miércoles, 25 de febrero de 2015

El Debate del Estado de la Nación y los leones del Congreso

Ya tengo dicho y reiterado que mi generación se ha alimentado intelectualmente de la política, en ella hemos crecido, de ella hemos hablado, por ella hemos combatido, a ella nos hemos confiado, en fin, los sesenteros somos así.
En consecuencia, a mediodía de ayer me dispuse a seguir el Debate del Estado de la Nación  por tierra, mar y aire, esto es, por la tele, twitter –con la etiqueta #DEN2015- y whatsapp –en tres grupos distintos- sin despegarme del sofá. A estas alturas no creo necesario aclarar que no soy fan de Rajoy y después de lo de ayer, menos. Que hasta para la sesión parlamentaria más importante llegó con retraso.
Pero a medida que el presidente del gobierno fue leyendo su discurso menos entendía de qué estaba hablando. Especialmente cuando lanzó elogios al sistema de caridad y a la ayuda familiar mientras nos echaba en cara que nos paga las pensiones, como si las pensiones fuera algo graciable que sale de su bolsillo y no un derecho por el que los pensionistas hemos cotizado durante toda nuestra vida laboral.
Tanto insistió en elogiar la caridad que en un rapto de mala uva escribí un tuit: “Rajoy desmonta la asistencia a la dependencia y quiere sustituirlo con caridad y voluntariado”. Al instante empezó a pitar desaforadamente twitter. Cientos de retuits y favoritos. O sea, que no soy yo sola.    
Cuando el presidente aseguró que España había superado la crisis sin ahondar en las desigualdades y que ya estamos recuperando el bienestar concluí que Rajoy se había equivocado de país o de cuento. A esos miles de jóvenes que han tenido que salir fuera a buscar un trabajo que aquí no hay, emigrantes forzosos, y a mí misma nos gustaría vivir en ese país imaginario, idílico y de colorines del que hablaba el presidente.
Luego de la pausa para comer, a las 4 en punto estaba pendiente del discurso del aspirante a líder: Pedro Sánchez, el guapito de cara. Todos, él más que nadie, éramos conscientes de que en la sesión de ayer se jugaba el futuro. El ser y el estar. Salió en tromba, pelín nervioso, pero dibujó un país más parecido a la realidad, con más gente que en el de Rajoy. Habló de la España de los derechos, de las libertades y de las oportunidades. Puede haber partido, me dije.
A medida que Sánchez avanzaba en su relato al presidente, en cambio, se le iba cayendo el ojo más y más. Mala señal. El resto ya es sabido. Tuvieron un rifirrafe que concluyó con una orden perentoria: “No vuelva usted aquí a hacer ni a decir nada” y algo que quizá quiso ser descalificación: “Ha sido patético”, pero que describe bien el efecto que la intervención de Sánchez hizo en el ánimo de Rajoy. Porque como es bien sabido, patético, según la RAE, es aquello “que es capaz de mover y agitar el ánimo infundiéndole afectos vehementes, y con particular dolor, tristeza o melancolía”.
Me hubiera gustado oir en directo al otro guapito de cara del Congreso y asimismo aspirante a liderar los restos del naufragio de Izquierda Unida: Alberto Garzón. Un tipo con buen discurso, buenas ideas y buena cabeza, sorprendido en un momento histórico con visos de tragedia griega. Me hubiera gustado, digo, pero he quedado con amigas de una asociación de mujeres con la que, modestamente, también pretendemos arreglar el mundo.
Mientras mantenemos nuestra reunión en el Café Comercial finaliza la primera sesión del Debate en el Congreso. También nosotras hemos hecho un repaso a la situación en Madrid y en el país. Mejor les iría a unos y otros si nos hicieran más caso a las chicas, pienso. Incluso a las sesenteras.
Así que no voy a dar más la barrila con el DEN2015 ni hablar del Candy Crush de Celia Villalobos. Si queréis saber más, echad un ojo aquí al relato que publica hoy el joven Manuel Jabois en El País.
Mientras escribo esto, el “todo Madrid” y los leones del Congreso dividen su atención entre el Círculo de Bellas Artes, donde Podemos da respuesta al discurso de ayer de Rajoy, y el Polideportivo de la Fundación ONCE donde Pedro Sánchez presenta a su candidato a la Comunidad de Madrid, Ángel Gabilondo. Ambas intervenciones pueden seguirse en directo vía internet. 
¡Qué viejo y caduco se ha quedado ya el Debate sobre el Estado de la Nación! 

2 comentarios:

  1. yo sólo vi los mejores momentos (el jefe no entiende que en horario laboral quiera ver la tele...) y si te soy sincera tuve bastante... me sentí tan avergonzada que aun no lo he superado...
    y tienes razón, tendrían que hacernos mas caso a las chicas, sobretodo a las de tu generación... te digo yo que otro gallo nos cantaría...
    besotes!!!

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  2. Un debate cada día más obsoleto como un patio de recreo de niñ@s rae@s.
    Un beso

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