el hombre ocupe lo público y la mujer lo privado, algo que así está funcionando desde la noche de los tiempos, es hoy cuando algo está cambiando y la mujer se incorpora también a ese mundo público hasta no hace mucho vedado, el problema es que tanto hombre como algunas mujeres no quieren que esto ocurra. Personalmente creo que la incorporación de la mujer a los público ya no se puede parar, pero será la propia mujer la que tiene que pelear por ello, los hombres no le van a regalar nada.

    Saludos

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    1. Los hombres no tienen que regalar nada, Emilio, pues nadie les pide ni les quita nada suyo. Las mujeres reclamamos derechos, no privilegios. Derecho al trabajo, derecho a la familia, derecho a la gestión del poder. Derecho de ciudadanía, en una palabra.

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  2. ya, no sé... pero de verdad espero que la pubilla vea esa igualdad que no sé si tú y yo veremos...
    es una de las grandes mentiras que le contaron a mi generación, y que algunas se creyeron... ya sabes, aquello de que el feminismo ya no hacía falta porque ya eramos iguales...
    y algunas y algunos siguen creyéndoselo... sino mira esa campaña absurda que hay por internet en la que unas niñas de clase bien nos explican con cartelitos porque ellas creen que no necesitan el feminismo...
    en fin... como te decía al principio, sólo espero de corazón que la pubilla tenga esa mitad del cielo y esa mitad de la tierra que nos merecemos pero que no nos dejan coger...
    besotes!! y como siempre, ya lo sabes, un placer...

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    1. Pertenezco a la generación que se ha creído firmemente que el feminismo es siempre necesario puesto que apuesta por la igualdad entre mujeres y hombres. La igualdad como forma de justicia, de solidaridad. Y he luchado por esa igualdad para mí, para mi generación, para la generación de mis hijas y para la de mi nieta.

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  3. Si es que no hay modo de emocionarse con nadie, sin duda un buen antídoto para que nos enamoren nuevos líderes, pero que pesadez, la igualdad no es un adorno, deberían tenerlo claro.

    Besos mil

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    1. Para algunos la igualdad es un adorno de quita y pon. Ahora sí, ahora no, según y cómo.

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