martes, 24 de mayo de 2011

Difícil despertar


Sé que voy contra corriente pero, como pertenezco a una generación que se alimentó de textos políticos, aún conservo la fe en quienes dedican su vida o un período de ella a gestionar los asuntos públicos. Los políticos.

No soy precisamente una fervorosa del ordeno y mando ni de los imperativos pero si de mí dependiera, impondría la exigencia de tener un oficio o profesión antes de matrimoniar o de pedir el voto, de manera que nadie accediera a la condición de casado o a una lista electoral sin haber acreditado que es capaz de mantenerse por sí misma. Sea como ingenier@ naval o como fontaner@. Que demostrara no necesitar de la sopa boba para tener el nivel de vida que disfruta.

En consecuencia, admiro a quien decide volver a la actividad profesional después de haber dedicado un tiempo a la política. O a quien dimite cuando le desautorizan. En suma, a quien es capaz de dar un paso atrás y dejar que otros hagan lo que él no es capaz.

Jordi Sevilla
fue ministro en el primer gabinete de Zapatero pero también es recordado por ser el autor de una frase, captada a través de un micrófono indiscreto, en la que aseguraba al entonces candidato a la presidencia, José Luis Rodríguez Zapatero, que bastaría con dos tardes de clases de economía para tomar el poder.

La realidad ha demostrado que o no eran suficientes o algo falló en la pedagogía: profesor o alumno. El hecho es que Jordi Sevilla fue cesado de ministro –le sucedió Elena Salgado- y acabó abandonando el PSOE para fichar por una importante consultora.


Hoy, publica un artículo en El País en el que da un repaso a aquellas clases. Puede que tenga algo de venganza –que es mejor cuando se sirve fría- pero está llena de sentido común.

Antonio Muñoz Molina es un escritor comprometido. Me gusta casi toda su producción literaria aunque, en ocasiones, me parece que se pone un poco moñas, un pelín snob. Él y su mujer, la también escritora Elvira Lindo, eran considerados hace años como una pareja indubitablemente de izquierdas, con una clara afinidad al PSOE. Más recientemente, ambos han venido modulando su postura en una posición crítica que, siendo la que cabe atribuir a la intelectualidad, choca entre nosotros por inhabitual.

Muñoz Molina escribió el pasado día 20 un artículo que ha titulado “La hora de despertar”. Un aldabonazo en la conciencia ciudadana. Una llamada de atención a lo que sucede a diario a nuestro alrededor. Una reflexión cívica y ética. Leo y releo sus palabras y me reconcilio con el papel de los intelectuales en esta sociedad de consumo y de las redes sociales.

No hay más vuelta de hoja. Hace tiempo que hemos sobrepasado la hora de despertar.

lunes, 23 de mayo de 2011

Españolito que vienes

Son ventajas –o desventajas- de los sesenta. Que lo sabía. Sabía que las elecciones iban a ser un varapalo para el Psoe (aunque no tanto, lo confieso). Y no porque no lo hayan merecido. Se lo han trabajado a pulso. Pero también se lo ha trabajado el PP y ahí lo tienen, cuajadito de corruptos pero hecho un brazo de mar, controlando el poder local y autonómico, con las fauces abiertas para comerse la tarta del gobierno central.

Hay que estudiar bien algunos números, creo. Hay que conocer por qué se han abstenido esas 11.710.762 personas que han preferido quedarse en su casa en vez de ir a ejercer su derecho a decidir, que supone el 33,77% de abstención. Pero, sobre todo, habría que conocer la razón de esos 584.012 votos blancos que, unidos a los 289.506 votos nulos, suponen casi un millón de interpelaciones (973.518) dentro de las urnas, un auténtico récord ¿Por qué ningún partido político ha logrado convencerles?

La victoria del PP es rotunda e indubitable: 8.474.031 votos frente a los 6.276.087 del Psoe. IU, con 1.424.119 papeletas, no logra aprovecharse del voto desencantado de la izquierda. Alguien debería analizar también por qué.

Estos días de mayo han sido una montaña rusa de emociones. El movimiento #15m, las acampadas en Sol y en otras plazas de decenas de ciudades, sus propuestas de adecentamiento de la vida pública, aparentemente apoyadas por un amplio espectro de la sociedad, coexisten con el apoyo mayoritario a un partido que presenta a cientos de imputados por corrupción.

