lunes, 7 de marzo de 2016

Mujeres mayores


Desde 1975, cada 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer. Para que no se nos olvide que las mujeres aún soportamos un déficit en derechos: laborales, salariales, profesionales, en el acceso a cargos públicos, en algunos países, incluso en el sufragio. Para recordar que en 1911, 140 mujeres trabajadoras murieron en un incendio en una fábrica textil de Nueva York o la huelga que las mujeres rusas comenzaron en 1917. Son tantas las carencias, a pesar de los avances, que hay múltiples razones para reivindicar con especial ahínco una vez al año.

Durante años, cada 8 de marzo miles de mujeres llevamos saliendo a la calle a reclamar mejores condiciones de vida para nosotras pero sobre todo para nuestras hijas y, algunas, ya para nuestras nietas. Miles de mujeres hemos ido disfrutando de los avances conseguidos, aún insuficientes para alcanzar la igualdad. Miles de mujeres hemos ido viendo cómo retrocedíamos en alguno de los avances que creíamos sólidos. Miles de mujeres seguiremos saliendo a la calle y reclamando a diario los derechos de ciudadanía que nos son debidos.

¿Qué quieres ser cuando seas mayor?, preguntaban a los niños. Los niños querían ser bomberos, futbolistas, ingenieros, abogados, según. A las niñas, se les preguntaba menos. Se supone que las niñas -en la época que lo era la sesentera- a lo más que podían aspirar es a ser mayores y con eso ya iban bien servidas. 

Ocurrió, sin embargo, que algunas niñas empezaron a decidir. Y decidieron, en primer lugar, qué querían ser. Y henos aquí ahora con las aspiraciones cumplidas: mujeres mayores medianamente satisfechas. Así que en este 8 de marzo de 2016 he echado una mirada en derredor, en busca de esas mujeres. 

Y he encontrado a una escritora: Isabel Allende, 73 años, 21 libros traducidos a 35 idiomas, más de 67 millones de copias vendidas, 14 doctorados internacionales, 50 premios en más de 16 países. No todo son alegrías en su vida: pasó por el drama de ver morir a uno de sus dos hijos: Paula. Recientemente, se ha divorciado de su segundo marido. En su página web puede leerse: "Cuando era joven, a menudo me sentía desesperada: ¡tanto dolor en el mundo y tan poco que yo podía hacer para aliviarlo! Pero ahora, reflexiono sobre mi vida y me siento satisfecha, porque pocos días han pasado, sin que por lo menos intente cambiar las cosas". 
  
He encontrado también a Manuela Carmena: 72 años, ha sido sucesivamente, abogada laboralista, jueza, vocal del Consejo General del Poder Judicial, fundadora de la asociación Jueces para la Democracia, presidente relatora del Grupo de Trabajo sobre Detención Arbitraria de la ONU, jubilada, miembro de la Fundación Alternativas, escritora de dos libros, promotora de la empresa "Yayos emprendedores" y, desde mayo de 2015, alcaldesa de Madrid. En cualquiera de sus actividades ha recibido críticas y ha tenido que dar explicaciones que nunca se pedían a sus compañeros varones. Desde la Alcaldía madrileña es frecuente que tenga que acudir a apagar los fuegos que encienden sus jóvenes y bisoños concejales.

En este repaso, he descubierto a Ana Lluch, 67 años. Doctora en Medicina con premio extraordinario, catedrática en la Facultad de Medicina de Valencia, jefa de Hematología y Oncología Médica en el Clínico Universitario de Valencia. Ha colaborado con el Instituto de Tumores de Milán, en el Hospital Anderson Cancer Center de Houston. Investigadora principal del Grupo de Investigación de Biología en cáncer de mama de la Fundación Incliva, es reseñable su contribución para identificar y evaluar marcadores tumorales que sirven como factores pronósticos y predictivos de respuesta terapéutica en el cáncer de mama. Miembro de importantes organizaciones de investigación oncológica, es también autora de varios libros sobre oncología médica, ha publicado más de 230 trabajos científicos y ha dirigido más de una veintena de tesis doctorales en la Facultad de Medicina de Valencia. Es académica de número de la Real Academia de Medicina y Ciencias Afines de la Comunidad Valenciana. 

Las mujeres que decidieron se hacen mayores sin perder comba.

2 comentarios:

  1. No sólo no pierden comba, sino que siguen abriendo camino, iluminando senderos.

    felicidades

    ResponderEliminar
  2. ¿Son muchas las que vienen detrás?, mientras existan juezas como la de Vitoria que le pregunta a una mujer violada si había cerrado bien las piernas o políticas como la Sra Aguirre que desprenden testosterona por todos los poros la cosa está difícil, celebrar el día de la mujer solo una vez al año, es poco, habría que hacerlo o al menos recordarlo los 364 días restantes.

    Felicidades

    ResponderEliminar

Lo que tú digas