domingo, 22 de junio de 2014

Fatalidad



El parque del Retiro es un pulmón verde en el corazón de Madrid. Miles de personas se pasean a diario por sus veredas, hacen deporte, juegan, leen, charlan, toman el sol, pasan el rato a resguardo de la circulación que, en esta zona, siempre es intensa.

Ayer, un padre y sus dos hijos hacían tiempo a la sombra de un árbol mientras esperaban a la madre de los niños. Una rama de ese árbol se desgajó y acabó con la vida del hombre. 38 años tenía.

La calle Doctor Cortezo comunica las plazas de Tirso de Molina y Benavente, también en el corazón de Madrid. A diario discurren por esta vía miles de coches, miles. En enero de 1999, se cayó un trozo de cornisa del teatro Calderón –que hace esquina con la plaza Benavente- y fue a caer sobre un coche ocupado por cuatro jóvenes. El impacto causó la muerte de una joven que iba en el asiento trasero.

Por las autopistas circulan a diario millones de coches. Millones. El jueves pasado, unos ladrones se llevaron de una nave industrial ballestas que allí se hallaban almacenadas. Al verse sorprendidos por el propietario fueron desprendiéndose de las barras metálicas por el expeditivo método de arrojarlas a la calzada. Una de ellas se introdujo en un coche que circulaba por la autovía, se clavó en una pasajera que murió desangrada.

La Dama del Alba los esperaba en el punto y a la hora fijados para la cita. La fatalidad –el destino, el hado, la providencia, el sino- es algo más que un recurso literario.

8 comentarios:

  1. Me temo que muchos de estos accidentes son debidos a una falta de atención y de cuidados, lo del parque es, desde mi punto de vista, problemas de poda por los recortes.

    Saludos

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    1. No me refiero tanto a las causas como a las consecuencias, a la selección de las víctimas.

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  2. ¿Qué decide quien se lleva el premio? ¿el azar? ¿la probabilidad? en mi opinión hay accidentes que tienen más probabilidad de suceder, por la cantidad de gente o de coches, o lo que sea...y sobre todo, en la línea de Emilio Manuel: falta de atención o cuidadosy responsabilidades directas. Poda. Conservación de edificios. Delincuencia.

    Lo raro hubiera sido que el mismo hombre muriera en un bosque perdido, tras caer una única rama...

    En todo caso nuestra fragilidad aturde.

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    1. Esa única rama es la que le estaba destinada, la que nos está destinada.
      Besos, nena.

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  3. Cada día puede ser el día, pero cuando la causa directa es extraña o directamente muy poco probable, la sensación de futulidad de todas nuestras preocupaciones es tremendamente cruel.

    Un beso

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    1. La crueldad es derivada de nuestra inconsciencia, ¿no te parece?
      Cuídate, que te queremos.

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  4. no somos nada...
    habrá que intentar disfrutar (si nos dejan) el tiempo que nos es dado (no sé si por el destino, por la casualidad o por la nada existencial) como mejor podamos...
    besotes!!

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    1. Ese es el quid, nadie sabe nada un minuto antes de la hora fijada.
      Un gusto verte por aquí.

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