jueves, 6 de agosto de 2015

La Foz de Lumbier


Lumbier es un pueblo navarro recostado en la sierra de Leire, rodeado por los ríos Salazar e Irati que poco más adelante unen sus aguas. El Irati, que nace en la selva a la que da nombre, forma una garganta de piedra a unos kilómetros del pueblo, la llamada Foz de Lumbier.
 
En Navarra, se conoce como foz la garganta o desfiladero excavado entre paredes de roca por erosión de un río, a lo largo de miles de años. La entrada y salida de estas gargantas son pasos estrechos por los que sólo discurre el río lo que les convierte en lugares protegidos de la influencia humana, reservas de la naturaleza.
Aunque en territorio navarro hay otros ejemplos de foz, -en los ríos Salazar, Esca y Areta- la de Lumbier presenta la particularidad de que puede recorrerse íntegramente sobre el camino por el que entre 1911 y 1955 discurría un ferrocarril, conocido como “el Irati”. El recorrido es de 2,6 kilómetros de ida y vuelta y se realiza sin gran dificultad siempre que se acuda con calzado cómodo.

Las paredes de este desfiladero alcanzan en algún trecho una altura de 100 metros en las que anidan diversas rapaces y aves de variado plumaje: buitres, alimoches, chovas, grajillas, vencejos. La vegetación es de tipo mediterráneo.

Las aguas del Irati se remansan en algún tramo formando unas piscinas azules o verdosas, según la profundidad, la luz y el ramaje del entorno. El paraje es de una belleza salvaje y algo amedrentadora. Se trata de un callejón inexpugnable: bastaría colocar varios troncos de árboles a la entrada y salida de la foz para quedar totalmente aislados del mundo.
 
Acaso contribuya a esta sensación la evocación de los sucesos acaecidos aquí en 1990, cuyo recuerdo permanece indeleble entre los habitantes del entorno y también en nosotros. En junio de aquél año, un guardia civil y dos miembros del Comando Nafarroa de Eta, un hombre y una mujer, perdieron la vida a la orilla de este río; un tercer miembro del comando fue rescatado con heridas de las que logró recuperarse. La versión oficial indica que el sargento de la Guardia Civil fue asesinado por uno de los etarras y que éstos, viéndose perdidos por la imposibilidad de huir, decidieron suicidarse. El tercer etarra habría resultado herido en el tiroteo cruzado en los primeros momentos.     

Se accede a la Foz de Lumbier a través de sendos túneles, tanto si se llega desde el pueblo como si se accede desde la carretera N-240. Nosotros lo hicimos desde el pueblo, de donde parte un camino bien señalizado que finaliza en un aparcamiento vigilado (de pago). De allí parte la ruta que lleva hasta el Puente del Diablo.

Los túneles carecen de cualquier iluminación que no sea la que proviene de la luz del sol, que a duras penas penetra por una y otra boca. Quiere decir que, salvo que se vaya provisto de linterna –que no era nuestro caso- durante un tramo de este paso se transita casi a tientas orientados por la leve claridad que llega de las bocas del túnel.

 
El primero de los túneles se atraviesa con recelo pero con la expectativa de descubrir un lugar aún desconocido. Creo, además, que es más corto que el segundo. Pero en éste, próximo al lugar del suceso, se llega con el ánimo algo encogido. En este estado me hallaba cuando, al pronto, divisamos las siluetas de una pareja –chico y chica- que venía en dirección contraria a la nuestra. Lo confieso, por un instante, creí que los fantasmas de la imaginación tomaban cuerpo hasta que, al llegar a nuestra altura, saludaron con un buenas tardes, que respondimos cortésmente. Y unos y otros seguimos nuestro camino.
 
Ni que decir tiene que, al llegar al Puente del Diablo, nos dimos media vuelta sin más dilación.  

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