lunes, 16 de noviembre de 2015

Premios Mujeres Progresistas

La del 13 de noviembre había sido una tarde feliz: habían premiado a una amiga muy querida, me había reencontrado con otras, había charlado con Sol Gallego-Díaz, una periodista a la que admiro, había escuchado propuestas interesantes, una tarde completa.
La Federación de Mujeres Progresistas entregaba ese día sus premios, un reconocimiento anual a personas y entidades que se destacan en la construcción de un mundo más justo y equilibrado, y entre las premiadas, en la categoría Nuestras mujeres, estaba Leonisa Ull, que fue la primera alcaldesa de mi pueblo y abrió camino a las mujeres en muchas otras veredas. Si hay un reconocimiento merecido, ese es el que se haga a Ull, una vida dedicada a la docencia, a la política y a mejorar el mundo que recibió y de la que hablaré en otra ocasión. Como lo creo así, estaba feliz por ella y por todas las mujeres a las que ha ayudado.
La FMP concedió una mención especial al centro de Madrid de la empresa PSA Peugeot Citroën por su política de integración y conciliación; un premio en la categoría nacional al Máster y Doctorado de Estudios Interdisciplinares de Género de la Universidad de Salamanca; otro, en la categoría Cultura-Medios, a Sol Gallego-Díaz y un último premio Hombre Progresista a Federico Mayor Zaragoza.
La Federación de Mujeres Progresistas es una organización feminista creada bajo la inspiración del espíritu socialista a finales de los años 80 y actualmente está presidida por Yolanda Besteiro, sobrina de Julián Besteiro.
La presidenta recordó que el feminismo es un movimiento liberalizador: salir a la calle, conducir, votar, abrir una cuenta, son conquistas del feminismo. Lamentó que desde algunos sectores se invoque la libertad de las mujeres para tapar la precariedad laborar al decir que prefieren quedarse en casa. O se atribuya a la mujer lo que no es sino carencias: culpabilizamos a la víctima porque no denuncia en vez de culpar al compañero que la maltrata y la mata. Hay mucho que celebrar pero mucho por hacer; vamos despacio pero vamos lejos, concluyó, en la presentación de los premios.
Carmen Montón, secretaria general de Igualdad del PSOE, se preguntó qué les pasa a los hombres, que la mayoría no considera que la violencia machista va con ellos mientras que las mujeres nos sentimos concernidas por cada muerta. Ella fue la encargada de entregar el premio a Soledad Gallego-Díaz.
La periodista declaró que a lo largo de su vida había intentado pelear por lo que merecía la pena, convencida de que todo lo que puede ir a peor va a peor, salvo que se haga lo necesario para que no vaya, y recordó que lo que se ha conseguido en materia de derechos es porque se ha peleado. Reclamó la necesidad de que se pierda el miedo a la palabra feminismo porque ha sido esencial para llegar donde estamos. Constató que las mujeres están sufriendo la crisis más que los hombres. Es injusto que las mujeres tengan que defender derechos elementales como igualdad de salario; para luchar por los derechos de la mujer no debería ser necesario ser mujer, debería bastar con creer en los derechos humanos, finalizó.
Federico Mayor Zaragoza, que había sido presentado como un hombre cómplice de las mujeres, pronunció un hermoso discurso acerca de la necesidad de levantar la voz ante las injusticias cotidianas. No puede ser que hoy morirán 20.000 personas de hambre mientras se habrán invertido 3.000 millones en armas. Recordó el “Nosotros, los pueblos” de la introducción de la Carta de las Naciones Unidas, que nos convierte en ciudadanos del mundo. En poco tiempo tendremos que ser los pueblos quienes digamos basta al punto de no retorno en que estamos llevando al mundo, poniendo en peligro el legado de las generaciones futuras. Hay que aprender no solo el diagnóstico sino actuar a tiempo. Tendremos que levantar la voz. Nosotros, los pueblos, queremos otra forma de actuar, con las mujeres, compañeras de un mismo sueño compartido.
Había sido una tarde feliz. Nos habíamos reído, nos habíamos abrazado, con los viejos amigos, habíamos comprado lotería de la FMP con un número que por sí sólo es signo de fortuna: 11031. El 1 de octubre de 1931, fecha de la aprobación en las Cortes el voto femenino. Nos costó despedirnos y abandonar la Fundación Julián Besteiro, donde se había celebrado el acto.
Llegamos a casa pasadas las 21,30. Hace 23 años, que también era viernes, estábamos cenando con Nani D'aolio y otros amigos cuando nos dieron la noticia de que habían matado a Lucrecia Pérez. No habíamos terminado de cenar cuando twitter empieza a chorrear noticias de París. Son instantes de desaliento pero yo quiero recordar las palabras, el ejemplo, la lucha conjunta de tantas personas de buena voluntad a la hora de conjurar los malos augurios, de alejar el derramamiento de sangre. Nosotros, los pueblos, tenemos que decir basta.

2 comentarios:

  1. Cualquier movimiento que beneficie y movilice a la mujer a activarse en pro de la sociedad y de la propia mujer es muy bien recibido por una gran parte de los hombre y mujeres que aquí vivimos. Desgraciadamente no son las que salen en televisión, aquí falla el sistema y ya se sabe lo que se dice de la tele, si no sales no existes, por ello, esas mujeres que salen en determinados programas (Tele 5 por ejemplo), o esas políticas de la derecha rancia, algunas también de la mal llamada izquierda, estropean todo lo bueno que aquellas mujeres hacen. Las mujeres, desgraciadamente, tenéis al mayor enemigo entre vosotras mismas.

    Un saludo

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  2. Gracias por el remanso de paz, de lucha y de reconocimiento, es dificil comprender cómo de repente todo se quiebra, pero hay que poder rescatar lo bueno, es lo que nos alimenta.
    Sobre qué está pasando contra el feminismo, creo que necesitamso más espacio y seguro que tú lo cuentas mejor.
    Un abrazo

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