lunes, 24 de noviembre de 2014

Sobre duquesas, monteras y mujeres



El pasado 20 de noviembre murió en la cama de una de sus múltiples viviendas una mujer de 88 años. Pasó el tránsito en compañía de su tercer marido y de sus seis hijos, rodeada de las muchas personas de servicio que a lo largo de su vida le han evitado cualquier tarea o quehacer que el resto de los mortales consideramos normales. La finada jamás de los jamases tuvo que hacerse la cama, la comida o el equipaje, nunca limpió el polvo o barrió o pasó el aspirador. En ningún momento de su existencia tuvo necesidad de ganarse la vida. Todo lo que tuvo o lo recibió en herencia o lo ganaron otros para ella. Se llamaba Cayetana -y otros veinte nombres- Fitz-James Stuart y era conocida como la duquesa de Alba. Su óbito, el duelo oficial y las exequias de la duquesa Cayetana han ofrecido un espectáculo que avergüenza a una sociedad medianamente formada e informada.

Que la televisión pública dedique horas y horas de emisión a ensalzar las virtudes de alguien cuyo único mérito es haber nacido en una familia privilegiada, cuyo patrimonio se ha construido en base a esos privilegios precisamente, con grandes exenciones impositivas, sin la más leve explicación crítica o contextual explica bastante la situación por la que atraviesa la sociedad española. Nos duermen con cuentos, ya lo dijo León Felipe.  

A falta de mayores virtudes, ha habido unanimidad en considerar que el mérito principal de la finada fue su habilidad para ponerse el mundo por montera. Ese mismo mundo que se le había puesto a los pies en el momento de su nacimiento, cabría añadir.

El mérito tampoco es excesivo si se tiene en cuenta que ponerse el mundo por montera es una "locución castiza que indica que la persona a la que se aplica no ha tenido en cuenta las opiniones contrarias de los demás a la hora de acometer una empresa difícil, hecho que a veces suele llevar a cabo de manera  inconsciente, sin tener en cuenta las dificultades que entraña el asunto". Pero si nos atenemos al caso concreto de la señora duquesa lo más reseñable es que siempre hizo su santa voluntad. Así atropellara el buen nombre suyo y de los suyos, conviene recordar, o de quienes la rodeaban. Hizo lo que quiso porque pudo hacerlo sin mayor esfuerzo. En su caso, la montera le salía siempre gratis.   

No diré que la finada duquesa fuera culpable de haber nacido en la familia que nació, pero tampoco el hecho es en sí mismo un mérito. En cuanto al mundo y la montera, hubo mujeres coetáneas suyas que se enfrentaron al mundo con harta dificultad, arriesgaron lo poco que tenían –y con frecuencia lo perdieron todo- pero contribuyeron a que la sociedad avanzara.

Doña Cayetana nació en 1926, cinco años antes de que se proclamara la II República -que permitió el voto femenino- y, por si venían mal dadas, la familia se refugió en Londres, donde el duque de Alba, un prenda de mucho cuidado, primero defendió los intereses de quienes se confabulaban con el sistema votado en las urnas y luego fue embajador de la dictadura. Bien es cierto que la niña no tenía culpa de lo que hiciera el padre, pero no es menos verdad que tuvo buena suerte a la hora de soslayar riesgos.  

Mujeres –y hombres, pero hablamos de mujeres- hubo que no tuvieron tanta suerte y sufrieron las consecuencias de la guerra que los correligionarios del duque de Alba atizaron a conciencia. Y pasaron hambre y penalidades y muchas hubieran de salir al exilio con sus lágrimas por todo patrimonio. Hubo quien se quedó y sufrió igualmente las penalidades de una larguísima posguerra. Y pasó hambre y frío y padecimientos y falta de libertad.

Falta de libertad quería decir que la única opción era seguir las leyes de la dictadura, que si habías tenido mala suerte a la hora de escoger pareja tenías que apechugar con el propio de por vida y no podías refugiarte en ningún palacio salmantino. Falta de libertad significaba que si eras mujer y tu padre no quería que estudiaras no estudiabas por muy inteligente que fueras pero también que si no tenías dinero te morías de asco independientemente de la voluntad de tu padre. Falta de libertad era que tu marido pudiera irse a por tabaco y volver diez años después sin que nadie le pidiera cuentas de la ausencia pero que si la misma esposa abnegada echaba una cana al aire el marido podría quitarle la vida en defensa de su honor. Por señalar sólo algunos ejemplos.

