miércoles, 8 de enero de 2014

Unos vienen y otros van



 Recoger los adornos navideños, devolver las figuras del belén a sus cajas, donde esperarán hasta la siguiente navidad, te hace considerar la fugacidad del tiempo. Parece que fue ayer cuando compraste las pequeñas figurillas, pero no sólo no fue ayer sino que han pasado casi dos décadas. Así es como discurre la vida: de belén en belén, de navidad en navidad, de veranos, de inviernos, del solsticios, de equinoccios en equinoccios...
Vas echando cuentas de los datos que alimentaron al 2013 que se ha despedido. Un mal año, sin paliativos, con poco margen para la esperanza.  No es el único año malo que recuerdas pero en éste la desfachatez de quienes han ocasionado, han permitido y han aprovechado el desgarrón social es absoluta. Da la impresión de que el gobierno trabaja para un país imaginario, para gentes imaginarias, para intereses concretos que no son los tuyos ni los de la gente que conoces.
El nuevo año no anuncia cambios radicales; si acaso, la situación se irá consolidando, se creará algo de empleo precario, algunos jóvenes empezarán a trabajar en condiciones miserables y así iremos convenciéndonos de que la crisis –la gran estafa- ha pasado. La mayoría nos encontraremos más pobres, peor asistidos, con menos y peores escuelas públicas, con una sanidad privatizada, con unos bancos subvencionados que no dan crédito, con una minoría enriquecida hasta la desvergüenza. Bonito panorama.
Terminas de devolver a los animalillos del belén a su aprisco de verano y en la última caja depositas el deseo que has pedido este año –para mí y para todos mis compañeros-, a saber, poder disfrutar del solsticio y del equinoccio entre seres queridos, mejor aún, si llega el caso, contemplando la sabiduría de los hermanos constructores que adivinaron la inclinación del rayo solar para que a la caída de la tarde iluminara el capitel de la Anunciación en San Juan de Ortega o la de quienes esculpieron el claustro de Santo Domingo de Silos. O algo así.
Sobre la fugacidad del tiempo saben mucho los periodistas. La primicia de hoy mañana será noticia atrasada. A la estrella de hoy le sucede mañana un astro emergente. El día de Nochebuena Elvira Lindo se despedía de su columna semanal de El País. Hoy ha venido a sustituirla una nueva firma: Leila Guerriero,periodista y escritora. En su presentación, hace una atinada descripción que vale tanto para una columna, para un blog y para la vida misma: (Escribiré) de esas cosas, o de otras y, a veces, inevitablemente, de cosas que no le importarán a nadie. Pero aquí estaré, no sé durante cuánto tiempo. Y cuando digo “aquí”, y cuando digo “no sé durante cuánto tiempo”, quiero decir aquí: en esta página, pero, también, en esta tierra. Nos pasa a todos.

6 comentarios:

  1. Bueno.
    Siempre queda el consuelo de pensar que desde aquí hasta el próximo solsticio, los días van a seguir creciendo. que el sol va a salir un ratito antes y nos va a alumbrar unos segundos más cada tarde.

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    1. Ese y otros muchos consuelos, Valentín. Sitios nuevos por conocer, libros que leer, ratos para compartir...
      Un abrazo.

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  2. Aquí y sin que nadie nos oiga te digo que me da miedo el nuevo año. Muchos meses por delante, y mucha incertidumbre.

    Besos

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  3. Hay que salir a conquistar el mundo día a día.
    Besos y buen año.

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  4. Los animalicos al aprisco veraniego, las tristezas de ayer, eso al ayer y los miedos del mañana agazapados en las hojas del calendario, lo que no saben es que vamos con ganas, que al menos al principio no nos van a pillar con los brazos bajados.

    A disfrutar de lo que no pudieron quitarnos y a pelear por lo que es nuestro aunque lo tengan ellos.

    Un beso

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    1. Me apropio de todo lo que dices y añado: que tengamos ocasión de disfrutar de la compañía de los amigos.

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