domingo, 28 de octubre de 2012

Sal a la calle, es barato

Hay días que los rostros pálidos del famoseo nacional e internacional se ponen estupendos todos a la vez que no sabes discernir si estamos en el preludio del fin del mundo azteca o nos afecta una epidemia de tontería, directamente. El rey Juan Carlos se va de la lengua; Rajoy se va a Cataluña a calentar el partido; en el PSOE, para celebrar los 30 años de la llegada del socialismo al gobierno, Griñán le pone la proa a Rubalcaba; en CiU juegan a la comba con la historia; en Grecia, detienen al periodista que publica una lista de evasores fiscales, no a los evasores; la Delegación de Gobierno de Madrid anuncia expedientes contra quienes ejercían un derecho amparado constitucionalmente. En fín, la cosa llega a un nivel que al expresidente Aznar le da un patatús gástrico. 

No te conformes, sal a la calle, repiten quienes se oponen al conformismo social que nos aqueja.Más aún, la última consideración económica aconseja no hablar de crisis. No, contra lo que venimos repitiendo a diario, sostiene que no estamos ante una crisis sino ante una estafa. Así que nada de conformarse, hay que salir a la calle, observar y disfrutar. Observar las iniciativas ciudadanas que se multiplican y disfrutar de lo que la ciudad ofrece. Low cost, es la consigna.

Así que dedico el fin de semana a orearme, a pesar de que el tiempo parece ponerse en contra. El sábado, nos acercamos a la Plaza de la Cebada donde el hueco dejado por un polideportivo demolido y no reconstruido ahora es ocupado por un huerto ciudadano -huerto 2.0, le llaman- y otras iniciativas cívicas. A esa hora, en el solar unos adolescentes hacen deporte, dos jóvenes se baten en duelo a plena luz y otros ensayan una obra, quizá el Tenorio que se anuncia para su cita de Todos los Santos.

La gente entra y sale, mira, se acerca al huerto, da una vuelta por la explanada o se va. En unos improvisados paneles se invita a una "guerrilla de semillas" mediante bombas verdes que sepulten el asfalto urbano. La tierra te necesita, recuerda.
 
Sobre la valla del recinto se divisa el cartel del Teatro La Latina, donde Concha Velasco luce piernamen, a despecho de titulares amarillos.

Frente al mercado, que linda con el solar recuperado por la iniciativa ciudadana, un grupo de militantes del PSOE reclama la reconstrucción del polideportivo.

Esto de la ruina y demolición es un movimiento de ida y vuelta que en Madrid parece no tener fin. En la calle de Embajadores, frente al Teatro Pavón, nos topamos con una casa solariega -a juzgar por el escudo de su fachada- en cuyos bajos hasta no hace mucho tiempo había una farmacia y que ahora amenaza ruina.

En el mercado de San Fernando, en la misma calle de Embajadores, un grupo de jazz anima el cotarro mientras las familias ultiman las compras semanales. Un panel anuncia una actuación de cuentacuentos "solo chicas". Las que cuentan.

Como el tiempo se ha metido en invierno, dedicamos la tarde al cine casero -con una proyección de El Principito, realmente tierna-. En consecuencia, no estamos cuando pasan lista en la manifa ante el Congreso, donde los convocados protestan contra el presupuesto hipersocial de Montoro. Nos unimos en espíritu al amor de la calefacción.

Pero una vez que amanece el domingo, con la alegría de esa horita de regalo, nos lanzamos a la calle en busca de emociones. Sin saberlo, a pesar del anuncio del Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente, nos encontramos con el paso de los rebaños que rememoran la trashumancia.

 
 
Aunque el frío no da tregua, la Puerta del Sol está a tope.Acompañado al rebaño una amplia caravana folklórica con grupos que proceden de León y de Extremadura. Carros de paseo, pendones, trajes coloristas y de buen paño, pies calzados con almadreñas, pitos, dulzainas y tamboriles...

Un grupo se para y canta una canción de ronda, los caballos desfilan como pueden, atosigados por la gente que cada vez estrecha más el paso reservado a la caravana, para desesperación de los policías encargados de la organización.

La mayoría de ellos van montados por jinetes pero hay un numeroso grupo de amazonas, algunas montando a mujeriegas.  Hay, incluso, una amazona infantil que desfila con la misma dignidad que lo haría ante la realeza o ante el Honrado Concejo de la Mesta. Y un caballo que mira con aire filosófico.
 
 
Esto de la trashumancia tiene su ritual, de manera que los pastores son recibidos protocolariamente en la Plaza de la Villa y, luego, habrán de pagar su tributo por atravesar el tramo madrileño de la cañada real.

Es una manera de hablar, claro, pero hay que hacerlo con cuidado. Porque en Madrid, hay otra cañada real mucho menos folklórica y más dramática, que aparece con frecuencia en titulares y casi nunca para bien. Aquí hablamos de la cañada real Galiana, que nace en La Rioja, atraviesa el centro de Madrid y termina en Ciudad Real.  Ocho siglos llevan pasando por estás vías los rebaños, en invierno de norte a sur y en verano de sur a norte, buscando pastos. ¡Qué no habrán visto y vivido estos pastores y sus padres y los padres de sus padres y los abuelos de sus abuelos!
 

A estas alturas del desfile, seguramente hay más fotógraf@s que ovejas. El rebaño pasa con dificulttad. ¡Qué estrés, este Madrid!, pensarán, ellas como muchos visitantes. Uno de los abuelos que desfilan a caballo, se para coquetamente y posa ante el móvil. Le sonrío, agradecida.
- También en Madrid hace frío ¿eh?, saluda.
En efecto, hoy hace frío. Así que tomamos el camino de vuelta a casa y al llegar descubrimos que, justo bajo nuestro balcón, se ha organizado un concierto para presentar una nueva orquesta, la Joven Orquesta Barbieri. Varios jóvenes Down danzan al ritmo de la música. Suenan bien y merecen tener éxito porque se necesita moral para presentarse en tiempos como los que vivimos.
Más que nada, por el frío.

6 comentarios:

  1. Y solo por el frío.

    Besos de calefacción, pero de lejos que ya voy invierno 1, yomismamente 0

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    1. El invierno llega de forma ineludible pero siempre nos pilla desprevenidos. Cuídate, nena.
      Besos

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  2. ¡Vaya un domingo entretenido!
    Solo te ha faltado contarnos que estuviste en el rastro (lo de la misa lo doy por perdido) y tomando el vermú.

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    1. Finde completo, Valentín. Mira que doy detalles a ver si alguien se anima a pasar por Madrid...
      El Rastro lo frecuentamos poco y el vermú, el casa. El colega es un especialista.
      Otros se van a los portugales...

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  3. Nosotros pasamos la mañana en el zoo, por cierto, cruzándonos en la casa de campo con tus caballistas.

    Si lo llegamos a saber, lo mismo hubieramos cambiado unos bichos por otros

    Besos

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    1. Los niños disfrutaban mucho con el rebaño. Les resultaban tan pintorescos como los del zoo.

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