Así y todo, mujeres hubo que, haciendo caso omiso a las dificultades de toda índole que encontraban en su camino, se arremangaron para construir un mundo más justo. Me referiré sólo a una de ellas: Carmina Virgili, que nació un año después que la duquesa y ha muerto con un día de diferencia. Fue a la universidad cuando muy pocas mujeres llegaban, se doctoró en Ciencias Naturales, investigó, escribió, fue la primera catedrática en la Universidad de Oviedo, dedicó un tiempo a la gestión política. Se ha ido en silencio, sin aplausos, sin alharacas. No era duquesa.

No es la única. Mientras las duquesas jugaban con las monteras hubo mujeres que rompían barreras: la primera mujer que bajó a la mina, la primera mujer ingeniera, la primera mujer juez, la primera mujer militar. Mujeres que controlaban su maternidad arriesgándose a ser detenidas por comprar la píldora anticonceptiva. Mujeres que salieron a conquistar el mercado laboral y pagaron sus impuestos. Mujeres que hicieron normal lo que había sido excepcional. Tampoco eran duquesas.  

De aquellos esfuerzos, de aquellos riesgos, de aquellos avances nos beneficiamos todos, incluidos la duquesa y su prole. Lo cual es una suerte para todos. También para quienes carecen de trabajo y emplean su tiempo en jalear el paso de la mayor terrateniente nacional.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Se busca a Martín Villa



Una jueza argentina, que investiga crímenes cometidos durante el franquismo, ha imputado a diecinueve dirigentes, entre ellos varios ex ministros como Licinio de la Fuente, Rodolfo Martín Villa, Alfonso Osorio y José Utrera Molina, de los que solicita la extradición para, de momento, su declaración indagatoria. La sección argentina de Interpol ha pedido la detención urgente preventiva de esos imputados para su extradición a Argentina.

Cuando llegas a cierta edad has adquirido el conocimiento y el escepticismo suficientes para saber que ninguno de las personas mencionadas en el auto de la jueza va a pasar por la cárcel –como sí le ocurrió al finado ex presidente chileno Augusto Pinochet– pero eso no te impide un cierto regodeo. Hay una suerte de justicia poética en esa orden de extradición.

En la primera mitad del año 1976, Rodolfo Martín Villa era ministro de Relaciones Sindicales del gobierno presidido por Carlos Arias Navarro. Un puesto complicado pues, muerto Franco pero con las leyes de la dictadura aún en vigor y el aparato franquista bien engrasado, España vivía momentos convulsos. Los sindicatos de clase todavía ilegales –principalmente CCOO, UGT y USO- pugnaban por hacerse un hueco entre los intereses de los trabajadores. A diario se declaraban cientos de huelgas que reivindicaban, fundamentalmente, el reconocimiento de derechos laborales que eran normales en los países del entorno.

El 5 de febrero de ese año, la factoría de la empresa Michelin en Aranda de Duero se declaró en huelga. Fue un bombazo en la vida local. Aranda carecía de tradición obrera, la mayoría de los dos millares de trabajadores que mantuvieron viva la huelga durante tres meses procedían del ámbito rural y aquella era su primera experiencia de lucha organizada. La respuesta fue contundente: la empresa inició un conteo de despidos que empezó por quienes habían tomado la palabra en las asambleas y acabó en cientos de ceses sin más razón que porque sí, como si se tratara de una perversa lotería.

Aún no se había cumplido el primer mes de huelga cuando el 3 de marzo ocurrieron los sucesos de Vitoria: la policía arrojó bombas lacrimógenas dentro de una iglesia donde se celebraba una asamblea y luego disparó contra los trabajadores que huían de la asfixia, con el resultado de cinco personas muertas y decenas de heridos.

Ante el temor de que algo parecido pudiera repetirse en Aranda, donde los ánimos estaban muy caldeados por la cerrazón empresarial, una comisión de trabajadores fue a entrevistarse con el ministro del ramo, el susodicho Martín Villa. Tenía el ministro por entonces un tic nervioso que le llevaba a subirse las gafas mediante sucesivos movimientos de nariz para acabar empujándolas hacia arriba con el dedo. Cientos de veces repitió ese movimiento durante el breve espacio de la entrevista. Los trabajadores le argumentaron la justeza de sus reivindicaciones, que pasaban por la readmisión de los despedidos, y solicitaron su mediación con la empresa. Martín Villa les miró con aquel gesto de nariz arrugada y una media sonrisa y respondió sin despeinarse: Como ustedes saben, una cosa es la justicia y otra la legalidad.   

