jueves, 28 de junio de 2012

Radio Madrid





Era la primera canción que escuchabas de niña, a la hora del desayuno. Yo soy aquel negrito del África tropical… ColaCao patrocinaba entonces el programa “Conozca usted a sus vecinos”, un concurso de canciones en el que se prodigaban cantantes al estilo de Marifé de Triana, Antoñita Moreno, Antonio Molina…

Recuerdas luego a tu abuela pegada a la radio, siguiendo aquellos seriales lacrimógenos que tanto gustaban en la época. La Sociedad Española de Radiodifusión… presenta a… Guillermo Sautier Casaseca… en…Ama Rosa…con Juana Ginzo…Matilde Conesa…José Fernando Dicenta…Julio Varela… Pedro Pablo Ayuso, Matilde Vilariño, José Luis Pécker, Bobby Deglané, Joaquín Soler Serrano…

Voces y ecos de una época a las que seguirían otros, igualmente queridas: Rafael Luis Díaz, que narró el asalto al Congreso el 23 de febrero de 1981, Iñaki Gabilondo, Carlos Llamas, Manuel Campo Vidal, Javier Sardá (y su señor Casamajó)…

Y ahora mismo, piensas en las voces famosas de Gemma Nierga, Angels Barceló, pero también otros menos conocidos e igual de competentes: Nico Castellanos, Rafa Bernardo, Pedro Blanco, Isaías Lafuente: un lujo de profesionales. Son la historia y el prestigio de la radio. De una radio que fue modélica y que ahora, como todas las empresas del grupo Prisa, parece haber perdido el norte.

La SER ha anunciado un ERE que supondría más de 200 despidos, mientras sus directivos se embolsan jugosos bonus. Los trabajadores de la cadena hace días que no firman sus informaciones y mañana, viernes 29, han convocado huelga en protesta por el ERE. Un momento histórico, oyes decir.

Harta estás de tantos momentos históricos.

miércoles, 27 de junio de 2012

Tiene que llover


Se cuenta que Adolfo Suárez, que aunque ahora parece el gran timonel de la transición en su momento recibió estopa de lo lindo, se lamía las heridas viendo los éxitos del PSOE, tras el triunfo electoral de 1982.

- Es que a Felipe hasta le llueve, clamaba.

Así anda Rajoy ahora, a quien no sólo no le llueve –que hasta el cereal va de cráneo este año- sino que las temperaturas están alcanzando máximas no conocidas en el último siglo. El calor está llegando a unos límites difíciles de soportar. Lo mismito que el gobierno.

Les salva –a Rajoy y al  gobierno- que la mayoría de los medios de comunicación están en fase catatónica o directamente miran para otro lado porque en otro país y otras circunstancias alguna cabeza habría rodado forzosamente. Aquí no hay peligro.

Sólo alguna voz aislada clama en el desierto de las redes sociales. El Gran Wyoming, nombre artístico de José Miguel Monzón, se fue a Alcalá de Henares a decir en voz alta lo que muchos piensan y ningún periódico escribe.

Al calor habrá que atribuir un cierto ablandamiento de meninges coincidente con la visita de ese Mr. Marshall de andar por casa que es el comité de Eurovegas. Un tal Sheldon Adelson, millonario por su casa pero poco dado a pagar impuestos, viene diciendo que quiere poner un negocio de bingos, apuestas e industrias afines en Europa que va a crear tantos puestos de trabajo como todo el sector turístico nacional junto. Eso sí, el prohombre quiere que le despejen el lugar de leyes incómodas tales como las que prohíben fumar o contratar a trabajadores en modo semi esclavitud, entre otras, para no mencionar la instalación de burdeles. Luego se ha paseado por los alrededores de Madrid y Barcelona y desde entonces los responsables –es una manera de hablar- políticos de uno y otro lugar andan babeando tras el susodicho Adelson y sus mensajeros.

Presta a atender los intereses generales, la presidenta madrileña se ha apresurado a anunciar que en Eurovegas no regirá la ley antitabaco. No lo ha dicho pero, dada su diligencia, cabe suponer que esté negociando con la Conferencia Episcopal para que conceda indulgencia plenaria a la prostitución en lugar tan prodigioso.