Algún día nuestros nietos, o los hijos de nuestros nietos, estudiarán en las aulas lo que ha ocurrido estos días de mayo en España. Cuando una parte del país se alzó en protestas contra la corrupción y los vicios del sistema político y otra parte fue mansamente a votas a los corruptos y viciosos.

Y ahora ¿qué?, se preguntan/nos preguntamos algunos.

Para el Psoe, la tarea es volver a empezar.

Por si acaso, yo he decidido volver a Serrat y a Machado.

Ya hay un español que quiere
vivir y a vivir empieza,
entre una España que muere
y otra España que bosteza.

Españolito que vienes
al mundo te guarde Dios.
una de las dos Españas
ha de helarte el corazón.

sábado, 21 de mayo de 2011

Propuestas de Acampada en Sol


1. Cambio de la Ley Electoral para que las listas sean abiertas y con circunscripción única. La obtención de escaños debe ser proporcional al número de votos.


2. Atención a los derechos básicos y fundamentales recogidos en la Constitución como son:
- Derecho a una vivienda digna, articulando una reforma de la Ley Hipotecaria para que la entrega de la vivienda en caso de impago cancele la deuda.
- Sanidad pública, gratuita y universal.
- Libre circulación de personas y refuerzo de una educación pública y laica.



3. Abolición de las leyes y medidas discriminatorias e injustas como son la Ley del Plan Bolonia y el Espacio Europeo de Educación Superior, la Ley de Extranjería y la conocida como Ley Sinde.

4. Reforma fiscal favorable para las rentas más bajas, una reforma de los impuestos de patrimonio y sucesiones. Implantación de la Tasa Tobin, la cual grava las transferencias financieras internacionales y supresión de los paraísos fiscales.
5. Reforma de las condiciones laborales de la clase política para que se abolan sus sueldos vitalicios. Que los programas y las propuestas políticas tengan carácter vinculante.

6. Rechazo y condena de la corrupción. Que sea obligatorio por la Ley Electoral presentar unas listas limpias y libres de imputados o condenados por corrupción.

7. Medidas plurales con respecto a la banca y los mercados financieros en cumplimiento del artículo 128 de la Constitución, que determina que “toda la riqueza del país en sus diferentes formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general”. Reducción del poder del FMI y del BCE. Nacionalización inmediata de todas aquellas entidades bancarias que hayan tenido que ser rescatadas por el Estado. Endurecimiento de los controles sobre entidades y operaciones financieras para evitar posibles abusos en cualquiera de sus formas.

8. Desvinculación verdadera entre la Iglesia y el Estado, como establece el artículo 16 de la Constitución.

9. Democracia participativa y directa en la que la ciudadanía tome parte activa. Acceso popular a los medios de comunicación, que deberán ser éticos y veraces.
10. Verdadera regularización de las condiciones laborales y que se vigile su cumplimiento por parte de los poderes del Estado.

11. Cierre de todas las centrales nucleares y la promoción de energías renovables y gratuitas.

12. Recuperación de las empresas públicas privatizadas.


13. Efectiva separación de poderes ejecutivo, legislativo y judicial.

14. Reducción del gasto militar, cierre inmediato de las fábricas de armas y un mayor control de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Como movimiento pacifista creemos en el “No a la guerra”.

15. Recuperación de la Memoria Histórica y de los principios fundadores de la lucha por la Democracia en nuestro Estado.

16. Total transparencia de las cuentas y de la financiación de los partidos políticos como medida de contención de la corrupción política.

viernes, 20 de mayo de 2011

Rompeolas de todas las españas


Estos días, en Madrid todo gira en torno a la Puerta del Sol. Puedo afirmar sin rebozo que lo intuí porque ya he dejado escrito aquí que tengo un cierto don para encontrarme en el lugar exacto y en el momento adecuado. Cuando el domingo nos topamos con la manifestación que ha desencadenado el proceso de asamblea permanente, les dije a mis compañeros: Estamos viviendo un momento histórico.


