miércoles, 26 de febrero de 2014

Sebastiao Salgado, condecoraciones sacras y el debate sobre el estado de la Nación

Imaginemos por un momento que la emisora Al Jazeera nos cuenta que el rey de Marruecos ha decidido condecorar a Mahoma y nombrarle capitán general de sus ejércitos. Habría un rasgado general de vestiduras y un cierto pitorreo sobre la ignorancia del mundo musulmán en general y sobre el país magrebí en particular.

Pues no es necesario imaginar nada: ahí tenemos al ministro de Interior que, sobre estar orgulloso con su director general de la Guardia Civil cuando ordena disparar contra inmigrantes que pretenden entrar en España de manera heterodoxa, como consecuencia de lo cual han muerto al menos 15 personas, ahora decide condecorar a Nuestra Señora María Santísima del Amor con la medalla de oro al mérito policial. Distinción que se sustrae a un policía que se lo ha estado currando todo el año, sin ánimo de menospreciar a Nuestra Señora, que habrá estado ocupada en sus cosas, sin duda.
El ministro del Interior actual tiene fama de beato pero en materia de condecoraciones no ha inventado nada. La Virgen del Pilar es, además de patrona de la Hispanidad, capitana general de los Ejércitos españoles, por Real Orden de 8 de octubre de 1908. Menos mal que estamos en un Estado aconfesional.
Cosas como esas y el debate sobre el estado de la Nación te llevan a pensar que alguien se está pasando de frenada. Que el presidente del Gobierno vaya al Parlamento a explicar cómo está el país y hable de Alicia en el país de las maravillas y le aplaudan enfervorizadamente ciento y pico diputados tiene que tener una explicación que a mí se me escapa. Los cinco millones y medio de parados, la caída de los salarios, los niños que van al colegio sin comer, los desahuciados de sus casas, la sanidad y la enseñanza públicas enviadas al desguace junto con el resto de servicios sociales, los estafados por las preferentes, Blesa, la financiación ilegal del PP, Bárcenas, los supersueldos e indemnizaciones de los banqueros estafadores, la reforma laboral, la reforma de la ley del aborto, todo eso deben ser cosas de ciencia ficción, cosas que pasan en otro país, porque para Rajoy todo va bien y va a ir mejor. Qué bien.
En vista de que la realidad me parece de ficción, me voy a ver la exposición de Sebastiao Salgado en Caixaforum. Salgado es un fotógrafo que hace periodismo del bueno con su cámara.
Pero hace algo más. Nos muestra que el mundo es ancho y largo y diverso, nos enseña paisajes ignorados, horizontes que ni imaginamos. Nos habla de mujeres y hombres tan iguales y tan distintos a nosotros. De chamanes del Mato Grosso, por ejemplo, en ese país que está organizando el campeonato mundial de futbol.
Las fotos de Salgado nos vacunan contra el nacionalismo excluyente –todos los nacionalismos son excluyentes, por definición- contra el egoísmo, contra la ceguera. Contra la estupidez.
Si tienes ocasión, no te la pierdas. No te explica el discurso de Rajoy pero tampoco te pone de mala leche.

3 comentarios:

  1. Menudo montón de mierda de país...

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  2. Soy un enamorado de la fotografía de Sebastiao Salgado. Tiene una serie de fotos realizadas en las Minas de Gerais (Brasil) que son magníficas, donde se ve y se toca el esfuerzo, el dolor y la dureza de ese trabajo y de las condiciones en las que se ejecuta.

    Saludos

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  3. Muy bien definido, alguien se está pasando de frenada, o todo lo contrario, van embalados sin mirar nada. Tan surrealista todo, que no nos diferenciamos en nada de esa república bananera donde sus dirigentes salen en chandal de colores a decir que les hablan los pajaritos...

    Habrá que emborracharse de arte para soportarlo, tienes razón.

    Besos

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