Para quien gusta de viajar cualquier destino es bueno. Pero hay algunos lugares que tienen un significado especial. Para mí, Colliure es uno de ellos. Hasta el verano de 2012 la razón de esta inclinación tenía que ver únicamente con el hecho de que fuera allí donde se encuentra la tumba de Antonio Machado, uno de mis escritores favoritos, un intelectual que supo entender y describir el carácter español, un poeta comprometido con su época, un hombre de progreso víctima de la otra España.
Ese propósito latente de visitar el cementerio de Colliure se había acrecentado con la lectura de Ligero de equipaje, un hermoso libro en el que Ian Gibson relata la sencilla y compleja vida del poeta sevillano, que enseñó en Segovia, casó en Soria, amó en Madrid y fue a morir, en un día tristísimo, lejos de su tierra, añorando “estos días azules y este sol de la infancia”.
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