lunes, 18 de noviembre de 2013

Sindyanna de Galilea: regalos comprometidos




“Mañana estreno un jabón hecho en Alepo (Siria) y se me encoge el alma”, escribió en su facebook una joven periodista amiga, que es quien me refrescó la memoria.

En verdad, mi memoria necesita de poco refresco porque raro es el día que no recuerdo a las muchas personas que en Israel trabajan –en dura pelea con el desaliento- por el reconocimiento de los derechos de palestinos y judíos y por mejorar la convivencia entre ambas comunidades.

Una de estas iniciativas es Sindyanna de Galilea. Sindyanna significa roble, árbol que representa cabalmente la fuerza y la resistencia de quienes forman parte de la asociación sin ánimo de lucro. Fundada en 1996, Sindyanna ha ido tejiendo una red de apoyo a los pequeños agricultores y productores palestinos, potenciando sus capacidades, respaldando sus iniciativas. La asociación tiene una visión universal de los problemas y de las soluciones pero con una perspectiva local. Es decir, puesto que quieren un mundo mejor han empezado por asear su entorno más próximo. Y puesto que creen en la igualdad entre los seres humanos respaldan con especial empeño los derechos de las mujeres y su acceso al mercado laboral.

Mujeres son, en su mayoría, quienes elaboran o preparan sus jabones o su magnífico za’atar, una mezcla de especias aromática y sabrosa. Los jabones se elaboran con aceites de olivos palestinos y arcillas del Mar Muerto.

Conviene recordar que el Mar Muerto es un lago endorréico situado entre Israel, Palestina y Jordania. Sus aguas son muy ricas en distintos minerales que dan lugar a un comercio muy activo del que se benefician exclusivamente Jordania, en su vertiente oriental, e Israel en la vertiente occidental. Estos minerales son especialmente apreciados por la industria cosmética de ahí que las grandes firmas internacionales tengan en sus inmediaciones instalaciones extractivas y de transformación que rinden espectaculares beneficios a ellas y a Israel, país que hace las concesiones. La inclusión de sales o minerales del Mar Muerto en la composición de cualquier cosmético no sólo eleva su precio sino que le aporta una pátina de autenticidad y de originalidad.

Los jabones de Sindyanna de Galilea tienen, pues, el aroma y los principios activos del Mar Muerto y la calidad de los productos artesanales. Resultan un lujo en cualquier baño, al tiempo que una llamada de atención diaria: Todos podemos ser útiles si prestamos un poco de atención.

La asociación es también una entidad de comercio justo que distribuye sus productos con la ayuda de otras organizaciones con similar ideología. En España pueden adquirirse a través de Amnistía Internacional en caja de cuatro jabones que incluye una postal de un artista palestino.

Ya se sabe que a quienes vivimos en el mundo desarrollado –especialmente en los países del ámbito cristiano- en Navidad nos acomete simultáneamente un fervorín solidario y un ataque de consumismo que cada cual resuelve como puede.

Los jabones de Sindyanna son una buena opción para las fechas entrañables que se nos avecinan. Son un buen regalo a un precio no excesivo y son un gesto de compromiso con quienes trabajan por un mundo menos injusto. Podría añadir que son una buena opción por sí mismos en cualquier momento del año pero a esa conclusión llegará seguramente quien ahora opte por hacer la prueba. 

2 comentarios:

  1. Visión global acción local, creo que no solo a la terrible situación de Palestina podríamos aplicar el principio, pero quizás es el frío el que nos detiene, ¿o se nos ha olvidado lo que queremos?

    Tomo nota de la idea, gracias

    ResponderEliminar
  2. tomo nota del enlace... yo ya tengo encargadas las típicas tazas de unicef, que suelo regalar por navidad... por lo que bien dices: por intentar mantener un equilibrio en estas fechas entre lo que son y lo que deberían ser...
    el post me ha encantado!!
    besos!!

    ResponderEliminar

Lo que tú digas