viernes, 29 de enero de 2016

Gumiel de Izán y el turismo enológico

A Gumiel de Izán se puede ir por cien razones y todas serán igual de buenas. La viajera habrá acudido si no en cien sí en muchas, y en esta ocasión lo hace para visitar la bodega Portia, diseñada por el arquitecto británico Norman Foster. El edificio se levanta a la orilla de la A-1, a 12 kilómetros de Aranda de Duero y a 68 de Burgos. Es una estructura bien incardinada en el paisaje -en realidad la mayor parte está sumergida en la tierra- y, al decir, de la propiedad de la bodega, se adecua perfectamente al uso para el que fue pensado: la recepción de la uva, la elaboración del vino y su posterior cuidado y distribución.
La bodega Portia es espectacular y, seguramente, un modelo de construcción moderna y racional. Los visitantes se admiran de las dimensiones interiores, de la distribución, de la pulcritud de las instalaciones en las que se elaboran los vinos. Los viajeros quisieran informarles que, sin demérito del Sr. Foster, en la Ribera existen bodegas tan espectaculares como la que están viendo desde al menos el medievo: en Aranda, en Sotillo, en Peñafiel, en la mayoría de pueblos con tradición vinícola el subsuelo ha conservado durante siglos estas catedrales del vino, que ahora se dedican a otros usos o a los mismos.

La viajera se asomará a la balconada del bar de Portia desde la que se contemplan las viñas de Gumiel y se alegra del cambio vivido en la comarca desde que se apostó por la elaboración de vino de calidad. Un cambio de tal magnitud que, si no lo has vivido, resulta difícil de creer.
Aprovechando, pues, el turismo enológico los viajeros se acercan a la plaza de Gumiel que reúne dos de los monumentos principales del lugar: la iglesia parroquial de Santa María y la casa donde residió Santo Domingo de Guzmán durante su infancia. La casa era del arcipreste de la villa, tío del santo, como recuerda una placa en su fachada.
La iglesia es gótica del siglo XVI, de aspecto imponente, con una escalinata y fachada barrocas. De su interior destaca el retablo mayor, con grupos escultóricos que relatan la vida de Jesús y de la Virgen, rematado por un Calvario.
Meritorias son también las capillas del Rosario, del Cristo y de San Miguel. En la capilla del Rosario se guarda una pila bautismal y varios capiteles románicos procedentes la primera de la ermita de Santa Marina de Revilla y los segundos del monasterio de San Pedro, ambos desaparecidos. En la iglesia se guarda un Cristo yacente articulado de la escuela castellana. 
En la sacristía se ha creado un pequeño pero muy interesante museo, que incluye la Virgen de Tremello, románica, y el Cristo de Reveche, gótico. Este Cristo de Reveche es muy venerado en Gumiel, donde es famosa la coplilla: “Santo Cristo de Burgos, / ¿quién es tu hermano? / Santo Cristo de Reveche / que es gomellano”.
Dos jóvenes se encargan de mostrar, de manera totalmente voluntaria y altruista, el tesoro parroquial gomellano, lo que tiene su mérito en una tarde estival que invita a la holganza y al paseo.
Gumiel tiene un caserío bien conservado y cuidado, declarado conjunto histórico artístico en 2004, que merecen una visita sin prisa. El Gumiel de Izán actual es una población pequeña, que mantiene con dignidad el recuerdo de un pasado antiguo que entronca con los romanos y sigue con los árabes. Por aquí pasaba la vía Clunia Astúrica, de la que se conservan dos puentes sobre el Gromejón, río que cruza el término.
Gumiel de Izán aparece ya en un documento de 1042 y en 1326 es declarada villa real, privilegios que le serían confirmados en 1335. En el siglo XV era una villa amurallada, con cinco puertas de acceso y una fortaleza con galerías subterráneas, de las que aún quedan restos. Estuvo vinculada a los señoríos de Avellaneda, de Santillana, a los condes de Ureña y al ducado de Osuna. En una casona de la calle Real propiedad de los de Osuna se alojaron los reyes a su paso por la villa.
Tuvo bajo su jurisdicción aldeas y monasterios. En el de San Pedro de Gumiel se celebró en 1473 la primera parte del Concilio de Aranda.
La viajera se aleja de la villa recordando la visita aquella en la que tuvo que intermediar en una contienda vecinal con ocasión del proyecto de construcción de un embalse llamado a garantizar el riego a las tierras. El proyecto tuvo desde el comienzo la oposición de una parte importante de los vecinos, que consideraban que se iban a anegar las tierras más productivas, frente al alcalde, quien defendía que el agua mejoraría la rentabilidad de las tierras.
En aquella tesitura, cada pleno municipal se convertía en una sesión bronca que acababa a gritos. Un día de aquellos, el alcalde, homónimo de un conocido periodista deportivo de la época, se atrincheró en un edificio municipal con un grupo de vecinos mientras el grupo opositor tomaba posiciones al otro lado de la calle. Como la situación amenazaba con ir a mayores, acudió la guardia civil y el alcalde decidió que sólo parlamentaría a través de dos periodistas comarcales. Y allí que se vieron un conocido periodista radiofónico local y la sesentera que es hoy trayendo y llevando mensajes de un lado a otro, en una de las situaciones más surrealistas que recuerda en su vida profesional. Sí, el conflicto terminó bien. Y no, el embalse no se llegó a construir. 

