martes, 24 de marzo de 2015

Medio centenar de víctimas españolas

Mujer degollada (Giacometti)
Amanece un día claro después de tanta lluvia. La primavera pugna con el invierno y nosotros sabemos que va a ganar. Las radios aún hacen balance de las elecciones andaluzas o especulan con la formación de las listas municipales. Un día normal. Y, de pronto, las redes empiezan a vomitar la mala noticia. Las radios interrumpen sus magacines matinales, las cadenas de televisión montan rápidos debates, buscan razones, causas, nombres, datos…
Se ha parado la vida.
Twitter arroja una letanía de pésames. Todo el que aspira a ser alguien se apresura a expresar sus condolencias a los familiares y amigos de las víctimas. Se crean gabinetes de crisis, se suspenden actividades: los diputados, los candidatos, el jefe de la oposición, el presidente del gobierno, los reyes cancelan su viaje oficial. Todos quieren dejar clara su impresión, su dolor por el siniestro. Las redes sociales se tiñen de duelo.
Estamos desolados.
Aún no se conocen los nombres, no hay informaciones oficiales, pero se viven con dramatismo. Casi medio centenar de víctimas españolas. El país está de luto, las víctimas son nuestras víctimas.
Sentimiento de incredulidad
Los pensamientos se nos van hacia esas víctimas. No imaginarían esta mañana que este iba a ser el último día de su vida. Pensarían en sus hijos, en las próximas vacaciones de Semana Santa, quizá. Harían planes para el futuro inmediato, recordarían a sus amigos, verían las noticias, estaban llenas de vida… Y, de pronto, todo ha acabado.
Sensación de impotencia.
Ese será, seguramente, el sentimiento que habrá invadido a las familias de las víctimas del accidente aéreo de la compañía Germanwings. ¿Por qué nos ha pasado esta desgracia?
Mujer degollada (Giacometti)
Cada año, más de medio centenar de mujeres son asesinadas en España por violencia machista. Pero, al contrario que en el siniestro del que ahora nos condolemos, nadie suspende actos, nadie expresa su dolor en las redes sociales, nadie crea gabinetes de crisis, nadie se cree en la obligación de acompañar a sus deudos, ni de asistir a los entierros, nadie alza su voz para recordar que esas víctimas son nuestras víctimas.
Cada año, las mujeres contemplamos con impotencia cómo va aumentando el número de nuestras víctimas y nos preguntamos: ¿Por qué siguen ocurriendo esas muertes? ¿Por qué no se corta la sangría? ¿Por qué nadie se da por aludido de que esas víctimas son también nuestras víctimas?
Más de medio centenar cada año de mujeres muertas, que también son víctimas y también son españolas.