La economía, entretanto, sigue desoyendo las advertencias de Güindos, de Montoro y del propio Rajoy. La prima de riesgo permanece por encima de los 500, Merkel advierte que los eurobonos tendrán que pasar por encima de su cadáver y los valoradores oficiales han tasado a Bankia al valor de las estampitas, tirando por alto.

La bolsa fluctúa del verde al rojo sin razones aparentes ni para lo uno ni para lo otro. Hoy ha cerrado en verde pero ha hecho tope en un nivel inquietante: 6.666.

Ya lo dijo hace muchos años Pablo Guerrero: tiene que llover, tiene que llover a cántaros.


martes, 26 de junio de 2012

Pijería fundaental


Tanta preocupación por la prima de riesgo, los bonos europeos y la crisis económica y lo mismo la situación se arregla por vía natural, esto es, por evaporación. España está bajo los efectos de una ola de calor que, dicen, produce las temperaturas más elevadas en los últimos cien años. Puede que mañana el amanecer nos encuentre a todos hechos virutillas, desintegrados por el calor, piensas.

El calor, acaso, ha afectado a las meninges del ministro de Güindos en su disertación parlamentaria. El ministro no acierta ni una en sus predicciones, para no desmerecer a su presidente y a sus compañeros de gabinete; lo más profesional de su discurso es el tono pijo con que lo adorna. Máximo Pradera dice haber contado hoy 518 las veces que de Güindos ha dicho “fundaental”. No lo has contado pero te lo crees. Es muy propio.

No ha sido un buen día para el ministro de Economía y Competitividad (sic). La hemeroteca le ha sacado las vergüenzas al aire y le ha recordado que en 2003 aconsejó invertir en ladrillo y negó que hubiera riesgo de burbuja inmobiliaria. Ahora, culpa de ella a Zapatero. 

El diputado de Izquierda Unida Alberto Garzón, autor del blog Pijus Económicus, que tanto te gusta, ha explicado cómo funciona el Parlamento: El Psoe subió el IVA hace dos años y el PP votó en contra. Ahora es el PP quien lo sube y el Psoe se opone. Nos vacilan, explica. Estás de acuerdo, unos y otros nos toman el pelo.

No hay problema. La prensa permanece atenta buscándose la pulga, como la Chelito. La Asociación de la Prensa de Madrid denuncia que los medios que fueron invitados a asistir a la asamblea de la CEOE, con la presencia de Rajoy, fueron advertidos de que no habría declaraciones, ni canutazos, ni imágenes, ni sonido, excepto la intervención oficial del presidente. “Os agradecemos mucho vuestra colaboración”, concluye la invitación. Lo que te extraña es que asistiera un solo periodista en esas condiciones. Pero estaba a tope.

El día termina con un pésimo dato: el déficit de la administración central alcanza el 3,41% del PIB en los primeros cinco meses, sólo un 0,09 menos de lo previsto para todo el año. Como sospechas que el Gobierno no tiene intención de aumentar los impuestos a las grandes fortunas y a las operaciones especulativas para mejorar los ingresos, te pones en lo peor. Una parte de los futuras cargas te tocará pagarlas a ti y a gente como tú.

Hay otra noticia que ha pasado como de puntillas: Mario Conde está creando un partido político con el que dar el salto a la actividad política una vez más. Tienes una mala opinión del ex banquero. Hace años tuviste un encontronazo con él. De aquel momento, cuando Conde estaba en la cúspide y todos los jóvenes querían emular, recuerdas la forma de mirarte, cómo quien evalúa una adquisición. Se decía entonces que tenía en nómina a decenas de periodistas, que le proporcionaban sustanciosos dosieres, con cuya información él comerciaba. Sea o no cierto, la información no le salvó de la cárcel. Le viste entrar en la Audiencia Nacional a declarar. El anuncio de su vuelta evidencia el deterioro de los políticos de los partidos clásicos. Es una advertencia. No acabamos de aprender de la historia.