La anécdota no debe conducir a confusión. Si por cualquier razón pasas por la A-1 no deberías desaprovechar la oportunidad de sentirte como los reyes de otrora y hacer un alto en Gumiel de Izán. Seguro que no te arrepientes.  

jueves, 28 de enero de 2016

Leonisa Ull, el precio de la libertad


Soy una feminista convencida. He dedicado mucho de mi tiempo a conocer lo que otras mujeres pelearon para que nosotras pudiéramos disfrutar la precaria igualdad legal que ha alcanzado mi hija y que, espero, habrá seguido avanzando cuando mis nietas puedan coger el relevo. Sé que las mujeres del mundo desarrollado, especialmente las mujeres europeas, somos deudoras de aquellas pioneras, las sufragistas, las abolicionistas, las luchadoras contra la discriminación. Nada nos ha sido concedido gratuitamente, hasta el más pequeño avance es consecuencia de una larga pelea el resultado de muchas derrotas anteriores, de mucho sufrimiento. Lo sé por el conocimientos adquirido y por la experiencia empírica. Pertenezco a una generación que ha crecido en la desigualdad y en la discriminación admitida como valor positivo. Ser mujer no ha sido nunca fácil, tampoco lo es ahora. Pero las mujeres que nacimos en la primera mitad del siglo XX lo tuvimos mucho más difícil aún. Éramos invisibles. Podíamos realizar las tareas más duras en el campo, o resolver la intendencia en momentos de absoluta escasez pero, a efectos de la consideración social, no existíamos. Nadie pensaba en nosotras como personas, con derecho al conocimiento, a la formación, con derecho a elegir qué queríamos ser. Éramos mujeres, ¿qué otra cosa podíamos pretender?
Estas palabras, extraídas de unas declaraciones de Leonisa Ull, resumen cabalmente su actitud vital y expresan con nitidez la situación de las mujeres de su generación. En los inicios del siglo XXI, en países desarrollados como España las mujeres aún deben pagar un precio añadido por ejercer la libertad de pensamiento y de actuación que a los hombres se les concede gratis: perciben menos salario que sus compañeros por el mismo trabajo, tienen mayores dificultades para conciliar su vida personal y laboral y han de sortear grandes obstáculos para acceder a niveles de poder efectivo. Más aún, en la España de la transición política, cuando el país salía de una dictadura que había aplastado toda esperanza de progreso en tres cuartos del siglo XX, las mujeres españolas pagaron un alto precio por el hecho de pensar por sí mismas, por la pretensión de actuar con autonomía y sin tutela. A las mujeres en general y a las españolas en particular les ha salido muy caro su acceso al mundo laboral y a la participación en la política. Todas han dejado jirones de vida en el empeño.
Leonisa Ull pertenece a la primera generación de mujeres que, tras la guerra civil, se incorporaron a la vida académica, a la vida laboral y a la vida política después. Pertenece a la casta de las pioneras, de las luchadoras, de las combativas, de las inquebrantables, de las irreductibles. De las que han ido abriendo camino para que a otras mujeres que han venido luego les sea más fácil transitar por la vida ciudadana.