Efectivamente, muchos de los despedidos, los más implicados sindicalmente, se quedaron en la calle cuando se reanudó la actividad en la factoría, el 5 de mayo de 1976. En puridad, los mismos méritos o deméritos tenían quienes fueron readmitidos que quienes fueron despedidos pero la empresa quiso dejar claro el riesgo que asumiría quien en adelante tuviera la tentación de moverse. La vida sindical –la vida en general- de la villa burgalesa se ha resentido durante años de aquella huelga.

Por esas cosas que tiene el azar, el ayuntamiento de Aranda acaba de conceder el título de hijo adoptivo a François Michelin quien decidió la ubicación de la fábrica en la localidad y quien en 1976 presidía la empresa francesa de neumáticos. Con esa distinción el municipio pretende reconocer la incidencia de la factoría en el desarrollo local. Casi cuarenta años después, helos ahí a ambos personajes volviendo de un pasado casi olvidado.    

Martín Villa fue luego ministro de Gobernación, de Administración Territorial y vicepresidente primero del gobierno. Tras la caída de UCD utilizó la puerta giratoria a la vida empresarial con resultados muy provechosos, según parece. Con el tiempo, la periodista tuvo oportunidad de entrevistarle con ocasión de una visita suya a la catedral de Burgos y comprobar que o bien había conseguido controlar su viejo tic o bien había cambiado de modelo de gafas. Por lo demás, todo igual.

Mientras recuerdo aquellos tiempos convulsos de la tantas veces glorificada transición a la democracia, trato de imaginar la cara que se le habrá quedado al ex ministro y empresario al conocer que habrá de andar con cuidado en sus viajes por la orden de extradición que pesa sobre él. Sería interesante conocer cuál es su opinión actual sobre la ecuación justicia y legalidad.  

lunes, 10 de noviembre de 2014

El que más chifle, capador



Al margen de lo que a cada cual le parezca el proceso hacia la independencia que se vive en Cataluña en los últimos años, sorprende la capacidad de organización de la sociedad civil catalana. Es un fenómeno raro en la sociedad española, poco dada a la autogestión de sus asuntos. La dilatada tradición del caciquismo y los cuarenta años de dictadura franquista no han sido la mejor escuela para estructurar unas organizaciones sociales capaces de gestionar los asuntos que atañen a la comunidad.  

A falta de partidos políticos que representaran las opciones ideológicas y de sindicatos que defendieran los derechos laborales, a mediados de los años sesenta aparecieron las asociaciones de vecinos como vehículos para canalizar las reivindicaciones sociales que no era posible canalizar de ninguna forma. Ellas fueron las que reclamaron los incipientes servicios sociales de la época: guarderías de barrio, ambulatorios, programas específicos de ayuda a colectivos en riesgo, drogodependencias, etc. Pactando a veces en condiciones pintorescas, otras en el límite mismo del chantaje.  

Con la transición se produjo una proliferación de asociaciones de toda índole en todo el territorio nacional, algunas de las cuales acabaron formando federaciones. En las reuniones de éstas –da igual si se trataba de organizaciones feministas o de asociaciones de inmigrantes- las representantes catalanas solían ser las más organizadas, las mejor preparadas. Eran las que tenían una mayor experiencia, como si llevaran la organización en su ADN.  

El triunfo del PSOE en 1982 resultó letal, especialmente para las organizaciones vecinales. Muchos de sus líderes fueron fagocitados por los socialistas para encabezar o cubrir huecos en sus candidaturas municipales, lo que acabó descapitalizando al movimiento asociativo vecinal que desde entonces apenas ha levantado cabeza. También el PCE, primero, y luego IU tuvieron su responsabilidad en este descabezamiento.

Los partidos conservadores españoles carecen de práctica negociadora. No están habituados a pactar sus propuestas ni a aceptar sugerencias ajenas. Después de todo, son los herederos del caciquismo, cuando no sus practicantes. Muchos de los conservadores son, además, herederos de los más conspicuos franquistas. No les resulta fácil escuchar las razones ajenas.

Estos días estamos viendo las consecuencias de esta falta de cultura del entendimiento, de la negociación. Simultáneamente, se está viendo como la sociedad civil sustituye, con más o menos acierto, la ausencia de diálogo y pacto.