Si hubiéramos sido capaces de aprender de nuestro pasado, el grupo de Presos en la Memoria no tendría que estar buscando para realizar la prueba de ADN a la familia de Nicanor Monje Sánchez, de Fresno de Alhandiga (Salamanca) que murió en la cárcel de Valdenoceda el 30 de junio de 1942. Ahora hace 70 años.

lunes, 25 de junio de 2012

Manos a la obra

Manos a la obra, te has dicho esta mañana. Empieza el primer año triunfal del resto de tu vida.

Sea por coincidencia, porque ha llegado el verano o por fastidiar, hoy el termómetro ha estado a punto de salirse por arriba. Lo que en Andalucía se conoce como la caló. ¿Qué me pongo?, te has preguntado, antes de agarrar ese vestidito camisero arreglao pero informal. Pasas al baño, tu chico te dice que estás guapa, te miras en el espejo y ¡alehop! aparece tu madre dibujada en el cristal. Te quitas el vestido rápidamente y te pones unos pantalones y una blusa con los colores de la República. Empecemos el día y el año como debe ser.

¿Por qué te cambias?, pregunta tu chico al verte de nuevo.

Por la caló, respondes.

Pues con la caló asomando has salido de casa a hacer un ratito de ejercicio. No un ejercicio del tipo Zapatero, aficionado a darse unas palizas de órdago (quizá para hacerse perdonar lo que nos hizo). No, lo tuyo es una cosa suave, tipo Paris Hilton pero sin Paris y sin Hilton.

O sea, has salido a las nueve y media de la mañana a dar una vuelta por el barrio con la sola intención de desentumecer las piernas. No tienes culpa de que pongan las tiendas por donde tú pasas. Y sí, en la calle Atocha han puesto una tienda de los chinos finos –la segunda generación de chinos, que han aprendido cantidad sobre gustos de occidentales en crisis- en la que venden bolsos, zapatos, cinturones y accesorios varios. Copias de modelos famosos sin logos ni gaitas y a muy buen precio. Has pringado con un cinturón. Para el vestido que llevaba tu madre en el espejo, a ver si se arregla.  

Vuelves a casa pronto aún, plena de energía. Por donde empezamos, te preguntas.
Por el orden, ataca tu mentalidad prusiana.

Y ahí has echado el día: revisando papeles, releyendo notas, viendo fotos, desechando lo desechable. Alrededor de una tonelada de papeles. Como que la casa  parece más grande.

Entre papel y papel, te ha dado tiempo a ver la prensa de hoy, que sigue calentita.

Contra lo que creías haber entendido, a Dívar no le van a reclamar nada, antes al contrario, se va con un pasar que para ti quisieras.

Te enteras también de que los obispos han pringao en la burbuja del ladrillo pero que muy probablemente la factura la pagareis ecuménicamente, como procede. La noticia está encabezada por una foto de hombres de negro, esos que el ministro Montoro dice que no van a venir. Ya.

Al llegar a Internacional pegas un respingo: un cartel reza: “Fuera Franco”. Tal como están las cosas en modo regresión, lo mismo vuelve el difunto. Pero no, se trata del Franco paraguayo, que, haciendo honor a su apellido, ha movido la silla al presidente elegido en las urnas. Hay palabras predestinadas.

Compruebas que la mayoría de periódicos han olvidado su esencia: lees que el Tribunal de Cuentas permanece vacío de contenido –como otras instituciones que deberían controlar la vida política- pero la información pasa con tiento sobre la materia no vaya a ser que alguien se moleste y la fastidiemos. Un camposanto para dinosaurios, titulan.

Te apuntas luego a un blog de economistas jóvenes y seguidores de Keynes. A ver qué pasa.

Admiras un día más al Roto, tipo genial que nos salva de la vergüenza, te repites.

En esas estás cuando en el correo te entra un enlace a la Internacional. Momento adecuado para cerrar la jornada laboral. No está mal. Mañana tampoco vas a ir a trabajar. Puedes esperar a que De Güindos venga a rescatarte.

viernes, 22 de junio de 2012

Nunca más, siempre más




Hoy has fichado por última vez en tu de trabajo. En estos momentos, estás técnicamente jubilada. No acabas de creértelo. Te parece que apenas era ayer cuando empezabas tu vida profesional, esa que acabas de cerrar.
Recuerdas las personas a las que has entrevistado, los actos que has narrado, las historias que has contado, la información que has elaborado.




