lunes, 20 de febrero de 2012

¿Está el enemigo?


Desde que Gila hiciera humor surrealista con la guerra el vocablo enemigo tiene entre nosotros una connotación a caballo entre la ironía y el disparate. ¿Está el enemigo?, repetía Gila ante el auricular y los españoles de aquellos años –los sesenta, los setenta, los ochenta, los noventa- se desprendían lentamente de otras acepciones menos bienintencionadas.

Los españoles no hemos aprendido del todo a enfrentar nuestras diferencias dialécticamente. Tenemos una peligrosa tendencia a identificar como adversario a quien piensa de manera distinta a la nuestra y a pasar de la confrontación a la enemistad.

Es peligroso jugar con conceptos que no son inocuos. En España, nunca es inocuo señalar a alguien como el enemigo. A muchos, eso les ha costado la vida. Pero que un funcionario público, a quien la sociedad le ha encomendado el uso racional de las armas para defender la legalidad, identifique como el enemigo a adolescentes de esa misma sociedad es, además de una pura insensatez, una temeridad.

En Valencia están ocurriendo cosas graves. Muy graves. En una comunidad autónoma al borde de la bancarrota, trufada por acusaciones de corrupción que afectan a todos los estamentos, desde la presidencia del gobierno a ediles de pueblos que apenas aparecen como un punto en el mapa, alumnos de un instituto de bachillerato han utilizado las redes sociales para protestar porque los recortes presupuestarios les han dejado sin calefacción.

Uno de los alumnos publicó en twitter una foto en la que se veía a los alumnos abrigados con mantas para protegerse del frío. El alumno fue expedientado. Como seguían sin calefacción, la semana pasada los alumnos del IES Luis Vives llevaron sus protestas ante la Consejería de Educación. La policía cargó contra ellos y detuvo a varios.

Hoy se ha repetido la protesta y la carga. La delegada del Gobierno en la Comunidad y el jefe de la Policía han ofrecido una rueda de prensa para informar sobre los hechos. Cuando los periodistas le han preguntado al comisario qué efectivos habían utilizado ha respondido que no es prudente informar al enemigo de cuáles son sus fuerzas. El enemigo.

En ocasiones, es difícil identificar al enemigo pero ahora está bien visible. El señor comisario no lo tenía muy lejos, me temo. Ayer, en Madrid muchos miles de personas salimos a la calle para protestar contra una reforma laboral que precariza el empleo, elimina de un plumazo derechos adquiridos con mucho esfuerzo y nos retrotrae a mediados del siglo XX. Muchos de quienes salimos a la calle tenemos bien identificado al enemigo: el capitalismo ultraliberal, que sólo sabe de beneficios económicos e ignora a las personas, y sus representantes en la tierra, alguno de los cuales forman parte del gobierno de la nación.

No está la situación para dejar sueltos a individuos que consideran el enemigo a adolescentes. Fue Bertold Brecht quien dijo que las revoluciones se producen en los callejones sin salida. Y la sociedad española, al menos la que conforman los millones de parados, los trabajadores con empleos precarios, los jóvenes sin futuro laboral, los empleados que ven recortados sus salarios, empiezan a tener el callejón sin salida como único horizonte.

 Los adolescentes que protestan por los recortes presupuestarios –en una comunidad que despilfarra en eventos que no se llevan a cabo y en otros perfectamente inútiles- los estudiantes que salen a la calle a reclamar mejor enseñanza pública no son el enemigo. Son nuestra garantía de futuro.

2 comentarios:

  1. ¿Dónde deja el policía de ser padre, funcionario, respetable, responsable, democrático y se convierte en el fantasma de aquellos grises?

    Me asusta.

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  2. Con lo fácil que sería quitarse un cachito de sueldo los cargazos de allí, y darle calefacción al enemigo...

    Se ve que han pensado que "calentando" también vale.

    De llorar.

    Tengo post pendiente,porque ayer mi nena preguntaba:

    a) ¿por qué les pegan?
    b) ¿Por qué van, si saben que les van a pegar?

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