En Mala Strana parece haberse parado el tiempo. En este Barrio Pequeño –que ese es el significado de Mala Strana- que se recuesta en la colina del Castillo, en la orilla izquierda del Moldava, su tejido urbano es el mismo desde el siglo XVIII, con sus palacios barrocos y sus casas blasonadas.
El eje de Mala Strana gira en torno a la plaza del mismo nombre, fundada en 1257, que se extiende a la sombra de la iglesia de San Nicolás, una construcción imponente. Inicialmente, este espacio fue ocupado por un mercado, pero a lo largo del tiempo aquí tuvieron su sitio una horca y una picota. Frente a San Nicolás se levanta el palacio Lichtenstein y la columna de la Santísima Trinidad, que recuerda el final de la peste de 1713. El perímetro de la plaza está orlado de restaurantes, bares y cafetines, cada uno con su propia historia y tradición. Resulta difícil encontrar lugar en cualquier de ellos, pues éste es punto de peregrinación de todo turista –incluso viajero- que se precie.

Otro de los lugares de peregrinación de Mala Strana es la iglesia de Nuestra Señora de la Victoria, en la calle Karmelitska, donde se guarda el Niño Jesús de Praga, tenido por muy milagroso e históricamente vinculado a una familia española.
Museo de Arte Moderno de Kampa
Desde aquí se puede acceder a la isla de Kampa, un parque separado de Mala Strana por el llamado arroyo del Diablo. La zona de esta isla artificial más próxima al puente de Carlos fue famosa por sus mercados de alfarería. Pasear por los jardines y parques de la isla de Kampa, recorrer su museo de Arte Moderno, sentarse en un bar de la orilla del río teniendo a la vista la fachada fluvial de la ciudad vieja es un placer que alivia el cansancio de tanto trajín.
La isla fue totalmente anegada durante las inundaciones del año 2002 y aunque se ha hecho un esfuerzo enorme por recuperar los daños ocasionados, en algunas instalaciones aún se aprecian sus efectos.
El parque de Petrín se encuentra al oeste de Mala Strana. Sus 318 metros de altura hacen de él un magnífico mirador desde el que se contempla toda la ciudad. Se puede acceder a la cumbre siguiendo sus senderos serpenteantes, protegidos por árboles y abundante follaje, o bien mediante un funicular que recorre el mismo trayecto en línea recta y en pocos minutos. Nosotros optamos por este medio y nos alegramos de la decisión.
Observatorio de Stefanik |
Una parte del parque está atravesado por la muralla construida por orden de Carlos IV entre 1360 y 1362, de la que se conservan 1.200 metros. Se cree que toma el nombre del hecho de que el rey encargara su construcción para dar ocupación a los pobres durante una hambruna.

La arteria que comunica la Plaza de Mala Strana con el Castillo, Nerudova, toma el nombre de este escritor, en homenaje al cual adoptó su identidad literaria el escritor Pablo Neruda, cuyo nombre real era Ricardo Neftalí Reyes Basoalto. Jan Neruda, figura destacada del realismo checo, merecería calle en cualquier lugar de Praga pero muy especialmente en este barrio si se tiene en cuenta que su obra más conocida fueron los “Cuentos de Mala Strana”. Ciertamente, hay un algo en el barrio que compagina bien con estos relatos, que hace verosímil cualquier sucedido.
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