lunes, 23 de marzo de 2015

Agrupémonos todos:Susana Díaz y el Cuarto Estado

Los partidos políticos españoles han cometido muchas tonterías y algunas traiciones. Entre las primeras, olvidarse de quién elige a sus cargos, quién los sostiene. Entre las segundas, la principal es la corrupción. Se han vendido y han vendido a sus electores. Han vendido lo público, lo común. También han corrompido el concepto mismo de la política: se han convertido en un fin en sí mismos cuando debían ser un instrumento de transformación. Esa es la principal de las corrupciones y la mayor de las traiciones.
Es lógico, pues, que los ciudadanos muestren desapego hacia quienes han enfangado la política. Es lógico que los ciudadanos se levanten contra los partidos, como lo es que surjan nuevas formaciones que reclamen una nueva ética pública y una limpieza de quienes han olvidado quién los eligió y para qué fueron elegidos. Pero también es lógico que los ciudadanos diferencien entre políticos e ideologías, entre partidos y partidarios.   
La diferenciación se aprecia en las urnas y en los balances después del proceso electoral, a pesar de que cada quien suele aferrarse a la versión optimista del relato, de forma que oyendo a los portavoces se diría que todos han resultado ganadores. En la Andalucía del 22 de marzo, un poco menos. La noche del domingo, las caras y los discursos dejaban claro que:
- el PSOE había ganado, aunque en minoría
- el PP se había desplomado sin paliativos
- Podemos se había estrenado bien aunque lejos de sus expectativas
- Ciudadanos había entrado en tromba por la derecha
- a IU se lo había merendado directamente Podemos
- UPyD no aparecía ni, al parecer, se le esperaba
- el Partido Andalucista se había disuelto.
En política lo decisivo son los hechos pero los gestos son muy importantes y, dentro de los gestos, la puesta en escena. Lo saben muy bien quienes se encargan de la imagen de las organizaciones, que montan al milímetro los escenarios, colocan estratégicamente a quienes aparecerán en los informativos de televisión, aquí unos jóvenes, aquí unos jubilatas, aquí un niño, aquí unos señores formales, allí unas flores… Nada queda al azar. Cada imagen, cada gesto es un mensaje.
Así, pues, era interesante ver cuál era la reacción de cada una de las formaciones después de que se conociera el resultado de las urnas andaluzas. UPyD pareció haber perdido no sólo los votos sino todo lo demás y aprovechó las redes sociales para desbarrar. IU reconoció la derrota con realismo, tanto en la voz del candidato Maíllo como en la del joven Alberto Garzón, víctima de los errores ajenos y de la variable tiempo. Ciudadanos, con Albert Rivera como sumo pontífice, se esforzaba por contener el entusiasmo y mostraba el rostro de una derecha civilizada. Teresa Rodríguez trataba de simular la decepción de Podemos lanzando una homilía a los gentiles, aquí nosotros, allá todos los demás. Juan Manuel Moreno Bonilla –el agente detonador del PP que explosionó la Dependencia- hablaba de la corrupción ajena.
En el programa especial de la Sexta, Irene Lozano (UPyD) trataba de salir airosa del trance; Iñigo Errejón parecía buscar una explicación a lo ininteligible; Trinidad Jiménez intentaba que el entusiasmo no le rompiera las costuras; Gaspar Llamazares (IU) daba muestras de su proverbial sentido común frente a la fatalidad; y Rafael Merino (PP), faltón y algo sonado, daba argumentos a quienes no habían votado a su partido y desanimaba a quienes pensaran hacerlo.
¿Y Susana Díaz, la ganadora? Hacía tiempo hasta que se consolidara el resultado, aseguran en televisión. El tiempo va pasando y los socialistas no aparecen hasta que, en un tiro de cámara perfecto, la pantalla muestra una pasarela y, al fondo, una masa borrosa que la cámara va fijando, un grupo en el que se distinguen los colores verde y blanco de Andalucía. El grupo avanza lentamente, sin prisa pero con alegría. Es un grupo compacto, que se abraza, que pisa fuerte y mira de frente. La televisión se tiñe de un aire épico. La imagen remite a la composición de El Cuarto Estado, la conocida obra de Guiseppe Pellizza.  
La toma tiene tal fuerza que te deja pegada a la pantalla. Imagino que la escena no es casual sino que ha sido pensada para causar el efecto adecuado, pero también refleja la fuerza de una ideología que nació para cambiar el mundo cuando el mundo era más injusto aún de lo que es hoy, que defiende lo colectivo y lo público, que reclama lo social, que diseñó el Estado de Bienestar, que resume fielmente el estribillo de la Internacional: Agrupémonos todos, / en la lucha final. / El género humano / es la internacional.  
En su valoración electoral, oigo a Susana Díaz decir que es la primera vez que una mujer gana las elecciones en la comunidad. Me congratulo del hito, mayor si se tiene en cuenta que la candidata está embarazada, pero no me preguntes qué más dijo. Sigo con la mirada fija en el grupo que representa El Cuarto Estado. He ahí el reto: el cuarto estado. 