Cinco días después, no sé si me he pasado con la premonición. He ido siguiendo la evolución de la acampada el lunes, el martes, el miércoles, el jueves y hoy, viernes. Cada día más gente, más organizada, también más saturada.


El lunes, un puñado de jóvenes se justificaba por los incidentes del domingo y se quejaba de la violencia con que se había empleado la policía. El martes fueron desalojados pero volvieron a instalarse, esta vez más numerosos. El miércoles la junta electoral de Madrid ordenó el desalojo. Y con ello, desencadenó un proceso que nadie sabe donde concluirá.

Gente de toda edad se dio cita en la plaza mayor de España, que es lo que viene a ser la Puerta del Sol madrileña. Gentes muy diversas unidas por el sentimiento común de que el sistema democrático ha perdido el norte hace tiempo han tomado las principales plazas del país para pedir que la política recupere el sentido que nunca debió perdió: de la justicia, la equidad, la ética civil.


Son gente principalmente de izquierda –la derecha no se plantea esas cuestiones y menos si cree que se le está abriendo el cajón del pan, como espera ahora-, que muestran así su enfado con los partidos mayoritarios – PP y PSOE- a quienes acusan de estar vendidos a los bancos, entre otros reproches. La iniciativa es exclusivamente de los jóvenes pero el seguimiento es de todas las edades.


Esta mañana, la junta electoral central ha declarado ilegal estas acampadas el sábado y el domingo para que no interfieran en el proceso electoral. Hay algo de incongruencia en esta sentencia porque lo que los congregados reclaman es, justamente, que se medite bien a quién entregar el voto antes de depositarlo en la urna.


Entretanto, los medios conservadores han empezado a atacar a los convocados o a ridiculizarlos o ambas cosas a la vez. En suma, les han proporcionado una publicidad añadida.

El cúmulo de todas esas circunstancias ha alcanzado su cénit esta tarde. Miles de madrileños han querido unirse a la iniciativa, sentirse protagonistas siquiera sea por un rato de la propuesta más novedosa vivida en España en muchos años: un movimiento social sin líderes, sin amparo, sin estructura que se enfrenta al poder de los partidos. Organizada a golpe de tam tam telefónico, mediante twitter, principalmente.

La multitud de esta tarde habrá dificultado pero no ha impedido el normal desenvolvimiento de la acampada, constituida ya en comisiones que ordenan la convivencia de varios cientos de personas. Lo difícil era caminar por la plaza. Decenas de debates simultáneos, como las partidas de ajedrez, cientos, miles de carteles con todo tipo de reivindicaciones, algunos en idiomas no nacionales. Familias enteras venidas del extrarradio o de otras ciudades, parejas de jubilados cogidos del brazo y endomingados, jóvenes que se besan ajenos al ruido o trepan por la cubierta del metro. Llamadas a la revolución española.


Ah, el valor simbólico de la Puerta del Sol. Días atrás, Nacho Escolar llamaba la atención sobre el hecho de que cada vez que en la ocasión anterior que coincidieron la Puerta del Sol y elecciones se proclamó la II República. Faltó poco para ser lapidado.


Mientras escribo estas líneas pende sobre la acampada la amenaza de la sentencia de la junta electoral. Nadie sabe qué pasará mañana ni pasado. Presumo que imperará la sensatez. No tanta como para llegar a un pacto pero la suficiente para que no llegue la sangre al río. Espero.

Entretanto, recuerdo a Antonio Machado:

¡Madrid, Madrid; qué bien tu nombre suena,
rompeolas de todas las Españas!

jueves, 19 de mayo de 2011

DemocraciaRealYa


En mi familia todos hemos salido un poco zurdos. Políticamente, quiero decir. Pero en el caso de mi hermano se nos debió ir la mano porque hasta que cumplió los 20 años militó en la izquierda radical (no digo extraparlamentaria porque entonces hasta la socialdemocracia lo era).

Como a esa edad se es bastante irresponsable, durante un tiempo guardó propaganda comprometedora en la casa que teníamos en el pueblo hasta que alguien nos avisó de que cualquier día la policía iba a darnos un susto. Sacamos aquellos papeles como pudimos, algunos en un cochecito de bebé, con una de mis hijas dentro.

