domingo, 12 de junio de 2011

Ahora ¿O cuándo?

Por razones de proximidad, ideológica y física, he seguido muy de cerca el proceso de acampada en Sol desde el momento mismo de su instalación, en la que me vi abocada de manera casual. Con un breve paréntesis durante el que me he tomado unas vacaciones en Roma, de las que hablaré en otro momento, si hay oportunidad.

Desde aquel domingo 15 de mayo, que ha dado nombre al movimiento, hasta este domingo 12 de junio, que se cierra, al menos oficialmente, la acampada ha pasado casi un mes y muchas, muchas cosas.

Uno de los acontecimientos, no pequeño, ha sido el desalojo del PSOE de la mayoría de los ayuntamientos que llevaban décadas bajo su mandato. Otro, no menor que el primero, es la adhesión popular que han alcanzado las distintas acampadas.
El movimiento 15-M ha acertado a representar el descontento ciudadano por la gestión de la crisis, por haber cargado el peso de la misma sobre quien no es responsable de ella - la mayoría de los ciudadanos - mientras se mima a los culpables - la economía especulativa representada en los bancos – pero también la protesta por los privilegios, la falta de contacto con la realidad y la corrupción que afecta a buena parte de los partidos políticos.

Oé, oé, oé, lo llaman democracia y no lo es, ha sido uno de los eslóganes más repetidos. Responde a la convicción de que la democracia adolece de vicios que pueden y deben ser subsanados. No es seguro que los políticos, a quienes va dirigido el mensaje, lo hayan entendido. Pero es una lección que deberán aprender por las buenas o por las malas.

Visto de cerca, como he tenido oportunidad de hacerlo, el 15-M es un movimiento disperso, variopinto y algo ingenuo. Pero no hay que engañarse. También ha concitado las energías de una generación muy bien preparada técnicamente pero carente de cualquier perspectiva de futuro. Se han convocado y se comunican mediante las redes sociales.


Los miro debatir durante horas y tengo la impresión de que acaban de descubrir los valores dialécticos. Se empantanan con frecuencia en la argumentación y difícilmente van más allá del enunciado del problema. Ganas me han dado, en alguna de sus asambleas, de recordar la dialéctica hegeliana: tesis, antítesis, síntesis. No obstante, también para ellos este mes ha sido decisivo en sus vidas y nada volverá a ser igual después de lo vivido.
Hoy se aplicaban a recoger los bártulos distribuyéndolos según su función y reutilizándolos. Los jóvenes fregaban con esmero la plaza. Me ha parecido buena idea. Tan buena, que no sé por qué razón el Ayuntamiento de Madrid no aplica el mismo método a los noctámbulos del botellón que noche sí, noche también dejan como un basural las plazas de la ciudad obligando al servicio de limpieza a baldear las calles.

Entre los acampados había hoy algunas disidencias: las de quienes han decidido mantenerse en Sol porque creen que no han logrado nada. Es el eterno combate entre el idealismo y el pragmatismo. Es la nueva generación que se presenta.

La acampada ha supuesto para esa generación que lo había tenido todo fácil la fase de aprendizaje que la nuestra vivió en la universidad. La generación del 68. Aquellas asambleas, interminables también, en las que diseñábamos cómo cambiar el mundo. Lo cambiamos, ciertamente. Ahora hay que dar el volantazo. Y lo darán ellos.

De las acampadas, del 15-M, además de las asambleas eternas han salido multitud de ideas, algunas se harán realidad y otras se diluirán, cientos de eslóganes y un puñado de líderes. Son los dirigentes de mañana. En cuanto a los eslóganes, son los que repetirán nuestros nietos, hartos de oírnos que debajo de los adoquines estaba la arena de la playa.

En fin, fuera ya de la Puerta del Sol, aún es posible captar alguna indirecta dirigida a la presidenta de la Comunidad...

2 comentarios:

  1. Me produce cierta tristeza el desmantele de Sol, pero creo que es fundamental que den un paso más allá, el efecto ya se ha conseguido, ahora se trata de canalizar la energía concitada, e ir más allá. ¿serán capaces? ¿debemos mantenernos al margen? ¿es solo cosa suya?

    Muchas dudas, quizás demasiadas.

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  2. Yo carezco de respuestas, sólo tengo preguntas. Las que tú haces y alguna más.
    Creo, sin embargo, que deberían haberse ido antes, bastante antes y que deberían haber canalizado sus propuestas de alguna maner.
    Pero quizá es que lo analizo con arreglo a mi experiencia de movilización y ellos tienen unos planteamientos más modernos.
    No creo que sea cosa suya, lo que dicen nos concierne pero no sé cuál es el camino adecuado para hacer eficaz la protesta.

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