lunes, 25 de junio de 2012

Manos a la obra

Manos a la obra, te has dicho esta mañana. Empieza el primer año triunfal del resto de tu vida.

Sea por coincidencia, porque ha llegado el verano o por fastidiar, hoy el termómetro ha estado a punto de salirse por arriba. Lo que en Andalucía se conoce como la caló. ¿Qué me pongo?, te has preguntado, antes de agarrar ese vestidito camisero arreglao pero informal. Pasas al baño, tu chico te dice que estás guapa, te miras en el espejo y ¡alehop! aparece tu madre dibujada en el cristal. Te quitas el vestido rápidamente y te pones unos pantalones y una blusa con los colores de la República. Empecemos el día y el año como debe ser.

¿Por qué te cambias?, pregunta tu chico al verte de nuevo.

Por la caló, respondes.

Pues con la caló asomando has salido de casa a hacer un ratito de ejercicio. No un ejercicio del tipo Zapatero, aficionado a darse unas palizas de órdago (quizá para hacerse perdonar lo que nos hizo). No, lo tuyo es una cosa suave, tipo Paris Hilton pero sin Paris y sin Hilton.

O sea, has salido a las nueve y media de la mañana a dar una vuelta por el barrio con la sola intención de desentumecer las piernas. No tienes culpa de que pongan las tiendas por donde tú pasas. Y sí, en la calle Atocha han puesto una tienda de los chinos finos –la segunda generación de chinos, que han aprendido cantidad sobre gustos de occidentales en crisis- en la que venden bolsos, zapatos, cinturones y accesorios varios. Copias de modelos famosos sin logos ni gaitas y a muy buen precio. Has pringado con un cinturón. Para el vestido que llevaba tu madre en el espejo, a ver si se arregla.  

Vuelves a casa pronto aún, plena de energía. Por donde empezamos, te preguntas.
Por el orden, ataca tu mentalidad prusiana.

Y ahí has echado el día: revisando papeles, releyendo notas, viendo fotos, desechando lo desechable. Alrededor de una tonelada de papeles. Como que la casa  parece más grande.

Entre papel y papel, te ha dado tiempo a ver la prensa de hoy, que sigue calentita.

Contra lo que creías haber entendido, a Dívar no le van a reclamar nada, antes al contrario, se va con un pasar que para ti quisieras.

Te enteras también de que los obispos han pringao en la burbuja del ladrillo pero que muy probablemente la factura la pagareis ecuménicamente, como procede. La noticia está encabezada por una foto de hombres de negro, esos que el ministro Montoro dice que no van a venir. Ya.

Al llegar a Internacional pegas un respingo: un cartel reza: “Fuera Franco”. Tal como están las cosas en modo regresión, lo mismo vuelve el difunto. Pero no, se trata del Franco paraguayo, que, haciendo honor a su apellido, ha movido la silla al presidente elegido en las urnas. Hay palabras predestinadas.

Compruebas que la mayoría de periódicos han olvidado su esencia: lees que el Tribunal de Cuentas permanece vacío de contenido –como otras instituciones que deberían controlar la vida política- pero la información pasa con tiento sobre la materia no vaya a ser que alguien se moleste y la fastidiemos. Un camposanto para dinosaurios, titulan.

Te apuntas luego a un blog de economistas jóvenes y seguidores de Keynes. A ver qué pasa.

Admiras un día más al Roto, tipo genial que nos salva de la vergüenza, te repites.

En esas estás cuando en el correo te entra un enlace a la Internacional. Momento adecuado para cerrar la jornada laboral. No está mal. Mañana tampoco vas a ir a trabajar. Puedes esperar a que De Güindos venga a rescatarte.

8 comentarios:

  1. ¿Ves qué te decía?: No te queda tiempo "pa ná".

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    1. Esto será sólo al principio, digo yo, luego me cundirá más.

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  2. Me encantaría agotarme como tú. Mirada en el espejo incluida.

    Y, ¡ala!, al Mundo.

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    1. Fernando, al Mundo así, con mayúscula, ya me gustaría. Un poco más cerca: a Praga, el lunes. Estáis a tiempo si os animáis. Besos a tí a la manquita.

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  3. Pues no, no parece que te vaya a cundir mucho el tiempo...que por cierto ¿para qué quieres que cunda?

    Ah no, que eso lo he dicho yo....Estoy echando cuentas...y me faltan 35 años ¡de momento y como poco! para mi primer año triunfal del resto de mi vida ¡qué barbaridad!

    Besos

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    1. Eso te pasa por ser tan joven pero, como bien sabes, ese defecto se corrige con el tiempo. Y el tiempo pasa más rápido de lo que ahora piensas, acuérdate de que te lo he avisado.

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    1. Ná, que te quedan cuatro días para el jubileo. Menos de lo que piensas, en todo caso

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