domingo, 24 de mayo de 2015

Madrid, Madrid, Madrid


Amanece el día soleado y suave en Madrid. Jornada decisiva, coinciden todos los observadores. De lo que hoy salga de las urnas depende el diseño de la ciudad para los próximos cuatro años pero también la posibilidad de que entre un soplo de aire fresco, unas normas de decencia pública o que siga el lodazal en que las sucesivas administraciones ultraliberales han convertido a la capital de España, como modelo para el resto del país.
Hay quien va a votar como quien va a comprar fruta y hay quien se acerca a las urnas como los creyentes van a misa: con respeto y devoción. Así voy yo a votar. Hoy había cola. Es la primera vez que me sucede, pero se resuelve pronto. En realidad, la retención se produce ante la mesa donde se extienden los votos. Los partidos emergentes no han buzoneado las papeletas por razones de economía así que muchos votantes han de buscarlo entre los muchos montones que se ofrecen y esto es lo que provoca retenciones. Una vez elegida la papeleta, el trámite se resuelve rápidamente. Se aprecian mayoría de apoderados del PP. En el camino nos hemos encontrado con varios de ellos. Todo esto lo hemos hecho nosotros, a ver cómo nos lo pagan, dice uno de ellos.
Hay mucho votante mayor, jubilados arregladitos de domingo. Miedo me dan los jubilatas son todos admiradores de la Aguirre, comento al colega. No parece que tú la admires mucho y eres jubilada, argumenta él. No sé, no sé, no me fío mucho.
Cuando introduzco las papeletas en las urnas pienso en las pioneras que lucharon por el voto femenino, pienso en Clara Campoamor, pero pienso también en los miles de votos de jóvenes que han sido expulsados de su país a quienes este gobierno ha puesto todo tipo de obstáculos hasta impedirles emitir su voto. Ciudadanos de segunda hasta en eso. 


Una vez cumplido lo esencial, aprovechamos la bonanza del día para dar un paseo por el barrio. En la calle de Embajadores se ha montado un sarao frente a la tienda de la Asociación Piel de Mariposa. Somos de la Asociación de Indiana Jones y la de 511, que estamos haciendo un evento a favor de los niños enfermos, explican. Los paseantes se arremolinan para fotografiarse con los personajes de ficción.
Como hemos salido pronto nos da tiempo a dar una vuelta por el Museo Reina Sofía, que es lugar siempre propicio para el recogimiento. Hemos coincidido en la idea con varios cientos de visitantes más que nos desperdigamos por las salas del antiguo Hospital de San Carlos. Nos paramos un rato frente al Guernica de Picasso, ese retrato de los desastres de la guerra. Debería ser visita obligada antes de votar, me digo. Enfrentarse al cuadro, sacar las consecuencias y luego, votar. O botar.
De vuelta a casa hacemos una parada en El boquerón, taberna mítica propiedad de unos burgaleses de Brazacorta, muy recomendable si te apetecen unas gambas o unas ostras, que está a tope de gente. Mientras esperamos, identificamos al actor Joaquín Hinojosa, director del Cronicón de Oña. El colega, relaciones públicas de la familia, se acerca a saludarlo. Cinco minutos después se despiden como si fueran compañeros de colegio. Poco más y tenemos que poner otro plato a la mesa, le digo. Para uno que nos regala un poco de alegría, se justifica él.
Por poco, pero comemos solos. Y nos disponemos a esperar el resultado de las urnas. Con el ánimo en suspenso. Que sea lo que haya de ser, dice el colega. Si es posible, un poco mejor.

1 comentario:

  1. Viendo tu entrada anterior, creo que esta vez la Carmena le ha ganada a ese ser prepotente y zafio que era la Aguirre.

    Saludos

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