Hija de un médico republicano de izquierdas identificado con el socialismo y comprometido en la defensa de la segunda República española, su infancia estuvo marcada por las represalias de la dictadura franquista, que truncó cualquier ambición en la carrera profesional paterna. La familia, el padre, la madre y dos hermanos más, de origen navarro-aragonés-valenciano, deambuló por pequeños pueblos donde los antecedentes políticos del cabeza de familia pasaran lo más desapercibidos posible. Cuando desembarcaron en Aranda de Duero, Leonisa Ull estrenaba adolescencia.
En esta población burgalesa terminó el bachiller, decidió estudiar magisterio y dedicarse a la docencia. La temprana boda, como era usual en la época, interrumpió los estudios que retomaría de nuevo, ya con dos hijos. Estudiaba en Aranda y se examinaba por libre en la Escuela Normal María Díaz Jiménez de Madrid. Titulada como maestra, toda su vida docente, un cuarto de siglo, se desempeñó en el colegio municipal Virgen de las Viñas, en el barrio de Santa Catalina, el más popular de la localidad, de extracción claramente proletaria.
Vinculada siempre al socialismo por lealtad paterna y por convicción propia, se afilia al Partido Socialista Obrero Español a poco de que en España se legalizaran los partidos políticos y trabaja en la organización del partido en Aranda. Bajo estas siglas sería concejala en las primeras elecciones municipales democráticas de 1979, tras el paréntesis de la dictadura. En 1982 fue elegida secretaria general de la agrupación local del PSOE, estrenando de forma pública su condición de pionera que será ya una constante en su vida. Ha sido, en efecto, la primera mujer en dirigir una agrupación política en Aranda, como en 1083 sería la primera alcaldesa y luego la primera diputada comarcal.
Está hecha de la madera de los pionero, de ahí esa facilidad suya para adelantarse a los tiempos. Como alcaldesa abrió un sin fin de nuevos caminos: ella celebró el primer matrimonio civil, pero también elaboró el primer Plan de Igualdad de Oportunidades, creó el Servicio de Ayuda a Domicilio a personas mayores o el Centro de Asesoramiento de la Mujer. Ha tenido de siempre, ya se ve, una inclinación especial por los más desfavorecidos pero también por mejorar la calidad de vida y el nivel cultural del entorno donde se ha desenvuelto: puso en marcha la Escuela Oficial de Idiomas y organizó certámenes y fiestas del vino, para afianzar el valor añadido de la primera riqueza comarcal.
Por dondequiera que se mire en la comarca ribereña se encuentra una huella de su paso: una asociación de mujeres o de personas mayores, una iniciativa social, la rehabilitación de un elemento cultural, las colonias de verano para niños saharauis. Ha sido la suya una actividad incesante y plural: inauguró la bandera de Aranda, diseñada por Juan G. Abad y, aprovechando la afición de la localidad a la música, reunió a quienes tocaban diversos instrumentos en las peñas, y creó la banda musical de música.
No sólo en la comarca. Su iniciativa ha saltado fronteras cuando ha sido menester. Fundadora de la Asociación de Municipios de la Ribera del Duero de España y Portugal, en 1992 suscribió con el presidente de la Cámara de Oporto, Fernando Gómez, el acta de constitución del nuevo organismo. Luchadora y tenaz, al año siguiente ambos firmarían en Valladolid el protocolo de reglamento de la Agrupación Europea de Intereses económicos de los Municipios de la Ribera del Duero, en presencia del presidente de la Junta de Castilla y León, Juan José Lucas, y del delegado del Gobierno en la Comunidad, Arsenio Lope Huerta.