Nunca más volverás a fichar. Nunca más volverás a cubrir una rueda de prensa, nunca más… hay  muchas cosas que no vas a hacer nunca más. Te has despedido con un nudo en la garganta. De tu mesa, de tus cachivaches, de tus compañeros, de Rosa, que es mucho más que una compañera, más que una amiga, que es como una hermana: generosa, inteligente, capaz, competente, divertida. Aún no has conseguido desprenderte de ese peso que te oprime el pecho desde que has dejado atrás los jardines de los Nuevos Ministerios. Adiós, don Eduardo Dato e Iradier, presidente del Consejo de Ministros, fundador del Ministerio de Trabajo…


Bien, y ahora ¿qué? El jubileo, te respondes. Sientes cierto vértigo debido a tu mentalidad prusiana, necesitas la organización diaria. Orden, ante todo. Así, pues, habrá que poner orden para que te dé tiempo a todo lo que quieres hacer, a saber:
- escribir de lo que quieras, cuando quieras.
- viajar donde puedas
- hacer fotos, las que quieras, donde quieras
- recuperar los idiomas cuasi olvidados
- ir al parque a hacer ejercicios en los aparatos que ha puesto el Ayuntamiento (crees que pensando en ti, justamente)
- reunirte con las amigas cuando quieras y –ellas- puedan
- hacer más caso a la asociación
- brujulear por las redes para ver lo que se cuece
- leer, que para eso tienes el ebook
- recorrer las exposiciones sin esperar al finde
- aprovechar las tarifas para la tercera edad, las que sean (ya tienes el carnet para el metrobus)
- Etc., etc., etc.
De momento, hay que celebrarlo. Esta noche nos vamos con los amigos a la Castafiore. Hay que reponer fuerzas para todo lo que queda por hacer.

lunes, 18 de junio de 2012

¿En qué momento se jodió?


Al –inexplicablemente- todavía presidente del Tribunal Supremo español, Carlos Dívar, se le ha puesto cara de Zabalita. Si el protagonista de Conversaciones en la Catedral se preguntaba en qué momento se había jodido el Perú, Dívar debe de andar preguntándose en qué momento a él se le había jodido todo. Por su expresión de perplejidad y por las explicaciones que proporciona a sus entrevistadores, se diría que sigue sin entender nada.

Se entiende la perplejidad de Dívar. Si bien se mira, lo que él ha hecho, lo que se ha sabido que ha hecho, es lo que vienen haciendo muchos altos cargos públicos. Con mayor comodidad cuanto más alto es el cargo. Gozan de saneados ingresos aunque inferiores a los que se perciben en la empresa privada y compensan ese desfase mediante favores que obtienen merced a corruptelas consentidas. Tienen interiorizado que el erario público está para eso, para compensarles a ellos.

Así, utilizan a discreción los coches, los chóferes, los alojamientos lujosos, los viajes injustificados e injustificables. Lo hacen porque así se ha hecho siempre, por ese sentimiento reverencial que el español tiene hacia el poderoso y porque nadie se ha atrevido a recordarles que son servidores públicos, no sus amos. Lo hacen porque se saben a cubierto, hoy por ti mañana por mí.   

Dívar, y los dívares que pululan por las Administraciones Públicas, se comportan como virreyes absolutos y, cuando se produce una crítica, se hunden en la perplejidad. ¿En qué momento se jodió todo?, se pregunta el hombre, torpe, incrédulo.

Hay una campaña contra mí por intereses espurios, argumenta la cuarta autoridad del Estado. No entiende nada. Absolutamente nada. Y se refugia en la abnegación cristiana, en el espíritu de sacrificio. De entre todos los malvados posibles, los peores son los tontos y, entre éstos, aquellos que, además, están imbuidos de convicciones religiosas que les hacen impermeables a cualquier crítica propia o ajena. Es decir, aquellos que te utilizan, te explotan, te apuñalan y, generosos como son, te perdonan.