El tiempo ha pasado para todos, también para mi hermano. Ahora es un burgués felizmente acomodado que distribuye su tiempo haciendo bicing, nadando en la piscina de su cojochalet o pescando en un barquito que se ha comprado hace poco.

No obstante, le han quedado resabios. Cuando las manifestaciones contra la guerra de Irak decidió que era momento de reverdecer laureles. Pero, mientras los demás íbamos a la manifa en transporte público o a pie, él cogió su coche de gran cilindrada, abandonó la urbanización donde vive y enfiló en dirección de Madrid. Diez kilómetros antes de llegar se encontró un atasco de tamaño XL formado por todos los que habían tenido la misma idea que él: ir a manifestarse en coche.
La cola avanzaba lentamente hasta que se topó con la policía que, cumpliendo su misión –recuerdo que gobernaba el ínclito Ansar- iba poniendo trabas a quienes tenían pinta de manifestantes. Mi hermano se preparaba para sacar su armamento dialéctico de aguerrido izquierdista cuando, para su sorpresa, la policía le abrió paso para que prosiguiera su camino.

- Pase usted, caballero, cuenta que le dijeron.

La anécdota es una de las que repetimos en todas las reuniones familiares para mortificarle un poco. Nosotros ponemos el acento en lo que la acepción “caballero” tiene de acomodado y él se lamenta de lo que tiene de señor mayor.

Bueno, pues no volveré a reirme de lo sucedido a mi hermano porque ayer me pasó a mí algo muy parecido.


Cuando supimos que la junta electoral había decidido prohibir la acampada no dirigimos a Sol con intención de apoyar la iniciativa de quienes reclaman “DemocraciaRealYa”. La plaza estaba atestada de gente de toda edad, no sólo jóvenes y las calles que desembocan en ella, tomadas por la policía con sus furgonetas azules. Para atravesar los cordones policiales los paseantes debían enseñar sus bolsos y mochilas a los agentes, que controlaban el contenido de los mismos. Me disponía yo a mostrar mi bolso cuando el policía que me correspondía me dijo muy amable: pase, pase, señora.

Contra mi opinión, resulta que no soy sospechosa para el sistema.

- ¿Tengo yo pinta de pepepija?, pregunto a mi chico.

- No, pero tampoco de revolucionaria peligrosa, por eso te dejan pasar. Por eso y porque habrán supuesto que con las cosas que llevas habitualmente en el bolso no te cabe nada más.

Los controles no deben ser muy rigurosos porque la Puerta del Sol se va llenando como en sus días gloriosos. Esperamos que el reloj de la torre dé las 8 –hora límite fijada por la junta electoral para el desalojo- con un ojo puesto en los muchos policías que rodean la plaza y el otro en los acampados que ocupan el centro de la misma. Cuando la manecilla pequeña se fija en el 8 y la grande toma la perpendicularidad la gente rompe en aplausos. Los policías permanecen inmóviles.


A medida que pasan los minutos el ambiente se va destensando y adquiere un tono festivo. Cada grupo inicia un eslogan que otros repiten, algunos cantan, otros pasean en el escaso espacio que queda libre. Hay muchos jóvenes, especialmente en el núcleo central, el de la acampada, pero también hay parejas con niños pequeños, mayores con aspecto de jubilados y gente de media edad. Los hay con aspecto de okupas, pocos, otros preparados para una acampada urbana, gente con ropa casual y algunos encorbatados, los menos, pero algunos. Hay tipos con aspecto de mirón –variante que en Madrid alcanza auténtica profesionalidad- y otros con gesto de entrega total. Somos varios miles pero no sabría decir cuántos, no menos que en Nochevieja, seguro.

Hago fotos con el móvil y trato de tuitear pero resulta imposible, la red debe estar colapsada. Detrás de mí le ocurre lo mismo a un tipo con un ipad, se ha quedado sin conexión a internet.

Soy consciente de asistir a un fenómeno político, el único original en los últimos años. No tiene nada que ver con las movilizaciones contra la guerra, aunque muchos de quienes entonces se oponían al gobierno del PP se opongan ahora al gobierno PSOE. Es la gente que está harta de esta democracia descafeinada que no tiene en cuenta los intereses, las inquietudes y las necesidades de los ciudadanos pero atiende sin rechistar las órdenes de los dueños del dinero.

