miércoles, 20 de febrero de 2013

Se pongan como se pongan



Lo he intentado, no mucho, pero lo he intentado: seguir el debate sobre el estado de la nación. Pero, a las primeras de cambio me he percatado de que no comprendía en absoluto de qué debate, de qué estado y de qué nación hablaban. Cuando has llegado a los 65 una de las cosas que has aprendido es que perder tiempo en cosas imposibles sólo conduce a la melancolía. Y la melancolía no conduce a ninguna parte.

En consecuencia, nos hemos ido a El Escorial a darnos una inmersión histórica. Con ello, nos hemos librado de la primera dosis de mala uva en vena y nos hemos regalado otras alternativas:
  • Hemos paseado por el Jardín de los frailes y recordado a Manuel Azaña, que ya en 1927 acertó a diagnosticar algunos males de este país que siguen sin sanar.
 
  • Hemos recorrido las hermosas salas diseñadas por Juan de Herrera y contemplado las obras de arte que en ellas fueron dejando grandes artistas, unos españoles y otros, no.
 
  • Hemos recordado que Felipe II sería taciturno pero era culto.
  • Hemos vuelto a recordar que incluso los mayores imperios tienen un ocaso y también que los países pobres conocen etapas de esplendor sin que nadie conozca de antemano el momento de uno y de otro.
  • Hemos recorrido la biblioteca del monasterio y leído la advertencia papal de excomunión a todo aquél que se atreva a sacar un libro de ella.
 
  • Nos hemos embelesado una vez más con el equilibro entre las matemáticas y el esoterismo del monasterio escurialense.
  • Hemos observado la advertencia del Colegio Alfonso XII que, pese a ocupar un espacio del Patriomonio Nacional, indica claramente que se trata de un colegio privado. Lo que nos ha conducido de nuevo a Manuel Azaña. 
  • Hemos comprobado que, se pongan como se pongan los portavoces en sí mismos y entre ellos, aunque hablen de sus cosas, discutan sobre el sexo de los ángeles o sobre los desahucios, se peleen entre sí y con la ciudadanía o nos ignoren olímpicamente, aunque pretendan hacer corrupción y cuenta nueva, tenemos la primavera en puertas.

3 comentarios:

  1. ¡Qué cerquita!

    En los jardines del Fraile tengo yo mis fotos de boda. Cursi que es una.

    Besos

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  2. El Escorial es uno de mis rincones favoritos y el entorno del monasterio, lo que más. Pero los jardines me producen una extraña emoción.
    Hemos ido para celebrar que no estábamos de parto (hace 40 años sí lo estaba)y lo hemos disfrutado a placer.

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  3. En la biblioteca del monasterio y en la mía...jaja.

    Me quedo con la primavera y la esperanza de alcanzar la sabiduría, la próxima vez me escapo yo tambien y no les escucho, hija, qué panzá, tó pa ná.

    Un beso envidiosillo,

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