viernes, 20 de marzo de 2015

Nos queda la palabra


Cada viernes, cuando la vicepresidenta del gobierno se enfrenta a la rueda de prensa para dar cuenta de los acuerdo del consejo de ministros, me acuerdo de Blas de Otero, aquel poeta que luchó durante toda su vida contra la dictadura con la sola arma de la palabra. Me queda la palabra, me digo, evocando sus versos.
“Si he sufrido la sed, el hambre, todo / lo que era mío y resultó nada, / si he segado las sombras en silencio / me queda la palabra. / Si abrí los labios para ver el rostro / puro y terrible de mi patria, / si abrí los labios hasta desgarrármelos / me queda la palabra”.
Veo al ministro de turno, Montoro hoy, Báñez, Guindos, Soria, cualquiera de ellos, cualquier viernes, y me digo que hemos de ser capaces de defender la palabra, tenaz, insistentemente. Numantinamente. Defender su carácter de contrato, de compromiso personal, defender el valor de la palabra dada. Para que nunca más promesa sea sinónimo de mentira sino propósito de mejorar o cambiar las cosas.
Defender también el significado, la significación y el significante de las palabras. Que nadie nos engañe para defender lo contrario de lo que sostiene su discurso.
Debemos un gran respeto a la palabra porque es lo que nos hace personas, lo que nos permite comunicarnos con nuestros semejantes, lo que nos diferencia del resto de animales. Las palabras nos definen, nos equiparan y nos diferencian. Nos construyen.  
Así que cuando todo esto termine, que alguna vez terminará, tendremos que empezar a reelaborar el lenguaje para devolver a las palabras su significado original.
Para quienes no tenemos ni pretendemos tener tarjetas opacas, ni cuentas en Suiza o Andorra, quienes pagamos los impuestos en la confianza de estar contribuyendo a una sociedad mejor, quienes nos hemos ganado la vida decentemente, quienes creemos que la política es una actividad honorable y no una vía rápida para enriquecerse a costa del bienestar común, quienes vamos por la vida de frente y por derecho no tenemos más patrimonio que la palabra.
Veo a Montoro torturar el lenguaje para que creamos lo contrario a la realidad, que se puede apalancar los bienes públicos y ser honorable; maltratar la oración para persuadirnos de que financiarse oscuramente y repartirse los dividendos es lo propio de las entidades sin ánimo de lucro; le veo cómo apedrea el verbo para demostrar que es lo mismo estar dentro que fuera si uno sabe utilizar lo que conoce. Y me agarro a la memoria de Blas de Otero: nos queda la palabra.
Solo nos queda la palabra. Nada más pero nada menos. Porque incluso los no creyentes sabemos que lo primero fue el verbo.