Creo que ahí radica el desencuentro entre ciudadanía y gobierno aunque no sea la única causa. Es el desapego de quien observa con estupor el crecimiento de una casta de políticos cada vez más incultos, menos formados, acaparadores de privilegios, sordos a todo lo que no sean sus propias iniciativas y propuestas; enzarzados en discusiones de patio de colegio, insensibles e insensatos.


¿Y los acampados? Están tiernos, muy tiernos. Son de una ingenuidad que enternece. Pero con estos mimbres empezó mayo del 68 y cambió la manera de ver el mundo.


Hoy he vuelto por Sol. A esa hora había menos aglomeración, los acampados se han organizado en comisiones, quienes llegan hablan con otros visitantes, hablan de todo, de política, de economía, de filosofía. Dialogan tranquilamente, se respetan el turno de palabra. Algunos paseantes –Sol es la zona cero de los guiris- se paran y preguntan qué pasa.


Medito sobre el fenómeno y trato de sacar conclusiones. Pero se me ha adelantado El Roto. No hay mejor resumen.

lunes, 16 de mayo de 2011

De Sol a Atocha


Tengo una cierta habilidad para encontrarme en el sitio exacto, en el momento justo. Me ha pasado más veces, yo lo interpreto como un don. Hay quien tiene facilidad para ligar o para aprender idiomas o para las matemáticas. A mi me suele pillar, casi siempre por azar o después de muchos vericuetos, donde ocurren cosas.

El pasado sábado habíamos hecho planes para ir al cine con unos amigos. Queríamos ver “Medianoche en Paris”, la última de Woody Allen, y luego picar algo. Un plan normalito para una tarde de sábado. Pero la tarde se metió en lluvia y viento y decidimos dejarlo para el domingo. Ayer, quedamos en casa para comer –un pollito de corral al champán, receta de Valdomicer- alargamos la sobremesa y a las 6 salimos a dar una vuelta por la villa, en fiestas de su patrono San Isidro, hasta la hora del cine.

La película nos gusta mucho. Sin ser lo mejor del director neoyorkino tiene ese aliento que desprenden los genios. Además, a los cuatro nos gusta París así que nos han dado una ración de dulce.

Pasan las 10 de la noche cuando salimos a la calle Montera –hemos ido a los Acteón-. Nos encaminamos en dirección a la Puerta del Sol pero una fila de policías, protegidos con cascos y escudos y armados con sus sistemas de reglamento, nos lo impiden. Están protegiendo la comisaría que se encuentra en esa calle porque unos 20 metros más abajo otra fila toma posiciones controlando a los que suben en dirección a Gran Vía.

- ¿Qué pasa?, preguntamos.
- Hay una manifestación de los antisistema en Sol, nos responde un agente.

Entonces, caemos en la cuenta de la convocatoria #15m que hemos visto en Twitter y de la que apenas se han hecho eco los medios convencionales. Una plataforma que se reclama pacifista y pide democracia real y reprocha a los partidos mayoritarios haberse arrojado en brazos de los mercados (por otro nombre dinero puro y duro) ha incendiado las redes sociales –facebook y twitter- convocando a manifestarse este domingo de mayo previo a las elecciones municipales y autonómicas.

¿Ésos son los antisistema? Me parece un chiste de Gila que quienes piden decencia pública y democracia real sean considerados el enemigo mientras se pasean a sus anchas quienes han vaciado las arcas públicas, quienes han especulado, quienes suben los precios de la vivienda y además los intereses de los créditos, quienes explotan, abonan salarios de miseria y despiden a trabajadores y luego se llevan su dinero a paraísos fiscales bendecidos por los gobiernos de turno de toco color. Es el mundo al revés.

Hacemos un intento de pasar pero los policías se nos ponen bravos. Por aquí no. Damos la vuelta y bajamos a Sol por la calle Tetuán. Cuando llegamos a Sol hay casi tantos policías como manifestantes, varias lecheras y alguna furgoneta del Samur pero no apreciamos jaleo. Seguimos por Carretas hasta la Plaza Benavente. Hay mucha gente pero no alboroto.

