Los
seres humanos somos tan frágiles de corazón que únicamente
sentimos como propio el dolor cuando nos toca de cerca. El atentado
de Estambul será una noticia más en las muchas que gotean cada día
excepto si conoces la ciudad.
La
zona donde ha ocurrido la explosión es el corazón de la vieja
Constantinopla, una pequeña extensión donde se reúnen los testigos
del antiguo imperio otomano: Santa Sofía,
la Mezquita Azul,
el
Hipódromo,
la Cisterna, con sus medusas inquietantes...
Traigo aquí lo que escribí hace tiempo del
lugar para que te hagas una idea, si no lo conoces.
La
Plaza de Sultanahmet es como la Puerta del Sol estambulí, con su
kilómetro 0 y todo.
No hay turista o viajero que llegue por Estambul
y no pase por este lugar una o muchas veces.
Es lugar de ocio y de
oración en la Mezquita Azul, zona de manifestaciones, de encuentro.
Es, sobre todo, un lugar donde se entiende la historia común de los países mediterráneos y donde se siente la belleza como algo sólido, patrimonio común y universal.
El
terrorismo, la violencia, ataca donde puede pero no lo hace
ciegamente. Ataca donde más daño puede hacer. En el corazón.
Cómo no sentirse violentado por la barbaridad y cómo no volver con la memoria a los últimos pasos que diste por ese lugar. Cuando alguien está dispuesto a inmolarse no hay modo de protegerse, quizás deberíamos empezar a pensar en otro modo de combatir esta barbarie.
ResponderEliminarUn abrazo estremecido
Ya habrás oído sobre la nacionalidad de los muertos, 10 Alemanes y un Peruano. El daño en Turquía es el turismo, por ello todos los muertos ocurridos en este atentado han sido turistas, de esta forma atacan la fuente principal de ingresos de este país.
ResponderEliminarSaludos