¿En qué momento se jodió todo?, se pregunta aún.

jueves, 14 de junio de 2012

La macroeconomía

Día de nervios. Los mercados –por otro nombre, especuladores- están llevando a la economía española al límite. En realidad, el límite se ha traspasado hace tiempo; desde el punto de vista de la financiación el país está en insolvencia pero la nueva técnica de utilización del lenguaje impide llamar a las cosas por su nombre.

Día duro para el gobierno, que opta por callar. Sólo el ministro de Economía ha salido para pedir tranquilidad. No sabes si ese es el mensaje adecuado. Más aún, no sabes si hay mensajes adecuados a estas alturas. Solo la verdad nos hace libres, piensas, pero ningún gobierno es partidario de tal máxima.

Día difícil. El calambre del miedo traspasa las redes sociales: rescate, intervención, prima de riesgo, ibex35, crisis, interés, deuda, bonos. Al final de la jornada cambian los términos; las palabras clave ahora son goles, la roja, iniesta, torres, del bosque, eurocopa…

Día triste. Has sabido que un niño de once años ha suspendido dos asignaturas. El niño es inteligente, aplicado, brillante. Acostumbra a sacar buenas notas. Son sus primeros suspensos. El niño y un hermano, dos años mayor que él, viven con su abuela. La madre es drogodependiente no del todo rehabilitada. El padre se desentendió de la familia a poco de nacer el pequeño. La abuela hace lo que puede pero puede lo justo. Este curso no pudo comprar los libros del pequeño. La profesora, conocedora de la situación, fue proporcionándole fotocopias de las lecciones y el niño se aplicó a estudiar según su costumbre. Pero la profesora se embarazó y en los últimos meses del curso se tomó la baja maternal. El niño no dijo nada y su sustituta no se percató del problema.

Dos suspensos. Quizá alguien le regale los libros y el niño recupere los suspensos en septiembre. Quizá, no. Lo que es seguro es que el niño ha aprendido una dura lección: también en la escuela hay diferencias y él ha caído del lado de los perdedores.

Las informaciones siguen con su chorreo de datos. España mete cuatro goles a Irlanda. Los mercados analizan las perspectivas del euro. Tú tienes el corazón encogido pensando en el niño, en su fracaso actual, en su futuro. La injusticia, como el dolor y la tristeza, es mucho más sangrante cuando afecta a un niño.

La macroeconomía tampoco entiende de dramas infantiles.

domingo, 10 de junio de 2012

El primer día del resto de la vida


Cumples 65 años. Una cifra redonda. Pasas a pertenecer a ese grupo que creías lejano e inalcanzable: la tercera edad. A final de mes dejas de ser trabajadora activa, te irás de vacaciones y no volverás a fichar. Te debates entre el miedo a la inactividad y la liberación de disponer de tu tiempo, de tu actividad, de tus decisiones. Por momentos gana el pulso la segunda opción.

Cumples 65 años. Eres mayor, muy mayor, crees tú. Una anciana venerable, bromeas.

23 años menos que tu madre, 27 menos de los que llegó a tener tu abuela. Pongamos que te quedan 20 años activa. No tienes tiempo que perder si quieres hacer todo lo que te gustaría: tus fotos, tus blogs, tus viajes, tus amigos, tu asociación. Gastar la vida.

Cumples 65 y echas una mirada hacia atrás. Eres una tía con suerte. Has podido elegir el trabajo que te gustaba, la persona con quien querías vivir, los hijos que querías tener. Has cambiado varias veces de casa, de ciudad. Cuando creías tener la vida encarrilada, has vuelto a empezar de cero. Has llorado cuando correspondía y te has reído mucho. Has querido y te han querido. Quieres y te quieren. Tienes amigos, buenos compañeros.

Te miras en el espejo. Sonríes a esa tía que conoces desde niña. Te encoges de hombros. Piensas en lo que te queda por hacer antes de irte de vacaciones, en lo que quieres hacer a la vuelta.

Has cumplido 65 años. Tampoco es para tanto.