jueves, 19 de marzo de 2015

A UA CRAG, treinta años de un instante prodigioso

A UA CRAG, treinta años después
Fue un fenómeno artístico y social, algo inexplicable dentro y fuera de Aranda de Duero. Una isla en el lugar y en el tiempo. Un grupo de artistas, insolentemente jóvenes, se unieron, crearon una cooperativa con su arte como patrimonio y revolucionaron el panorama artístico y cultural de la ciudad, de la provincia, de la comunidad… A UA CRAG. Ahora hace treinta años.
Sucedía en una ciudad de treinta mil habitantes, conocida en los años sesenta por su Festival Hispano Portugués de la Canción del Duero, donde había quien pensaba que la última vanguardia era José María Pemán. Bien es cierto que en ese mismo lugar existía desde 1966 un Teatro de Cámara, Clunia, que ponía en escena autores ajenos al circuito comercial, con razonable éxito de público; y, desde 1960; un Cineclub Duero con un público fiel, que cada año llevaba al Teatro Cine Aranda las primeras figuras de la cinematografía nacional; y una biblioteca municipal dirigida por un poeta -Manolo Arandilla- que arrastraba a miles de niños a la lectura y cada año editaba -y edita- una monografía sobre temas literarios o históricos vinculados a la comarca. En esa misma comarca, la Ribera del Duero, donde empezaba a descubrirse un nuevo filón en el vino tinto.  
A UA CRAG, tal como eran
¿Qué era A UA CRAG? A UA CRAG, explicaban, “no es una forma de vida sino una pared en blanco donde plasmar la sabiduría silente del agua”. A UA CRAG como grafema de agua crujiente.
AgUA CRUJIENTE
A UA CRUJ/I/ENTE
A UA CRUG
A UA CRAG
El grupo se declaraba “comprometido socialmente, educando en el juicio estético a una cohorte cada día más adicta”, en el mismo párrafo donde se decía no ajeno “a la naturaleza humana si bien ha escuchado el relincho del caballo de Odín”. Y añadía perlas del tipo: “A UA CRAG conjuga el marketing con la moral y se sitúa en el futuro” o “el arte es una palabreja de la que sabe que si es se ve o se verá y si no no” y también, “A UA CRAG valora continente y contenido”.
Su aparición fue lo más parecido a una implosión local. “La liturgia no está claramente definida, no ha llegado ni el día ni la hora, pero el acto más visible es crear y exponer, en una pared en blanco, objetos de arte”, declaraban. Y a eso se dedicaron profusamente.
Rufo Criado
¿Quiénes eran? Néstor Sanmiguel, Rufo Criado, Alejandro Martínez, Miquel Cid, Julián Valle, Clemente Rodero, Jesús Max, Ricardo Ferrero, Herrero Sosa, Ramón Valladolid, Pepe Ortega… Todos eran buenos pero algunos eran mejores. Explicaban que la organización era una “estructura piramidal giratoria” pero, desde fuera, se distinguían Néstor y Rufo como cabezas pensantes, el primero un provocador nato, el segundo, la sonrisa del grupo, siempre atemperador. Se adivinaba que no debía resultar fácil limar los egos, delimitar los liderazgos, equiparar calidades, pero la impresión al exterior era la existencia de un equipo sólido iluminado por la gracia de la creación.
Koen Van Brabant, medio belga, medio holandés, que llegó a Aranda para observar de cerca el fenómeno, puso letra a tanta música. “El arte contemporáneo expresa la relación paradójica del hombre actual con sus propias medidas de conocimiento y de expresión, que al mismo tiempo le limitan y le liberan”.
Julian Valle
En 1987, la Junta de Castilla y León patrocinó una exposición itinerante que recorrió la comunidad y editó un catálogo, que viene a ser el compendio de lo que era A UA CRAG, en el que el director general de Promoción Cultural los define como los “chicos atrevidos”.
La repercusión fue enorme, en el ámbito local, nacional y aún internacional. Se ganó el respeto dentro y fuera. La crítica se fijó en ellos no sólo por lo que hacían sino por la rareza de la iniciativa: en un lugar de provincias, una cooperativa autogestionada. Participaron en la feria Arco durante tres años consecutivos.
Jesús Max
Manolo Arandilla, poeta arandino, lo expresaba así: “Desde este puente silenciado, y en silencio, gira una noria de luz, una luz sutilmente humedecida por el ayer de una mano. Gira y gira dejando en el aire una ribera de vuelo, un color, casi una nube. Compañía para lograr que la tarde caiga bien; juego y un poco de misterio que, a veces, asombra tanto como el azar. Compañía para albergar un ramo de esperanza”.
El proyecto duró una década y el grupo se dispersó en 1996. Los fondos de aquel proyecto, único y difícilmente repetible, fueron cedidos al Museo de Arte Contemporáneo de León en 2010. La donación incluye la documentación generada durante la existencia como grupo así como la relativa a dos exposiciones posteriores a su disolución: Círculos de espuma (Casa de la Cultura, Aranda, 2001) y la retrospectiva A UA CRAG –Agua Crujiente- (Museo Patio Herreriano, Valladolid, 2005), además de más de 6.500 soportes fotográficos digitalizados y accesibles a través de internet con los que los  investigadores del futuro podrán estudiar el significado de A UA CRAG.
Néstor Sanmiguel
Recuperada la individualidad todos se han mantenido vinculados al arte y han prosperado en sus carreras. Rufo Criado dirigió con acierto el Centro de Arte de la CAM de Burgos y sigue activo, con un estilo cada vez más depurado. También Julián Valleque ha recibido recientemente el Premio de Pintura Parlamento de la Rioja. 
Néstor Sanmiguel ha conocido la gloria absoluta en la madurez. En Frieze (Londres) arrasó. Vendió el primer día todo lo que había colgado y su obra se la disputan coleccionistas y museos de medio mundo. Su obra actual es más ligera, menos torturada. En una entrevista reciente declaraba que hubo un momento en que sintió la necesidad de quemar aquellos lienzos que consideraba que no valían la pena. Lamento muy mucho no haber estado cerca para rescatar un recuerdo de aquel momento tan especial en el lugar y en el tiempo. Un instante prodigioso.

