jueves, 20 de septiembre de 2012

Belén Landáburu


La actualidad trae al presente nombres que, en ocasiones, evocan la memoria del pasado. En el telediario de hoy, a propósito del sumario sobre los bebés desaparecidos y dados en adopción de manera irregular, aparece una mujer mayor, repeinada y arreglada, que identifican como Belén Landáburu. La persona te resulta totalmente desconocida, no así el nombre. Landáburu, Landáburu, haces memoria. ¿De qué te suena? ¡Ya!.

Burgalesa, adscrita al ala “social” del falangismo, Belén Landáburu fue procuradora en Cortes en las postrimerías del franquismo. Miembro de la Asociación Española de Mujeres Juristas, (presidida entonces o después por la incansable María Telo, que intervendría luego en la modificación del Código Civil) su participación fue decisiva para que se rebajara la mayoría de edad legal de las mujeres de los 25 a 21 años, equiparándola al hombre. Corría el año 1972, hace apenas 40 años.  

En la transición, Belén Landáburu adquirió cierto renombre en los medios conservadores y en la primera legislatura constitucional fue designada senadora por el rey, haciendo uso de un privilegio que desapareció una vez aprobada la Constitución de 1978.

Landáburu fue, pues, una de las veintisiete mujeres, a las que hace unos meses la directora Oliva Acosta les dedicó un documental: Las Constituyentes. Porque si es verdad que la Constitución tuvo padres, no es menos verdad que también tuvo madres.


Vuelves a mirar la pantalla pero no logras identificar en la anciana repulida que ves a la abogada a la que entrevistaste hace tantos, tantos años.

La historia de los niños robados es algo impensable en un país con las mínimas garantías legales, consecuencia, quizá, de la impunidad que han disfrutado las personas próximas a la iglesia católica en el franquismo, antes del franquismo y después del franquismo. Pero hay algo, no sabrías decir qué, que no acaba de casar con la trayectoria de Belén Landáburu a quién las mujeres de tu generación y de otras anteriores le deben dos años de mayoría de edad y una mínima autonomía cuando aún era preciso el permiso paterno o marital para abrir una cuenta bancaria o para viajar al extranjero. 

4 comentarios:

  1. Tomo nota de la inmensidad de mi ignorancia, gracias por ayudar a corregir estos olvidos que provocados o no han convertido la presencia de las mujeres en una nebulosa gris, apenas despistada por algún recuerdo de peinados imposibles.

    Besos

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  2. Creo que hay una lucha independiente a la de las derechas, las izquierdas, o los de arriba y los de abajo. Es la de las mujeres para las mujeres ¿o no?

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