En Cataluña, las organizaciones ciudadanas –con el evidente respaldo del poder local y autonómico- han sido capaces de enfrentarse al gobierno central y escenificar una votación que ha movilizado a más de dos millones de personas. Sin un mínimo altercado.   

En Burgos hay organizaciones empeñadas en intervenir en los asuntos que conciernen a la ciudad, la aplicación del presupuesto, entre otros. Desde el Ayuntamiento se responde que ellos –los concejales del equipo de gobierno- representan a la mayoría de los ciudadanos según las últimas elecciones municipales y que está en su derecho aplicar el presupuesto a los proyectos que crean conveniente. Las organizaciones sociales replican que en momentos de crisis como los que vivimos, cuando el Ayuntamiento ha subido los impuestos hasta límites difíciles de soportar y muchos de los vecinos han perdido el empleo, parece poco oportuno emprender obras suntuarias tales como el bulevar de Gamonal o la reforma de la plaza de toros.

Que en ambos proyectos aparezca el nombre de un constructor condenado en su día en el Caso de la Construcción, que un hijo suyo pagara las vacaciones del actual alcalde cuando era concejal de Obras y que los proyectos aprobados no sean los más baratos, no ayuda mucho al entendimiento. Así y todo, los vecinos contrarios a los proyectos se han manifestado repetidamente –muy repetidamente- durante meses sin que les hayan prestado la mínima atención ni el Ayuntamiento ni los medios de comunicación locales.  

Bastó que alguien se desmandara, volcara cuatro contenedores y rompiera los cristales de dos bancos –el Ayuntamiento valoró los daños totales de una semana de “disturbios” en 60.000 euros- para que en enero Gamonal saltara a las portadas de todos los periódicos, abriera informativos y apareciera incluso en la prensa extranjera. La semana pasada se ha repetido el proceso, cuatro exaltados se han desmandado al término de las manifestaciones y ya vuelve a hablarse del “fenómeno Gamonal”. El fenómeno Gamonal es mucho más complejo que la quema de cuatro contenedores y la detención de los sospechosos habituales; tiene algo que ver con la desesperación de una ciudad que no encuentra vías de diálogo y entendimiento, como se analiza muy certeramente aquí.

El Ayuntamiento de Burgos parece encontrarse de nuevo acogotado por una realidad de no entiende. Rajoy mismo parece estar noqueado por la realidad, atrincherado en sus posiciones ideológicas que se resumen en: Nadie me quiere, todos me pegan. El gobierno encabezado por él se limita a repetir el mismo mantra que asegura que la ley es la ley es la ley es la ley. Del ahí abajo, las reacciones se repiten en cascada.

Incapaces de entenderse con quienes representan otra manera de concebir la gobernanza, negados al diálogo, la vida pública parece condenada a una guerra de guerrillas. Y el que más chifle, capador.

viernes, 7 de noviembre de 2014

¿Pero hubo alguna vez 10 hombres justos?


Enrique Jardiel Poncela, que era un misógino empedernido y confeso, escribió su obra ¿Pero hubo alguna vez 10.000 vírgenes? con la sana intención de hacer unas risas a costa del concepto. La fórmula, sin embargo, hizo fortuna y que levante la mano quien no la haya utilizado alguna vez.

¿Pero hubo alguna vez 10.000 mujeres rubias?, hemos bromeado con frecuencia.

Diez mil empieza a ser una cifra sólo aplicable a salarios de banqueros y a las tarjetas opacas de algunos privilegiados; para todo lo demás suena una cantidad excesiva. No preguntaré, pues, si alguna vez ha habido 10.000 honrados.

Pero, sólo a efectos de refrescar la memoria, ahora mismo son noticia los siguientes affaires:

- la hija y hermana de reyes de España está imputada por delito fiscal. El yerno y cuñado de los mismos, marido de la primera, imputado, además, por blanqueo.

- el juez atribuye al PP –partido que sostiene al gobierno- la financiación con dinero negro en el tiempo que presidía el partido quien ahora preside el gobierno.

- los sucesivos tesoreros del PP están procesados por corrupción.

- el presidente del gobierno extremeño realizó con cargo al Senado 32 viajes de los que nadie, ni él mismo, sabe a qué fue.

- la mitad del PP de Madrid está pringado en asuntos delictivos de robo a las arcas públicas que tienen que ver con la red Gürtel; la otra mitad, tiene que ver con la Operación Púnica. Los hay que operan al alimón, ora Gürtel, ora Púnica. La presidenta de ese partido, que nombró a los imputados y procesados pero no se percató de en qué se utilizaban los presupuestos de su gobierno, se presta para dar lecciones de honestidad en público y a domicilio.