martes, 17 de marzo de 2015

Delso, a través de la ventana

Burgos tiene unas salas de exposiciones tan peculiares y extraordinarias que en ocasiones no se sabe si admirar antes el continente o el contenido. A ver cuántas ciudades pueden competir con una Casa del Cordón, un Monasterio de San Juan y un Arco de Santa María, todo junto.
En el Arco de Santa María expone hasta el 12 de abril Delso. Miguel Ángel (Martínez) Delso ha traído a Burgos una pequeña colección, su obra de los últimos años, alguna de gran formato, que ha titulado A través de la ventana. Según veo en su web el año pasado ocupó el claustro de San Juan con piezas de formato similar en compañía de Enrique del Rivero, fotógrafo. Siento habérmela perdido porque las imágenes son espectaculares.
La que ahora se puede ver en el Arco es más íntima pero igual de espectacular. Acudimos una mañana de martes y en la sala hay varias personas que pasean entre las obras y se detienen ante alguna con aire de sorpresa o admiración.
No puedo resistir la tentación de acariciar alguna pieza, es un tacto suave, a pesar de la rugosidad de su aspecto, cálido, que proporciona una sensación de familiaridad y de calma. Me detengo ante una de sus “ventanas” y paso mi mano por ella con fruición. Uno de los visitantes me dirige una mirada de reprobación, le devuelvo una sonrisa.    
Quisiera señalarle, como Julián Valle afirma en el catálogo de la exposición, que esas piezas “nos hablan del espacio que habitamos y también del territorio que acariciamos con la mirada, en el que nos reconocemos”. Porque Delso nos muestra un territorio conocido. Son obras de madurez y de sazón, de seguridad y de riesgo, de quien avanza porque sabe el terreno que pisa, después de haberlo transitado mucho.
Delso eligió vivir en Aranda de Duero (30.000 habitantes, al sur de la provincia de Burgos) y allí enseña la alquimia de la cerámica, los secretos de la tierra, el agua y el fuego, en la Escuela de Cerámica que él mismo dirige. Cientos de alumnos han pasado por esas aulas en las que han aprendido a crear, a elaborar belleza.  
Las noticias de hoy hablan de que la Agencia Tributaria ha dado una larga cambiada al juez Ruz a propósito de las donaciones opacas que recibió el PP, afirmando que el partido no estaba obligado a declarar lo que recibía en negro. La realidad cotidiana está alcanzando un grado de degradación, de miseria y corrupción tal que sólo la belleza es capaz de aportar algo de bálsamo al espíritu.
Suerte que aún queden Delsos, que nos permitan mirar a través de sus ventanas. 

martes, 10 de marzo de 2015

Una mujer firma tu pensión, macho

Estoy en la cola del súper esperando que me llegue el turno cuando por megafonía una voz reclama a la cajera para que acuda a su puesto en la caja número 2. Mercadona es muy ordenada para estas cosas y cuando se abre una nueva caja hay que trasladarse manteniendo el turno precedente. Siguiendo ese criterio, me toca la primera pero veo que un señor mayor –unos diez más que yo, tampoco mucho más- se me adelanta con la sana intención de colarse. Pero yo estoy de buen humor, en Burgos hace un día primaveral, estamos todos bien, tengo la comida hecha, y estoy dispuesta a dejarle pasar pero no a que crea que soy ciega así que le miro con cara de vaya morro, majo.
Que soy hombre y tengo prisa, dice entonces el pollo. Y ahí sí que no. ¿Cómo dice?, le pregunto. Que soy hombre y tengo cosas que hacer, reitera con muchos humos el colón, a quien los demás empiezan a mirar con malos ojos. Pues, mire, si es por eso, espere a que le toque, que yo soy mujer y sí que tengo cosas más importantes que oir tonterías, le digo. El vejete da marcha atrás y en la retirada va rezongando, si no puede ser, las das el pie y se toman la mano. Yo sigo de buen humor y el tipo me parece un pobre hombre desinformado pero hay principios que no conviene manosear.
Lo único que no puede ser es reclamar privilegios sólo por el hecho de ser hombre, machaco. ¡Mujeres!, la madre que las parió a todas, bufa el tipo. Yo de usted bajaría los humos y no seguiría por ese camino, le digo con la mejor de mis sonrisas, le recuerdo que es una mujer quien cada mes firma su pensión…
Creo percibir un cierto regodeo entre las mujeres de la cola mientras el hombre ocupa su puesto con cara taciturna. Pienso en la ministra de Empleo y Seguridad Social, responsable de las pensiones, aunque, en puridad, no las firme mensualmente y sonrío para mis adentros: nunca hubiera creído que alguna vez utilizaría a Fátima Yáñez como punta de lanza.  

