jueves, 14 de junio de 2012

La macroeconomía

Día de nervios. Los mercados –por otro nombre, especuladores- están llevando a la economía española al límite. En realidad, el límite se ha traspasado hace tiempo; desde el punto de vista de la financiación el país está en insolvencia pero la nueva técnica de utilización del lenguaje impide llamar a las cosas por su nombre.

Día duro para el gobierno, que opta por callar. Sólo el ministro de Economía ha salido para pedir tranquilidad. No sabes si ese es el mensaje adecuado. Más aún, no sabes si hay mensajes adecuados a estas alturas. Solo la verdad nos hace libres, piensas, pero ningún gobierno es partidario de tal máxima.

Día difícil. El calambre del miedo traspasa las redes sociales: rescate, intervención, prima de riesgo, ibex35, crisis, interés, deuda, bonos. Al final de la jornada cambian los términos; las palabras clave ahora son goles, la roja, iniesta, torres, del bosque, eurocopa…

Día triste. Has sabido que un niño de once años ha suspendido dos asignaturas. El niño es inteligente, aplicado, brillante. Acostumbra a sacar buenas notas. Son sus primeros suspensos. El niño y un hermano, dos años mayor que él, viven con su abuela. La madre es drogodependiente no del todo rehabilitada. El padre se desentendió de la familia a poco de nacer el pequeño. La abuela hace lo que puede pero puede lo justo. Este curso no pudo comprar los libros del pequeño. La profesora, conocedora de la situación, fue proporcionándole fotocopias de las lecciones y el niño se aplicó a estudiar según su costumbre. Pero la profesora se embarazó y en los últimos meses del curso se tomó la baja maternal. El niño no dijo nada y su sustituta no se percató del problema.

Dos suspensos. Quizá alguien le regale los libros y el niño recupere los suspensos en septiembre. Quizá, no. Lo que es seguro es que el niño ha aprendido una dura lección: también en la escuela hay diferencias y él ha caído del lado de los perdedores.

Las informaciones siguen con su chorreo de datos. España mete cuatro goles a Irlanda. Los mercados analizan las perspectivas del euro. Tú tienes el corazón encogido pensando en el niño, en su fracaso actual, en su futuro. La injusticia, como el dolor y la tristeza, es mucho más sangrante cuando afecta a un niño.

La macroeconomía tampoco entiende de dramas infantiles.

1 comentario:

  1. La macroeconomía no entiende de nada más que de ratios, beneficios, capitales y riesgos. Y no me parece mal, cada mochuelo a su olivo, el problema es que no consigo recordar el día en que cambiamos la política por la economía, pensado quizás que se trataba de habichuelas mágicas.

    Duele la realidad contada sin adornos y de cerca.

    Besos

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