lunes, 4 de febrero de 2013

No se quieren enterar


El espectáculo que están ofreciendo los responsables del Partido Popular podría suscribirlo Tip y Coll si aún habitaran este mundo. Así de surrealista es. Divertido, si no fuera dramático.

Periódicos tan poco afines como El País y El Mundo han coincidido en los últimos días en denunciar supuestas prácticas de corrupción en el PP, entre otras, que los principales dirigentes actuales han venido percibiendo suculentos sobresueldos en dinero negro.  

La información ha puesto al PP de los nervios. De la peculiar manera que el PP se pone nervioso. A saber: todo lo que ocurre de malo en España sucede para perjudicarles personalmente. De la misma manera que los atentados del 11-M ocurrieron para perjudicar sus intereses electorales y los casi doscientos muertos son efectos colaterales. El sábado, el presidente Rajoy convocó a los suyos para explicarles el estado de las cosas. La intervención se retransmitió para la prensa, a la que se mantuvo a distancia.

El presidente afirmó rotundamente que las informaciones publicadas eran falsas. Y lo hizo argumentando que él se ganaba bien la vida antes de entrar en política y que en su actual tarea está perdiendo dinero. Como cabía esperar, las redes sociales ardían a los pocos minutos. Las respuestas más amables recordaban que por mucho que perdiera él no es nada al lado de lo que están perdiendo los ciudadanos españoles por su incompetencia.

El presidente aprovechó para darle un tantarantán a Rubalcaba, estrategia que han seguido los dirigentes conservadores a pies juntillas. Han sacado un ventilador a la puerta de Génova 13 y se han dedicado a esparcir porquería. 

No se enteran. Viven en sus mundos felices e ignoran cuál es el nivel de indignación de la opinión pública. Si Rajoy tuviera algún contacto con la realidad sabría que el ser rico nunca ha sido garantía de ser honrado, antes bien, hay muchos ejemplos que demuestran lo contrario.

El primer partido de la oposición ha respondido pidiendo la dimisión del presidente. En el PP, a su vez, han recordado los casos de corruptelas del PSOE. En ningún caso se han presentado propuestas para terminar con una situación que, no sólo escandaliza a irrita a los contribuyentes honestos, sino que debiera avergonzarlos a ellos. El enfrentamiento parece más bien una manera de salvar la cara porque PP y PSOE no han tenido reparo en unirse para vetar en el Congreso la presencia de dos de los jueces más críticos con los desahucios.

Respecto al PSOE, habrá que admitir que cada uno se suicida como quiere. Pero quien gobierna en España actualmente es el PP y ellos son quienes se declaran agredidos por las dudas acerca de su honradez.

Rico o pobre, este Rajoy que se declara tan ofendido por las informaciones publicadas acerca de una financiación irregular de su partido, es el mismo Rajoy que puso como ejemplo de gobierno el que fuera presidido por Jaume Matas; que puso a Carlos Fabra como ejemplo de ciudadano y político ejemplar y proclamó que siempre estaría “detrás, delante o al lado” de Francisco Camps. El mismo que respaldó a ese dechado de virtudes que ha resultado ser el ex tesorero Bárcena y el mismo que mantiene en la nómina de su plantilla a Jesús Sepúlveda, aquél a quien regalaban coches de gran cilindrada sin que su esposa, la actual ministra de Sanidad Ana Mato, se enterara. O sea, que menos lobos, caperucita.

Como advirtió Plutarco, los dioses confunden a quienes quieren perder. Los partidos políticos españoles no se quieren enterar de lo que está sucediendo porque viven a resguardo. Entre otras cosas, porque el dinero que no fluye para financiar a las empresas sí que fluye para financiar opacamente a esos mismos partidos.

La corrupción es un mal que aqueja a todos ellos y, lo que es peor, ninguno ha hecho el más mínimo ademán de expulsar de sus filas a los corruptos ni de poner remedio a esa gangrena. Pero el PP, encima, quiere convencernos de que ellos son la víctima. 

2 comentarios:

  1. En todo caso, mientras no los empujemos a cambiar, seguiremos entre el y tú más y tú aún más. Un asco.

    Eso sí, creo que al equipo redactor del argumentario, les queda el mismo tiempo de contrato que al preparador que usa Rajoy para aprenderse los discursos...salvo que se trate del ex de Mato que no se le puede despedir.


    Que pena mora ;(

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    1. Francamente, lo que me sorprende es que se mantenga en nómina Rajoy. Por pura incompetencia.

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