La Gran Vía de Madrid va de la calle Alcalá con la Plaza de España y
es una de las arterias más frecuentadas de la capital pero no de las
más antiguas. De hecho, aún no ha cumplido el siglo. Abrir una
avenida en pleno corazón de la capital de España fue una de esas
macro operaciones urbanísticas a las que tan dados son los alcaldes
de todos los tiempos. En este caso se pretendía sanear el casco
antiguo, derribar sus viejas casuchas y sustituirlas por
construcciones acordes con la ciudad moderna y europea que aspiraba a
ser. Las obras se iniciaron en 1910 y acabaron dos décadas después.
A
lo largo de su historia, la Gran Vía ha sido bautizada como Avenida
de Eduardo Dato, de Pi y Margal, de Conde de Peñalver, de la CNT, de
Rusia -entre 1936 y 1939- y de José Antonio -entre 1939 y 1981-.
Son
muchos sus edificios notables y, entre ellos, el número 32, el
conocido como Madrid-París, sede de la emisora Unión Radio desde su
fundación en 1925 y de su heredera, la actual Cadena Ser, pero
también de los Almacenes Sepu entre 1934 a 2002.
Fue
adquirido por el Grupo Prisa en 1987 que lo vendió en 2008 a un
consorcio inversor a quien este año se lo ha comprado el Grupo
Pontegadea, del que es propietario Amancio Ortega, dueño de Zara.
En
este edificio, de nuevo remodelado, se inauguraba el 15 de octubre el
mayor centro de la firma Primark. Durante varios días, las colas
ante el nuevo centro han sido interminables.
Lejos
ya de los tiempos gloriosos de “en Chicote un agasajo postinero con
la crema de la intelectualidad”, la Gran Vía se ha convertido en
una sucesión de franquicias desde que en 1981 un McDonald's
sustituyó a la joyería Aleixandre.
Qué bonito...
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