Cuando se le señala esta sobreabundancia de actuaciones, responde que no tiene mérito el que hiciera tantas cosas porque ha tenido la suerte de vivir un tiempo político en el que había mucho trabajo porque estaba casi todo sin hacer. Debe ser cierto, pero es verdad que fue ella quien hizo esa labor.
En su etapa de alcaldesa y de secretaria general de la Agrupación local del PSOE de Aranda mantuvo una apretada agenda. En Portugal participó en la campaña electoral de auel país en compañía de Julio Meirinho, parlamentario nacional, y del presidente Mario Soares. En Oporto participo como ponente en la mesa “Ciudadanía y Poder” en 1966 y en el Congreso Internacional do Douro en 1998.
Como concejala, Leonisa Ull fue delegada de Acción Social Mujer, Salud e igualdad de Oportunidades y Hermanamientos del Ayuntamiento de Aranda. Áreas de actuación en las que su intuición, su experiencia y su empuje fueron igualmente rentables.
Tuvo ocasiones de proyectar su vida lejos de Aranda pero siempre apostó por su vinculación a la villa y a la comarca. “Este es mi tajo, mi puesto de trabajo como socialista”, respondió siempre.
Ha defendido a capa y espada, vale decir, de pensamiento, palabra y acción, su libertad y honestidad y por ello, y por no haber aprendido a mentir en ocasiones ha tenido que pagar un precio muy elevado en sinsabores y en incomprensión. A veces, incluso de los suyos.
También ha tenido recompensas muy gratificantes. Desde la presidencia de la Asociación de Mujeres Progresistas Rosa de Lima Manzano, que ella creó en 1988 y que presiden desde 1995, ha visto como surgía una generación de mujeres más autónomas y mejor dotadas para vivir en libertad e igualdad. Una generación de ciudadanas de pleno derecho, quizá una de las mayores satisfacciones para una feminista convencida y comprometida como Leonisa. Eso, y que sus tres nietas, Marina, Lucía y Paula apunten maneras de mujeres feministas y comprometidas.
El 13 de noviembre de 2015, la Federación de Mujeres Progresistas le concedió su premio “Mujer Progresista”, que le fue entregado por Carmen Alborch. Desde la altura de sus ochenta años tan intensamente vividos, pudo sentir el reconocimiento de muchos compañeros de lucha, del movimiento asociativo, de la plana mayor del PSOE provincial y regional que le acompañaban, de los amigos de muchos años, de su familia y de Paula, su “última alumna y la mejor”.
Si se decidiera a hacer balance de su vida, habría de reconocer que la semilla plantada por aquel idealista Agustin Ull, que nunca habló de sus ilusiones y fracasos, ha fructificado en una buena cosecha, justo en la Castilla que él tanto quiso.
Hay personas que luchan un día y son buenas, otras luchan un año y son mejores, hay quienes luchan muchos años y son muy buenos, dejó escrito Bertold Brech, pero están quienes luchan toda la vida, y esas personas son imprescindibles. Leonisa Ull pertenece por derecho propio a ese tipo de personas imprescindibles. Porque ha luchado sin desfallecimiento y porque ha pagado una alto precio por ello. 

domingo, 24 de enero de 2016

Mujeres de Roma

Se inauguró el 4 de noviembre del año pasado y estará abierta hasta el próximo 14 de febrero. La de hoy es la tercera visita que hago a la exposición del Caixaforum Mujeres de Roma. La primera vez fuimos con la Pubilla, a quien le pareció estupenda. ¿Estupenda por qué?, le pregunté. Porque ves cómo los romanos miraban a las mujeres, comentó la nieta. La segunda, fui con una amiga. Íbamos hablando de otras cosas y la miramos un poco por encima. Hoy he ido sola, incluso he cogido la audioguía para empollármela bien.
En realidad, la exposición, organizada en colaboración con el Museo del Louvre, es de una gran belleza. Si eres capaz de dejar la mente en blanco, sin hacerte preguntas, disfrutarás del recorrido porque tiene algunas esculturas, relieves y tablillas hermosísimas. En la segunda sala, hay una Mesalina con Británico en brazos, de la que son deudoras muchas de las maternidades marianas posteriores.
Para que lo tengas claro desde el principio, la exposición deja clara una cosa: los romanos consideraban a la mujer un ser inferior a sus pares masculinos y su papel social estaba en función de su posición en la familia. La vis materna era equivalente a la virtus masculina. A mayor abundamiento, la palabra virtud deriva etimológicamente de la palabra vir, esto es hombre.
Esto es así te pongas como te pongas, en consecuencia, es mejor que te relajes y sigas el recorrido con tranquilidad. Hay una sala dedicada a Venus realmente interesante y Las tres Gracias del Louvre justificarían por sí sola varias visitas.
En la sala dedicada a las divinidades femeninas se alude a Minerva y Diana, divinidades castas y feroces, de las que se explica que “no asumen las funciones de esposa y madre y por eso son respetadas y temidas”. Así que ya lo sabéis, chicas, lo que tenéis que hacer si os topáis con un tipo de esos que aún dudan de si las mujeres tienen que tener derechos de ciudadanía. Les gustan castas y feroces, no te fastidia.
La exposición termina con una grandiosa Polimnia. Pero quedan tres semanas para verla, ya os podéis dar prisa.