- los que, siendo afines al PP, jugaban en primera división, están imputados por las tarjetas opacas, con las que cobraban una pasta gansa sin declararlo al fisco.

- los sucesivos gobiernos de la Junta de Andalucía no se percataron de que, al amparo de una ley prevista para ayudar a los afectados por los Expedientes de Regulación de Empleo, unos listos –sorprendentemente siempre afines al partido del gobierno y a los sindicatos de clase- se estaban levantando un dinerito por la cara (dura).

- al amparo de la ley Hipotecaria –prevista para regularizar aquellas propiedades que no fueron registradas en su día- la iglesia católica está apropiándose de todo lo que no se mueve, incluida la mezquita de Córdoba y varias plazas de la misma ciudad, con la aquiescencia de este gobierno y de cualquier otro.

- el ex presidente del gobierno y la ex presidenta del parlamento balear cumplen condena por corrupción.

-el ex presidente del gobierno valenciano hubo de irse a su casa por corrupción.

- el PP valenciano tiene que suplir con cargos imputados a sus parlamentarios dimisionarios corruptos porque ya no tiene ningún cargo limpio de sospecha.

- el ex presidente del gobierno catalán apenas puede salir de su casa para no tener que responder a las preguntas sobre su confesada corrupción.

- la mitad del ex gobierno municipal de Marbella está en la cárcel por llevárselo crudo y la otra mitad esperando entrar por la misma causa, sin que pueda afirmarse que el de Marbella sea un caso aislado.

- el anterior presidente de la patronal española está en la cárcel cumpliendo condena firma por apropiación indebida. Dos vicepresidentes han dimitido por la misma causa.

- el secretario general del poderoso sindicato minero SOMA-UGT, José Ángel Fernández Villa, que fue azote de gobiernos, alega “síndrome confusional” para no explicar el origen de una fortunita que nadie sabe de dónde puede haber salido.

- el sindicato UGT en Andalucía no puede salir a flote porque le anega el lodazal de los ERE´s y de los falsos cursos. En CCOO, sin llegar al nivel de UGT, están callados por si acaso.

En fin, la relación es tan larga que pones en google “casos de corrupción” y tiene su propia entrada. No hay territorio, partido político o actividad empresarial que se libre de sospecha cuando no de condena.

Los responsables de tanta desvergüenza, sin embargo, se obstinan en dar explicaciones peregrinas, utilizando un metalenguaje ininteligible que pretende presentar como blanco el carbón de brasero y siguen actuando como si aquí no pasara nada. Esta misma mañana, cuando se conocía la imputación de la infanta Cristina, su hermano, el jefe del Estado, recibía en audiencia al obispo de Madrid. Va a resultar que Pedro Muñoz Seca fue un visionario cuando anunció que Los extremeños se tocan.

O sea, que si alguien se pregunta ¿pero hubo alguna vez 10.000 hombres justos?, sólo puede estar formulando una pregunta retórica. A la vista de lo que estamos viviendo, crece la sospecha que, si hubiéramos que pasar lista, nos encontraríamos como Abraham y Lot en Sodoma y Gomorra, en la imposibilidad de hallar ni siquiera diez hombres justos en la vida pública.

Sabido es lo que aconteció a continuación, según el relato bíblico, a saber, que cayeron chuzos de punta hasta no dejar títere con cabeza.

Estamos hechos de nubes, estamos amasados con libertad, y vamos a sentarnos bajo cualquier estatua, que es tiempo de vivir y de soñar y de creer que tiene que llover a cántaros. Ten tu barro dispuesto, elegido tu sitio, preparada tu marcha. Hay que doler de la vida hasta creer que tiene que llover a cántaros, escribió Pablo Guerrero hace 42 años.

Ellos seguirán dormidos

en sus cuentas corrientes

de seguridad.

Planearán vender la vida

y la muerte y la paz,

¿le pongo diez metros, en

cómodos plazos de felicidad?

Pero tú y yo sabemos que hay

señales que anuncian

que la siesta se acaba

y que una lluvia fuerte

sin bioenzimas, claro,

limpiará nuestra casa.

Benditos ellos, los cantautores, que pusieron música a nuestros deseos, a nuestras palabra. Decididamente, tiene que llover. A cántaros.