jueves, 15 de marzo de 2012

Verdad, justicia, reparación



 Cae la tarde sobre Madrid en esta primavera prematura y la Puerta del Sol bulle de vida. De la calle Alcalá baja una pequeña manifestación. Un grupo de veteranos republicanos se dirigen hacia la antigua y temida Dirección General de Seguridad, donde la Brigada Político Social del franquismo metía a todo el que consideraba sospechoso. El edificio, anteriormente Casa de Correos, acoge hoy la presidencia de la Comunidad de Madrid, donde ejerce su virreinato Esperanza Aguirre.

Cuando la manifestación llega a la altura de la estatua ecuestre de Carlos III, un perrillo ladra empecinadamente. La escandalera canina distrae de los eslóganes republicanos. Una mujer con los ochenta seguramente bien cumplidos se dirige al chucho: Venga, ya está bien de bronca, ¡A callar!

Sorprendentemente, el perro deja de ladrar. La republicana se ríe y sigue su paso. Eso es autoridad, pienso.

La pequeña columna llega al centro de la plaza, se agrupa frente a la puerta ominosa y repite su reivindicación: Verdad, justicia y reparación.

 
Mientras hago la foto, se nos acerca otro viandante, más o menos de nuestra edad (tampoco cumple ya los sesenta) y comenta que ya son ganas de perder el tiempo, con el tiempo que hace que acabó la guerra. Mi colega le responde que lo que piden es razonable y no dañan a nadie.

- No, pero también los otros pueden pedir lo mismo y así no acabamos nunca, responde el hombre.

- Los otros ya tuvieron su verdad, su justicia y su reparación durante 40 años y nadie les ha quitado nada después, respondo un poco desabrida.

- Hay mucha gente que tiene a su familia enterrada aún en las cunetas, es justo que quieran darles una tumba digna, remacha mi colega. 

- Yo creo que han pasado demasiados años para seguir con estas cosas, insiste el hombre, y en una guerra civil se cometen demasiadas atrocidades por las dos partes.

Estoy a punto de saltar para recordar que en aquella guerra civil en concreto luchaban quienes defendían el orden establecido frente a quienes habían dado un golpe militar, cuando el hombre se disculpa.

- Perdonen si les he molestado, no era mi intención.

- No nos ha molestado, nosotros vemos las cosas de otra forma, eso es todo, respondemos.

Y sigue su camino mientras nosotros seguimos el nuestro. ¿Será posible que los españoles podamos entendernos sin insultarnos, sin herirnos?

Verdad, justicia y reparación ¿Por qué no?

7 comentarios:

  1. Mientras personas normales, educadas y correctas sigan pensando que el tiempo ya pasó, que unos y otros...lo de verdad, justicia y reparación no será. Y no porque la verdad no ha llegado a los dos bandos y sigue habiendo caidos por la patria y muertos a secas, unos con lápidas y los otros, el polvo de los caminos. Puedo entender que la justicia "real" sea ya imposible y la reparación cuasi impracticable y menos ahora, pero ¿la verdad?
    ¿que cuesta la verdad? por lo visto mucho, muchísimo.

    Besos

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    1. La verdad es lo único que nos haría ciudadanos de un mismo país, herederos de una misma historia.

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  2. ¿Te digo por qué? porque media España tendría que devolver por ejemplo lo que le robó a la otra media.

    Y nadie va a hacerlo. Se cumplirán 100 años antes de que nos demos cuenta y nadie habrá hecho nada. Los muertos y los que les lloraban, estarán enterrados también.

    Es una mierda, pero es así.

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    1. Yo no creo que sea algo tangible lo que se reclama sino el derecho a ser considerado decente. Que los republicanos eran gente digna que defendió la legalidad. Que los cadáveres que aún permanecen en las cunetas y en las fosas comunes tienen derecho a recibir sepultura respetuosa.
      Pero 37 años después de la muerte de Franco, el Parlamento no ha conseguido que el PP firme que el general fue un dictador. Esa es la mierda, en mi opinión.

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  3. Propongo que vayamos todos al pazo (sí, a ese que estás pensando) y organicemos una bonita performance que incluya canciones de Bertín Osborne y bailes típicos de Moldavia, para honrar la memoria de tan excelso caudillo. Por supuesto que no fue un dictador. Fue un amado patriota, un líder, un hombre justo y cabal que dejó a España plagada de bendiciones, dichas y paz. Amamos a nuestro generalísimo, lo respetamos y hasta veneramos, diría yo.

    Hemos de luchar contra esos rojos que se empeñan en empañar la memoria de tan excelente ser humano. ¿Qué digo humano? ¡Divino, ser divino! Asimismo, celebro que el Partido Popular, al que me enorgullece pertenecer, no dé su brazo a torcer y continúe defendiendo públicamente la figura de tan magno hombre.

    Los rojos reivindican unas cosas extrañas. Cómo se nota que no quieren trabajar. ¡Pandilla de vagos!

    Y ahora me retiro a recibir mi masaje en los pies de cada Domingo, masaje a cargo de mi chacha filipina. Despedí a la ecuatoriana porque no era de fiar. Las filipinas dan más caché, son más presentables. Esta en concreto se la mostré la otra tarde a Carmenchu y Piluca, que vinieron a tomar el té, y la encontraron monísima.

    Ah, que no se me olvide que mañana quiero comprar un nuevo bolso de Loewe.

    Besitines.

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    1. Supongo que ya conoces lo último en bolsos de tu marca
      http://www.que.es/moda/201203150853-parodia-video-spot-loewe-collection-cont.html

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  4. Salgo en el vídeo, ¿algún problema? Os come la envidia, rojos.

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