jueves, 10 de mayo de 2012

Nani


Será la edad o será una cualidad intrínseca, el caso es que tengo un olfato especial para detectar a la pasma. Da igual que vistan de chaqué, de hippy o de 15-M. Los huelo.

Hace tiempo, acudimos a una manifestación mi hija pequeña y yo. En la Puerta del Sol se nos colocaron al lado dos chicos jóvenes, aseaditos en plan arreglaos pero informal. Mi hija me hizo un gesto de que los chicos le estaban haciendo ojitos.

- Son maderos, le dije.
- Te lo parecerán a ti, respondió ella.

Al rato, se movió uno hacia otro punto y, poco después, el segundo en otra dirección. Al irse, echó la mano hacia el bolsillo trasero del pantalón y, helo allí el cuerpo del delito: una pipa. Lo que digo, que he generado un olfato especial.

Esta mañana, en el hall de la estación de Nuevos Ministerios, me topo con un grupo de seis jóvenes con pinta de poligoneros en corrillo abierto. Cinco chicos y una chica, alguno masca chicle, todos parecen perder el tiempo, esperar la llegada de algún tren, nada importante, aparentemente despreocupados, ni siquiera parecen mirar muy detenidamente.

Algo, no sé qué, me advierte. Son polis. Apuesto cualquier cosa a que son polis, me digo a mí misma. No me da tiempo a más. Antes de llegar a su altura, veo que uno de los poligoneros se saca algo del bolsillo que muestra a una mujer claramente sudamericana. La mujer rebusca en su bolso, saca un papel y se lo muestra. Un segundo compañero ha hecho lo propio con otra mujer de idéntica apariencia. Ésta muestra lo que parece un carnet. El poligonero hace una llamada desde su móvil.

No hay ninguna duda: son policías controlando a los inmigrantes indocumentados. Son funcionarios cumpliendo las órdenes que les han dado.

Salgo del metro con una sensación de dolor. Recuerdo a Nani, pionera en la atención a mujeres inmigrantes, y sobre todo, en la comprensión del fenómeno que se avecinaba. Escribió sobre la incidencia de la inmigración, sobre la necesidad de adaptar las estructuras sociales a las nuevas demandas del mercado laboral, ideó y desarrolló programas de integración dirigidos a las mujeres inmigrantes.


Cuando mataron a la dominicana Lucrecia Pérez, dejó escrito que había muerto por ser mujer, negra y pobre. Luchó por mejorar la vida de las mujeres, las negras y las pobres. Porque nadie fuera discriminado por el color de su piel, por su género, por su nivel social.

Para quienes conocimos a Nani su ausencia es un hueco que nunca podrá cubrirse. Su ausencia hoy era particularmente dolorosa.

4 comentarios:

  1. ¿no seremos capaces de ver que este sin duda, no es el camino? ¿tan poco hemos aprendido? ¿de nada ha servido la sangre derramada?

    Sinceramente, me voy a dar a la bebida. ¿te sirvo?

    Besos

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    1. No aprendemos, no, ni siquiera en carne propia. Somos un país de emigrantes pero tratamos a los inmigrantes como si fueran delincuentes, puro sinsentido.

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  2. Confirmo que el Miércoles Sol estaba atestado de policías que nos miraban raro por el mero hecho de ser humanos y osar a sentarnos junto a la fuente. Suerte que compramos 'La Razón', para disimular. Bueno, en realidad nos gusta. Tanto como doña Ana Botella, que espero planee un despliegue perfecto para impedir que rojos y desalmados ocupen la plaza en las fechas inmediatas.

    Es evidente que los inmigrantes vienen a España a robarnos y a quitarnos nuestros trabajos. Y ellas, nos sustraen también a nuestros maridos. No a la inmigración descontrolada. ¡Aprendamos de Sarkozy!

    Ojalá mañana os detengan a todos.

    Un saludo.

    José Luis.

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    1. No a la inmigración, incluso controlada, que se vayan a su país, dicen los que saben de estas cosas, esos que han nacido con el título de propiedad de España cosido al cordón umbilical

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