miércoles, 9 de marzo de 2016

El abrazo y la semiología

La semiología es la ciencia que estudia los signos en la vida social. La corbata, o el sincorbatismo, el traje o el vaquero, el pelo rapado o la coleta, explican, simbólicamente, la posición en la que el individuo quiere situarse frente a los demás. Hay que tener cuidado con los signos.  

Pedro Sánchez y Albert Rivera llegaron el pasado 23 de febrero a un compromiso entre PSOE y Ciudadanos que, supuestamente, iba a concluir en un nuevo gobierno. Hay que tener cuidado con las fechas.

Para escenificar el acuerdo eligieron como fondo de la imagen el cuadro "El abrazo" de Juan Genovés también conocido como "Amnistía", por entender que la imagen representa los valores de concordia y entendimiento que identifican la transición española. Hay que tener cuidado con los símbolos.

Este mismo abrazo pero en formato escultura -realizada también por Genovés- se alza en la Plaza de Antón Martín de Madrid. Hay que tener cuidado con los lugares. 

Echemos una mirada. Si el paseante "baja" por la calle Atocha y se sitúa frente al monumento, tiene a su izquierda el Monumental Cinema, un edificio de estilo racionalista inaugurado en 1923, proyectado para servir indistintamente como cine o teatro y que acabó como sala de conciertos, donde el Partido Comunista crearía el Frente Popular en junio de 1935.

En la fachada del Monumental, una placa recuerda que en este lugar se inició el llamado motín de Esquilache el 23 de marzo de 1766, en tiempos de Carlos III, conocido como el mejor alcalde de Madrid. Un levantamiento popular de protesta contra la subida del precio del pan y contra la orden de recortar la vestimenta popular, alentado por alguna facción cortesana interesada, que se saldó con el destierro del ministro Esquilache, un moderno al que los levantiscos culpaban de todos los males, y, en última instancia, con la expulsión de los jesuitas. Coincidieron en ese momento y espacio casi todos los males del país: carestía de vida, corrupción, desprecio al extranjero, resistencia a la innovación, manipulación de la "opinión pública". 

Si el paseante se aproxima al monumento "subiendo" por la calle de Atocha, tiene ante sus ojos el número 55 de esa misma calle, donde el 24 de enero de 1977 unos matones fascistas intentaron una masacre en un despacho de abogados laboralistas vinculados a CCOO y al Partido Comunista, que se saldó con la muerte de cinco personas, en cuya memoria se erigió el susodicho monumento. Se escenificaron en ese momento y lugar los defectos nacionales que no habían pasado lista en la representación anterior: el guerracivilismo, la intolerancia, la corrupción política. 

Como es sabido, el candidato socialista no logró salir elegido ni en primera ni en segunda votación. Coincidieron en el rechazo dos constantes en la historia hispana: los salvapatrias y los perdonavidas (tomo la definición prestada de María García). 

Puede ser que haya lugares seleccionados por la historia como escenario favorito. Puede ser que haya imágenes contradictorias o polivalentes. O puede ser que seamos un pueblo que arrastre el guerracivilismo en sus genes. Más dados al anti que al pro. Más dados a embestir que a razonar. Por si acaso, habrá que consultar a un semiólogo antes de anunciar que hay acuerdo o elecciones. Hay que tener cuidado con los españoles.

4 comentarios:

  1. Puede que nunca, a lo largo de nuestra larga historia, hayan dejado razonar a los españoles.

    Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Razonar es de las pocas cosas que cada cual puede hacer en la intimidad sin molestar a nadie. Otra cosa es poner de acuerdo los razonamientos individuales en un pensamiento colectivo.
      Saludos

      Eliminar
  2. Hay que tener cuidado siempre. Se me ocurre que quizás arrastramos el frentismo porque nunca somos capaces de limpiar el solar antes de edificar nada.

    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Seguramente esa es una de las causas. Pero no pierdas de vista el individualismo propio de los hispanos, inventores de la guerrilla, por poner un ejemplo.
      Besos, nena

      Eliminar

Lo que tú digas