Volvemos a casa dándole vueltas a la situación política, a la crisis, a las perspectivas electorales del próximo domingo y a los signos de reacción que mi amiga dice observar. Es una optimista patológica.

Esta mañana, veo que la manifestación concluyó con enfrentamientos, que hay varios detenidos y que la policía se empleó a fondo. Como siempre que veo escenas como ésta creo que alguien debería introducir métodos de control más adecuados en las academias de policía y que los agentes se equivocan de enemigo.

No son estos manifestantes los que les han bajado el salario, los que establecen horarios que dificultan la conciliación personal y profesional, los que controlan los mercados. Alguien debería enseñárselo también en la academia.

Esta tarde, me he dado una vuelta por la Puerta del Sol donde un grupo de jóvenes ha acampado con el propósito de permanecer hasta después de las elecciones del domingo. Están distribuidos en corrillos, charlan animadamente, debaten, escriben. Algunos transeúntes se acercan, preguntan, charlan. Hay profusión de carteles reivindicativos. Fotografío uno que me trae eco de eslóganes que yo misma he coreado años ha. “Si no nos dejáis soñar no os dejaremos dormir”, reza.

Simpatizo con ellos, lo declaro. Me gustaría que prosperaran sus demandas, sus iniciativas, que tuvieran una estrategia y que ésta diera resultado, que no les manipularan, que no se aprovecharan de ellos. ¡Ay!

De allí voy a Atocha. En el Museo Reina Sofía Iñaki Gabilondo presenta una iniciativa –EncuentrosPOR- amparada por Prisa Radio.

Cuando llego, hay una cola regular. Me pongo a esperar mi turno. Entretanto, veo como accede gente peripuesta, el tipo de vip’s imprescindible en un estreno. Los vip’s se multiplican como si fueran panes y peces simultáneamente, que sólo falta el fotocall. La cosa empieza a parecer pitorreo. Me acerco a la puerta a preguntar por qué entran algunos y otros hacemos cola esperando. Entran los que tienen invitación, me responden, si se ha inscrito figurará en la relación y puede pasar. Efectivamente, estoy en la lista y me dejan entrar pero dejo tras de mí una larga cola. No me gusta el gesto.

El acto está bien. Es una declaración de principios un poco rimbombante. Un repaso a la galería de famosos inevitable en este tipo de actos. En el estrado, Nativel Preciado, una periodista a la que admiro; José Antonio Marina, el filósofo; Nacho Escolar, el periodista y bloguero, que cada vez me recuerda más al Juan Luis Cebrián joven. Todos hacen declaración de principios que llevo años oyendo. ¿Qué hay de nuevo en sus propuestas, en su actitud? Si lo hay, se me escapa.

Interviene también Montserrat Domínguez. Iñaki entrevista a alguno de los asistentes. José Carrillo, el recién elegido rector de la Complutense; Nicolás Sartorius, el ex diputado comunista. También habla con algunos de los jóvenes asistentes.

No sabría –no sé si querría- explicar por qué pero me parece que todo rezuma un aroma rancio. Los organizadores de esta iniciativa no son ajenos a la situación en que nos encontramos. Algunos de los que han accedido tan diligentemente a la zona vip’s no son inocentes respecto a la crisis.

Ojalá me equivoque pero, puesta a elegir, me parece más sincera la opción de Sol. Que a lo mejor no prospera pero es que lo otro es más de lo mismo, qué quieren que les diga.

viernes, 13 de mayo de 2011

Paralizados por el miedo


Una ola de conservadurismo nos invade con más eficacia que el tsunami que se extendió por las costas japonesas tras el terremoto. Se diría que la izquierda ha desaparecido. Nada queda del comunismo, ni del socialismo, tal como cuando éramos jóvenes pensamos que construiría la sociedad. Apenas queda nada del centrismo progresista que soñamos en los años de la transición.

¿Qué ha ocurrido? ¿Por qué no somos capaces de elaborar una alternativa válida? ¿Por qué no somos capaces de reaccionar?

No tengo respuestas. Sólo preguntas.

Germán Cano, filósofo y traductor del que no había oído hablar –lo que quizá pruebe mi ignorancia- da hoy una explicación en El País. Lejos de tranquilizarme, aumenta mi inquietud.