jueves, 5 de marzo de 2015

Tesoros ocultos de Madrid: el museo de la RABASF

 Madrid tiene una abundancia tal de atractivos culturales que, a veces, quedan semi ocultos verdaderos tesoros. Eso es lo que le ocurre al museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, la Academia de San Fernando entre los amigos. Hasta el sitio parece elegido a propósito para pasar inadvertido. Sales de la Puerta del Sol por la calle Alcalá y lo primero que ves por la izquierda es el Ministerio de Hacienda; aprietas el paso no sea que te vayas a encontrar al Montoro de turno y, en cuanto te das cuenta, ya estás frente al Casino de Madrid, con su magnífica escalinata y sus saraos. Pues ya te lo has pasado. Si es que hasta el número parece escogido a propósito para despistar: el 13 de la c’Alcalá.
La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, RABASF, ocupa desde 1773 un edificio adquirido al conde de la Salceda, que había sido construido en 1720 por Churriguera para residencia de Juan de Goyeneche, ministro, financiero e industrial en tiempos de Felipe V, razón por la que sigue siendo conocido como Palacio Goyeneche. En este lugar se formaron los estudiantes en las distintas bellas artes hasta que en 1975 estas disciplinas se regularizaron académicamente primero en la Escuela Superior y luego Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense.
La Academia acondicionó las dependencias hasta entonces dedicadas a la docencia, 59 salas distribuidas en tres plantas, para convertirlo en museo en el que exhibir los fondos acumulados: más de 1.400 pinturas, 1.300 esculturas y 15.000 dibujos, estampas, muebles, orfebrería, objetos decorativos… Obras maestras del arte español, italiano y flamenco, cinco siglos de historia del arte, del Renacimiento al presente. Con un departamento anexo dedicado a la calcografía nacional, que por sí solo merece una visita pues guarda las planchas de cobre de los aguafuertes de Goya, que son la cumbre del grabado.
Sea por su ubicación, por la sobreabundancia madrileña o por lo que quiera que sea, salvo el miércoles que el acceso es gratis, el museo es poco frecuentado. Algunos grupos de maripuris como yo (parece que a las mujeres de edad nos da por la cultura más que a ellos), algún veterano despistado y para de contar. Nadie impide la visión de las obras, nadie molesta a nadie, una gozada.
Imposible destacar ninguna obra en especial porque para gustos se han hecho los colores y también los museos. En su web la RABASF hace su propia selección, que puedes ver aquí, pero así, de entrada, te encuentras con el vaciado del Ángel Caído que se encuentra en el Retiro. Y a partir de ahí tienes a Zurbarán, Rubens, Madrazo, la Dolorosa de Pedro de Mena, una estupenda selección de goyas que incluye la primera edición grabada de Volaverunt o El entierro de la Sardina, un busto de Benlliure del pintor de Fuendetodos, o la Primavera, el único Arcimboldo que se conserva en España, entre otras piezas extraordinarias.
Hablando de vaciados, en la segunda planta te espera una nueva sorpresa: los de Las puertas del Paraíso que Ghiberti realizó para el Baptisterio de Florencia. Para hacerse una idea del valor de estos vaciados baste recordar que desde 1772 no pueden obtenerse nuevos moldes de los cuarterones de las puertas.  
Sabido es mi entusiasmo por el museo del Prado, donde me pierdo tantas veces como tengo ocasión. Pues bien, el de la Academia de San Fernando tiene sobre aquél dos ventajas: su dimensión más adecuada para una visita no agotadora y que en éste se pueden hacer fotos. (Para no ponerme demasiado estupenda, diré de pasada que la entrada es gratuita para jubilatas).
Dos detalles contribuyen a mejorar aún más la visita al museo: una excelente web con aplicaciones para mejor conocer los fondos y un personal amable y competente en grado sumo. A ver quién da más.