viernes, 22 de enero de 2016

Ingres, el retratista de la modernidad

Jean Auguste Dominique Ingres nació en Montauban en 1780 y murió en Paris, 87 años después. Hijo de un pintor mediocre que supo reconocer en su hijo las dotes de las que él carecía, destacó pronto entre sus contemporáneos, tuvo una vida llena de encargos y de reconocimientos pero se fue de esta vida creyendo no haber alcanzado las metas que se había impuesto. Ha pasado a la posteridad como un gran retratista cuando él hubiera querido ser un pintor académico de temas clásicos, las grandes batallas, los hechos de la historia. Es un ejemplo claro de que nadie está conforme con lo que tiene.
El Museo del Prado, en colaboración con el Louvre, ofrece estos días y hasta el 27 de marzo una muestra de su gran producción pictórica considerada “un jalón esencial hacia las revoluciones artísticas de finales del siglo XIX y principios del XX” y un preludio de Picasso y de las distorsiones anatómicas.
Un ejemplo de esta distorsión es “La gran odalisca”, una de sus obras más conocidas, de medidas imposibles pero de una belleza y sensualidad conmovedoras.
La exposición temporal hace un repaso a toda su obra con mayor atención, naturalmente, a sus retratos. Ingres es de esos pintores que, a simple vista, parece que se levanta un cuadro en un amén, pero cuando miras ese retrato detenidamente te percatas de que te está mostrando a esas personas tal como eran, desnudas por dentro, por más vestidos y perifollos lleven encima.
Ingres retrató a Napoleón y a Luis François Bertin, consiguiendo de un golpe fama y dinero, pero retrató sobre todo a las mujeres de su época y ahí es donde, a mi parecer, adquiere auténtica maestría. Da igual si se aplica a la Virgen adorando la sagrada forma que retrata a Madame Senonnes, a la condesa de Haussonville o a la Bella Zélie. En el baño turco, para el que escogió el formato tondo, trabajó durante años y fue a acabarlo un año antes de su muerte.
Confieso que me costó lo mío convencer al colega para ir a ver esta temporal del Prado porque él consideraba a Ingres un pintor de chichinabo. Pero, finalmente, se decidió a acompañarme y creo que no se arrepintió.
Lo digo por si os interesa, que aún estáis a tiempo.

jueves, 21 de enero de 2016

Una grosería intolerable

Nos damos una vuelta por el Museo Arqueológico Nacional, cuya visita es gratis para los jubilados, aunque no lo especifique su web. El viejo museo ha sido renovado íntegramente para convertirlo en un lugar ameno, didáctico, interactivo, agradable de visitar. Las Damas -de Elche, de Baza, Oferente- aparecen ahora rejuvenecidas y lozanas, siempre rodeadas y admiradas.
Esta mañana las salas del museo parecen un aula total. Cientos de alumnos ocupan las distintas salas, hay grupos sentados en el suelo, siguiendo con atención las explicaciones de los guías; otros se fotografían junto a los monumentos más conocidos.
En el segundo piso, en el área de la cultura griega, unos niños muy pequeños -calculamos que entre seis y ocho años- siguen con atención variable las explicaciones de un guía. En la misma sala, varios cartelas explican la organización social de la época: "Doy gracias al Destino, por ser hombre y no animal, por seer varón y no mujer, por ser griego y no bárbaro" (Diógenes Laercio); "La buena esposa conviene que mande en los asuntos de puertas adentro de la casa... sin prestar atención a los asuntos públicos... Una esposa de vida ordenada debe considerar que las normas de su marido le ha sido impuestas como ley de su vida" (Pseudo-Aristóteles).
Todo lo que debemos a los griegos, que es mucho, se lo debemos a los hombres, les dice el guía, porque las mujeres permanecían en las casas. Los griegos hicieron cosas geniales pero eran de un machismo brutal, añade.
¿Os parece bien que sean los hombres los que decidan y las mujeres tengan que permanecer en casa, calladas?, pregunta el guía a los niños. Y la mayoría de los que responden dicen que sí, que les parece bien. Pues a mí me parece fatal, es una grosería intolerable, concluye el guía.
La visita escolar continúa en otra sala y nosotros vemos desaparecer a esos ciudadanos en proyecto preguntándonos qué ven, qué aprenden esos niños en sus casas, en su ámbito familiar.

