viernes, 20 de mayo de 2011

Rompeolas de todas las españas


Estos días, en Madrid todo gira en torno a la Puerta del Sol. Puedo afirmar sin rebozo que lo intuí porque ya he dejado escrito aquí que tengo un cierto don para encontrarme en el lugar exacto y en el momento adecuado. Cuando el domingo nos topamos con la manifestación que ha desencadenado el proceso de asamblea permanente, les dije a mis compañeros: Estamos viviendo un momento histórico.


Cinco días después, no sé si me he pasado con la premonición. He ido siguiendo la evolución de la acampada el lunes, el martes, el miércoles, el jueves y hoy, viernes. Cada día más gente, más organizada, también más saturada.


El lunes, un puñado de jóvenes se justificaba por los incidentes del domingo y se quejaba de la violencia con que se había empleado la policía. El martes fueron desalojados pero volvieron a instalarse, esta vez más numerosos. El miércoles la junta electoral de Madrid ordenó el desalojo. Y con ello, desencadenó un proceso que nadie sabe donde concluirá.

Gente de toda edad se dio cita en la plaza mayor de España, que es lo que viene a ser la Puerta del Sol madrileña. Gentes muy diversas unidas por el sentimiento común de que el sistema democrático ha perdido el norte hace tiempo han tomado las principales plazas del país para pedir que la política recupere el sentido que nunca debió perdió: de la justicia, la equidad, la ética civil.


Son gente principalmente de izquierda –la derecha no se plantea esas cuestiones y menos si cree que se le está abriendo el cajón del pan, como espera ahora-, que muestran así su enfado con los partidos mayoritarios – PP y PSOE- a quienes acusan de estar vendidos a los bancos, entre otros reproches. La iniciativa es exclusivamente de los jóvenes pero el seguimiento es de todas las edades.


Esta mañana, la junta electoral central ha declarado ilegal estas acampadas el sábado y el domingo para que no interfieran en el proceso electoral. Hay algo de incongruencia en esta sentencia porque lo que los congregados reclaman es, justamente, que se medite bien a quién entregar el voto antes de depositarlo en la urna.


Entretanto, los medios conservadores han empezado a atacar a los convocados o a ridiculizarlos o ambas cosas a la vez. En suma, les han proporcionado una publicidad añadida.

El cúmulo de todas esas circunstancias ha alcanzado su cénit esta tarde. Miles de madrileños han querido unirse a la iniciativa, sentirse protagonistas siquiera sea por un rato de la propuesta más novedosa vivida en España en muchos años: un movimiento social sin líderes, sin amparo, sin estructura que se enfrenta al poder de los partidos. Organizada a golpe de tam tam telefónico, mediante twitter, principalmente.

La multitud de esta tarde habrá dificultado pero no ha impedido el normal desenvolvimiento de la acampada, constituida ya en comisiones que ordenan la convivencia de varios cientos de personas. Lo difícil era caminar por la plaza. Decenas de debates simultáneos, como las partidas de ajedrez, cientos, miles de carteles con todo tipo de reivindicaciones, algunos en idiomas no nacionales. Familias enteras venidas del extrarradio o de otras ciudades, parejas de jubilados cogidos del brazo y endomingados, jóvenes que se besan ajenos al ruido o trepan por la cubierta del metro. Llamadas a la revolución española.


Ah, el valor simbólico de la Puerta del Sol. Días atrás, Nacho Escolar llamaba la atención sobre el hecho de que cada vez que en la ocasión anterior que coincidieron la Puerta del Sol y elecciones se proclamó la II República. Faltó poco para ser lapidado.


Mientras escribo estas líneas pende sobre la acampada la amenaza de la sentencia de la junta electoral. Nadie sabe qué pasará mañana ni pasado. Presumo que imperará la sensatez. No tanta como para llegar a un pacto pero la suficiente para que no llegue la sangre al río. Espero.

Entretanto, recuerdo a Antonio Machado:

¡Madrid, Madrid; qué bien tu nombre suena,
rompeolas de todas las Españas!

2 comentarios:

  1. Gracias por la crónica, casi como estar ahí.

    Un beso

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  2. También yo tengo la corazonada de que esto va a hacer Historia.
    ¿Por qué me recuerda más a "La Revolución de los Claveles" que al "Mayo del´68"?
    Será que soy un romántico.

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