martes, 3 de marzo de 2015

La Fuente de la Fama que el pueblo pagó

En una época en la que los reyes lo eran por la gracia de Dios, los monarcas se consideraban intérpretes de la voluntad divina. Lo mismo si se trataba de emprender una contienda que de ornamentar una ciudad. Éste es el caso de la Fuente de la Fama, encargada por Felipe V –el primero de los Borbones, que llegaba a Madrid acostumbrado a la fastuosidad de Versalles- para mejorar el aprovisionamiento de agua y embellecer a Madrid.
El proyecto se encomendó a Pedro de Ribera y las obras se prolongaron entre junio de 1731 y mayo de 1732. Como se financió mediante una subida de impuestos, en el momento de su inauguración se instaló una placa que rezaba: “Deo volente, rege survente et populo contribuiente”, esto es, “Dios lo quiso, el rey lo mandó y el pueblo lo pagó”. Para despejar dudas. Inicialmente se instaló en la plaza de Antón Martín; de ahí pasó al parque del Oeste y en 1941 se trasladó junto a lo que entonces era el Real Hospicio de San Fernando, en la calle de Fuencarral, y actualmente es el Museo de Historia de Madrid, obra asimismo de Ribera.
Allí sigue, en el centro de los (mal) llamados jardines del Arquitecto Ribera, que no son sino un patio de hormigón a la espalda del museo, a un costado de la calle Barceló, rodeada de una verja que quizá protege pero que con seguridad aísla a la fuente.   
Es una fuente de piedra berroqueña y caliza de Colmenar de Oreja, fiel al estilo churrigueresco de la época. La base descansa en un pilón en forma de trébol de cuatro hojas al que vierten el agua otros tantos delfines. De ellos surge una pilastra adornada con la profusión propia del churrigueresco: hornacinas con abundancia de floreros y las estatuas de cuatro niños que sostienen sendas conchas invertidas. Remata la pilastra una victoria alada empuñando una trompeta, obra del escultor Juan Bautista. El insinuado movimiento de la figura alada simboliza la fugacidad de la fama, representada en la trompeta, en lo que se interpreta como una alegoría del precepto clásico: Carpe diem, carpe horam (Aprovecha los días, aprovecha las horas).
Desde esta perspectiva, la Fuente de la Fama, de voluntad divina, mandato regio y apoquinamiento vecinal, ejerce una influencia notable. Los (no) jardines de Ribera se encuentran en el corazón de una zona de Madrid de mucho trasiego personal y de licores, punto de encuentro nocherniego y escenario de botellones.

lunes, 2 de marzo de 2015

¿Qué te llevarías en la huida?

¿Qué te llevarías si de pronto tuvieras que salir huyendo? No me refiero a esa pregunta de qué te llevarías a una isla desierta que te hacen a veces para medir tu nivel intelectual, a ver si respondes que estás soñando con retirarte con el Ulises de Joyce. No, si las circunstancias te forzaran a dejar todo y salir corriendo para salvar la vida, ¿qué elegirías para llevar contigo?
A comienzos de esta década, segunda del siglo XXI, 23.000 personas al día se veían obligadas a salir huyendo, de manera que había 10 millones de apátridas repartidos en 72 países. De los 45,2 millones de personas desplazadas forzosamente en el mundo a consecuencia de la persecución, guerra o violación de los derechos humanos, casi 36 millones de personas estaban bajo la protección de ACNUR, la agencia de Naciones Unidas para los Refugiados.
En estos momentos, millones de personas en todo el mundo se ven obligados a dejar su casa, quizá su familia, sus pertenencias, aquello que les hace la vida confortable, sus recuerdos, sus libros, eligen algo que les hará más llevadera la huída. En Siria, en Sudán, en Etiopía, en Mali, en la República Centroafricana, en Ucrania, ahora mismo.
En una de las salas de Caixaforum-Madrid se muestra una selección de fotografías en la que refugiados muestras los objetos que se llevaron consigo. Los hay que quisieron salvar sus libros sagrados –la Biblia, el Corán- alguno, su mascota; otro, su moto, una guitarra; un hombre se llevó una red, con la que ahora se gana la vida; una niña se aferró a sus pulseras, otra, a unos vaqueros que les conectaban con un mundo más apacible. Entre todos ellos, me ha impresionado la elección de una mujer, madre de seis hijos, que sólo se llevó un palo, un tronco de madera. De los extremos de ese tronco colgó unas rudimentarias alforjas en las que acarreó a los niños cuando éstos se cansaban de caminar.  

Llevo horas haciéndome la pregunta y no acierto a responder qué elegiría. ¿Qué te llevarías tú?