viernes, 15 de enero de 2016

San Martín del Rojo y la saturación

No consta que Miguel Delibes se inspirara en San Martín del Rojo para situar a su señor Cayo pero bien pudo hacerlo pues durante años en el pueblo vivieron dos únicas personas que no se dirigían la palabra. Luego, permaneció uno y ahora, nadie.
Los viajeros, que conocieron al vecino solitario hace muchos años y pudieron comprobar la semejanza con el señor Cayo, el del disputado voto, volvieron recientemente a San Martín del Rojo y sintieron la desolación absoluta del lugar, no sólo por la ausencia de habitantes, sino porque el pueblo parece haber sido abandonado en un rincón de la historia.
Aún así, vale la pena buscar la carretera BU-V-5744 y seguirla hasta el final: es un escenario de desolación, piedras amontonadas, paredes desdentadas, ruinas de casas que algún día fueron grandes y llenas de vida. Y un cartel que habla de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, la joya del lugar. Sólo se oye el rumor del viento y el canto de los pájaros, si hay viento y si hay pájaros. 
La iglesia románica es testigo de otros momentos de esplendor. De planta basilical, fue construida en el siglo XII. Siglos después, sobre el hastial occidental se le añadió una espadaña barroca. Hay que acercarse para comprobar la hermosura primitiva y algo tosca de la iglesia, que parece esconder algún secreto no desvelado. ¿Qué significan esos músicos, esa mujer que se burla del que mira, esas máscaras, esas figuras grotescas, diabólicas? ¿Qué historia nos cuentan los primitivos constructores desde las arquivoltas de la portada? ¿Es la lección de catequesis que emana de las construcciones románicas o nos están comunicando un mensaje ignoto?
Protege la fachada meridional un pórtico sostenido por dos columnas cuyos capiteles proceden, al parecer, de la iglesia de Fuente Humorera, lugar actualmente vallado por haber sido adquirido por un particular. Aquí puedes encontrar una explicación pormenorizada y muy interesante de la ornamentación de esta iglesia. Aunque nada como pasearse un rato alrededor de sus piedras, tan necesitadas de una caricia experta. La Fundación Santa María la Real le tiene acogida bajo su diligente e imaginativa mirada, lo que permite albergar alguna esperanza.
El interior de la iglesia es igualmente interesante, como pudieron observar los viajeros en la primera visita, cuando tuvieron la fortuna de que les fuera mostrada por el vecino solitario, pero en esta ocasión no hay nadie a quien pedir la llave. Dedicamos el tiempo a pasear por el entorno, por el placer de saborear la soledad y la belleza de este rincón de la provincia burgalesa, rodeamos varias veces la iglesia pero y nos marchamos con la sensación de haber asistido a una demostración de sabiduría antigua e inaprensible.
En química se conoce como saturación cuando una solución no admite más cantidad de la sustancia que disuelve. Entre los humanos hablamos de saturación cuando algo produce hartazgo o hastío. Por ejemplo, cuando una abogada del Estado y un fiscal, encargados de defender los intereses públicos, se aplican a exculpar a una infanta que no cumplió con sus deberes de ciudadanía sientes que estás a punto de alcanzar tu nivel de saturación. Y cuando, contra toda lógica democrática, escuchas decir a esa misma abogada del Estado que el principio de Hacienda somos todos es un eslogan publicitario pero no una verdad jurídica te entran ganas de salir de estampida y refugiarte en algún lugar donde no alcancen semejantes justificaciones. O cuando compruebas cuántos se preguntan qué pinta en el Parlamento un bebé de pecho en brazos de su madre y no se preguntan qué pinta en el mismo lugar un diputado investigado bajo sospecha de corrupción.
Si alguna vez sientes la sensación de estar alcanzando el punto de saturación, no lo dudes, dirígete al Valle de Manzanedo, al norte de la provincia de Burgos, y encontrarás razones para el sosiego. Puedes empezar por San Martín del Rojo.